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ENTREVISTA. luis jara sánchez, fundador de la Feria Persa:

"Quiero mucho a Valdivia, siempre estaré agradecido de esta ciudad..."

ESFUERZO. A los 93 años continúa trabajando en su local, el N° 34 de la popular Feria Persa.
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Juan Carlos Hernández G.

Comenzó a trabajar antes de los 10 años de edad para ayudar a su familia, en Santiago. Vivió cinco años en Buenos Aires (Argentina), conoció el Calle Calle en 1961 y desde 1963 se fue transformando en un valdiviano más, primero en el mundo del comercio ambulante y desde 1986 en la Feria Persa, en plena calle Yungay, a un costado del Mercado Municipal. Hoy, a los 93 años de edad, Luis Alberto Jara Sánchez continúa trabajando en su pequeño local: el puesto 34. Su realidad es la de tantos adultos mayores que deben continuar en el mundo laboral, porque sus pensiones no les alcanzan para subsistir. De hecho, el aporte que Don Luis recibe de parte del estado corresponde a una pensión básica solidaria.

En su local de comercio detallista, Don Luis comenzó vendiendo artesanía, siguió con chalas y zapatos, pero la irrupción de las tarjetas de crédito lo obligó a cambiar de rubro. Hoy, una variedad que incluye bananos, carteras, cinturones, paraguas, gafas, bolsos y variados artículos de cuero conforman la base de su oferta. "Vendo lo que la gente necesita y vendo barato, especialmente artículos de cuero y que no están en otro lado", asegura. Regularmente, trabaja de lunes a sábado entre 11 y 18 horas, aunque en los últimos años su estado de salud ha sufrido un deterioro. Una artrosis lo complica y le impide trabajar todos los días.

No puede evitar emocionarse cuando recuerda el largo camino recorrido y es un eterno agradecido de sus colegas de la Feria Persa, de su puesto de trabajo, de Valdivia y de sus clientes. "Hace un tiempo pasó a comprar un caballero, un turista que me dijo que era cliente mío. Pero, yo no lo recordaba. Entonces, me dijo que hace 20 años me había comprado un cinturón de cuero y por eso pasaba ahora, para comprarse uno nuevo, porque el otro le salió muy bueno", recuerda.

¿Cuándo y cómo empezó su relación con Valdivia?

-Yo estaba en Buenos Aires, donde trabajé como cortador de cuero en la fábrica Mingo. Estuve cinco años, pero me fue mal. Por eso, cuando veo a los migrantes, me acuerdo que también fui migrante y no lo pasé bien, sufrí bastante. Fui para ganarme la vida y volví más apretado que la mona. Vine a conocer Valdivia en 1961, después del terremoto y me gustó la ciudad, aunque estaba destruída. Y en 1963 empecé a viajar y a dedicarme al comercio.

¿Cómo fueron esos primeros años?

-En mi casa de Santiago fabricaba zapatos y viajaba a venderlos a Valdivia. Llegaba los sábados a trabajar en la feria libre de Pedro Montt, el lunes o martes trabajaba en la calle, vendía lo que me quedaba y me iba a fabricar, para volver el próximo viernes y llegar el sábado. Hasta que un día, mi madre, mi esposa y mis dos hermanas me dijeron que en vez de sacrificarme tanto, mejor compre y viaje a vender. Les hice caso y después me vine a vivir acá.

Ud. es uno de los fundadores de la Feria Persa...

-Era 1986, cuando el alcalde Eduardo Schild, presionado por el comercio establecido, quiso sacar a los ambulantes de la calle. Yo era presidente de la agrupación y él se comprometió a construir estos locales aquí en calle Yungay. Desde entonces estamos acá. En la calle éramos unos 20 y acá tuvimos que postular. Fueron 66 locales y llegaron cerca de 300 postulantes. Mi puesto es el N° 34.

Recién cumplió 93 años. ¿Hasta cuándo piensa trabajar?

-Estoy esperando que una hija venda la casa donde estoy viviendo. Después me iré de regreso a Santiago. Allá está toda mi familia.

¿Cómo ha sido el trabajo durante la pandemia?

-Durante mucho tiempo no trabajamos, volví hace solo un par de meses. Pero recibí ayuda de mis hijas y nietos.

¿Qué significa Valdivia para Ud.?

-La quiero mucho y siempre estaré agradecido de ella. Por eso también he estado en varias organizaciones, porque he querido cooperar a que tire para arriba. Además de dirigente de la Feria Persa he trabajado en juntas de vecinos y he ayudado a deportistas. En Valdivia me he ganado la vida y he podido ayudar a mis netos, para que sean profesionales. Quiero mucho a esta ciudad.

"En la calle éramos 20 y acá tuvimos que postular. Fueron 66 locales y llegaron cerca de 300 postulantes..."

Luis Jara Sánchez, Comerciante

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comerciante

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Desde 1963 Luis Alberto Jara Sánchez nació en Temuco, el 8 de noviembre de 1928 y fue uno de los tres hijos del matrimonio formado por Víctor Manuel Jara y Ema Sánchez. Cuando tenía 10 años, la familia emigró a Santiago. Estudió solamente hasta sexto año de preparatoria y luego tuvo que entrar al mundo del trabajo, para ayudar en casa. De joven, vivió durante cinco años en Buenos Aires (Argentina), a donde marchó en búsqueda de mejores horizontes laborales. Post terremoto de 1960, conoció Valdivia en 1961 y desde 1963 viajó de manera constante hacia la Perla del Sur, donde terminó radicándose para dedicarse al rubro del comercio. Es uno de los fundadores de la Feria Persa de Valdivia y es director de la Cámara de Comercio Detallista. Está separado, tiene dos hijas (Mónica y Ana), tres nietos y dos bisnietas. Su compañera de vida es Aldelia Vial.

Capacidad cognitiva en la tercera edad

Anny CatalánJefa de carrera Ed. Diferencial UST
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No se puede desconocer que las personas de la tercera edad sufren un deterioro cognitivo que, sin lugar a dudas, repercute en su calidad de vida, siendo la atención y la memoria las que se ven más disminuidas.

No obstante, gracias a la plasticidad del cerebro humano, este deterioro puede no sólo detenerse, sino también retroceder, siempre que se empleen las técnicas adecuadas basándonos en el conocimiento de cómo se produce este deterioro.

Si nos abocamos a la capacidad de atención, podemos decir que es la capacidad que permite a cada sujeto seleccionar aspectos de la realidad para analizarlos con más detalle siendo sus elementos principales, la selección, el control y la vigilancia sostenida que nos permite seguir cada uno de los pasos de una tarea a través del tiempo hasta concluirla con éxito.

Diversos estudios han demostrado que, aunque en algunas tareas de selección, el adulto mayor es igual de eficiente que el adulto joven; hay otras muchas tareas o aspectos en las que la diferencia es muy evidente, apareciendo deficiencias, siendo la principal manifestación la velocidad. Pero lo más importante es no olvidar que todas las habilidades cognitivas pueden ser entrenadas.

Esto se hace mediante programas integrales que contemplan una labor sistémica de la atención selectiva, sostenida y dividida, la memoria, la percepción y el lenguaje.

Entonces es pertinente aseverar que en una sociedad chilena que avanza a convertirse en una sociedad de adultos mayores, debemos preocuparnos no solo de cuidar los aspectos de salud física de las personas mayores, sino que esta atención debe ser integral, donde el tema cognitivo sea considerado en su real importancia para asegurar a los adultos mayores una plena autonomía e inclusión permanente en el contexto social.