Normativa de olores
Vecinos manifiestan su preocupación por su calidad de vida, ante el inminente funcionamiento de una planta de tratamiento de aguas servidas a pasos de sus viviendas. Esto genera la necesidad de abordar los efectos que este tipo de plantas genera en la salud de las familias.
Lo primero es saber que el trabajo de este tipo de plantas es eliminar el material dañino o patógeno de las aguas servidas. A estos lugares llega el agua a través de una red de cañerías, normalmente no hay camiones, a menos que sea transporte que saca material de fosas sépticas.
Al recibir los residuos, se separan en una fase líquida -eliminando la patogenicidad-, y se extrae el material sólido. Este último se acumula, se seca y eso es lo que se carga en los camiones para llevar a vertederos y en algunos casos -dependiendo el tratamiento-, para fertilizar terrenos, según lo permita la norma.
La pregunta es ¿cómo este proceso afecta a las personas que viven cerca? Lo primero es indicar que si la planta está bien trabajada, no habría un daño directo en cuanto a salud. Por esto es tal la importancia de que estas empresas cuenten con personas especializadas, que lleven un control y que fiscalicen. Sin embargo, la calidad de vida sí se afecta. Sin duda esto atraerá vectores infecciosos como moscas, zancudos, ratones.
Además, hay que considerar que en toda planta habrá momentos de saturación. La mayoría de este tipo de plantas utiliza sistemas bacterianos que funcionan con equilibrios muy delicados. Cuando la carga orgánica aumenta o aparecen en el agua ciertas sustancias industriales no permitidas en las aguas servidas, las bacterias mueren o bajan su actividad, provocando picos de olor y baja en la calidad del tratamiento. Básicamente, si la planta pierde su equilibrio. Actualmente, las autoridades están trabajando en una normativa de olores, que se sume a las existentes sobre contaminación, residuos orgánicos, sólidos, líquidos, etc. Avanzar normativamente en este tema se hace muy importante, si queremos mantener equilibrios ambientales y de calidad de vida de las personas.
Dr. Sergio Cárdenas Investigador UCEN
Trabajadores ambulantes
Con el corazón en la mano, contrario a la opinión de muchos, soy de opinión de autorizar el uso ordenado de la vía pública por los comerciantes ambulantes que sean artesanos y personas de escasos recursos, como los migrantes, que no tienen otra forma de obtener algún ingreso para su familia... ¡No olvidemos que son seres humanos igual que nosotros!.
Carlos Eloi Zúñiga Ojeda carloseloy.valdivia@gmail.com
Una acción, no un lugar
Con la lenta recuperación de una cierta "normalidad" los líderes laborales deban decidir si llevar progresivamente a los colaboradores a la oficina, permitir que se queden en casa, o adoptar un nuevo modelo híbrido.
La vida en pandemia ha demostrado lo obsoleto de la antigua directriz de que los trabajadores rinden mejor donde puedan ser vistos por su jefatura. Por el contrario, la economía se mantuvo en pie precisamente por la enorme capacidad de resiliencia y de adaptación de miles que debieron regresar a casa a laborar.
Generar mejores comunidades laborales no debe implicar condicionar el lugar donde se trabaja. Y como el trabajo es una acción y no un lugar, el foco debe ponerse en que los colaboradores desarrollen competencias necesarias para una labor exitosa, como autogestión, autonomía, flexibilidad, comunicación efectiva, orientación al resultado, liderazgo de equipos virtuales y resiliencia.
Una lección que hemos aprendido en la pandemia es que el lugar de trabajo, cualquiera sea, debe ajustarse a las necesidades de cada organización. Pero también que la flexibilidad y la mejora de la experiencia del colaborador representarán una de las principales ventajas competitivas para atraer y comprometer al talento en el futuro de las comunidades laborales.
Natalia Jiménez
La libertad
En una columna, Carlos Peña señala que Boric enfatiza en demasía lo colectivo sobre la libertad. En su argumentación, despliega la idea que la sociabilidad humana está en contradicción con la iniciativa de los individuos, y ello coarta el impulso emprendedor.
Por otro lado, Rousseau, en el Contrato Social, sostiene que el hombre en el estado civil sustituye el instinto por la justicia, dando a sus acciones la moralidad que les faltaba antes. Esto es posible porque se establecen normas de conductas que nacen de la racionalidad y que los seres humanos nos comprometemos a respetar. Lo que pierde al reprimir los instintos lo gana en libertad.
Ahora, si el rector Peña piensa que el colectivismo, es que el Estado garantice derechos fundamentales. Aristóteles decía que para tener buena vida deben existir condiciones materiales dignas y asigna a la política la tarea de generar esas condiciones.
Hoy, la mayoría de las personas son esclavas de las condiciones de vida impuestas por el modelo económico ¿Qué les queda? asociarse con otros y avanzar a una sociedad de derechos para que su libertad se pueda desarrollar.
Daniel Gerter hectord.gerterjara.italia@daemvaldivia.cl