No Violencia contra mujeres
Un día 25 de noviembre del año 1960, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, de nacionalidad dominicana, fueron impunemente asesinadas bajo la dictadura de Rafael Trujillo. Este hecho, ocurrido hace 61 años, se asocia a violencia de género por cuanto las hermanas Mirabal, ya habiendo sido perseguidas, torturadas y encarceladas junto a sus cónyuges, fueron asesinadas indiscriminadamente por su condición de mujeres, mientras sus parejas permanecieron recluidas.
La convocatoria de conmemoración 25N se inició en 1981 por el movimiento feminista latinoamericano. Luego la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución 54/134 del año 1999), definió la violencia contra la mujer como "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino, que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada".
Junto con ello, esta misiva de Naciones Unidas insta a que los gobiernos, organizaciones nacionales e internacionales, centros de estudio y universidades, convoquen la realización de actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la violencia contra las mujeres. Surge entonces el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, oportunidad que nos convoca a reforzar esfuerzos y sumarnos al anhelo de la agenda 2030 para el desarrollo sustentable, esto es, "Eliminación de todo tipo de violencia contras las mujeres".
María Claudia Ormazabal A Dir.P. Género y Equidad UTEM
Cuestión de salud pública
Según datos de la OMS, 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida y la mayoría de las veces el agresor/a es la pareja.
Lamentablemente, durante estos casi dos años de pandemia, la prevalencia de casos de violencia de género ha aumentado y han puesto a las mujeres en un escenario de desigualdad importante.
Esta violencia de género va más allá de los golpes, malas palabras o la agresión sexual, muchas veces está "disfrazada" y las mujeres no siempre son capaces de verla. Es aquí donde el rol de los profesionales de salud cobra relevancia, en especial de los matrones y matronas. Tenemos el deber de educar a las mujeres, orientar, informar y esclarecer sus dudas en estas temáticas, así como también prestar atención a la población mas vulnerable. Las secuelas de esta pandemia y de la violencia afectan distintas áreas y no solo a la mujer, sino que, a sus hijos, hijas y a la sociedad entera. Por ello es urgente visibilizar este tema, tarea a la que matrones y matronas estamos llamados.
Jacqueline Sepúlveda Gotterbar Académica de Obstetricia USS
Una invitación
No deja de ser triste que tenga que existir un Día para visualizar, reflexionar y tomar conciencia de un hecho o práctica tan denigrante que existe en nuestra sociedad, como la violencia contra la mujer. Con mayor razón cuando se da en un país en el que habría una mayoría que profesa la fe cristiana.
Las causas de esta violencia surgen de injusticias, desigualdades, inequidades, maltrato y atropellos a la dignidad de la mujer.
Esto se da dentro de una sociedad patriarcal que propicia estos comportamientos culturales, construyendo roles y funciones de acuerdo con su forma de ver las relaciones e ignorando la libertad con que hombres y mujeres nacimos.
La violencia contra la mujer en sus múltiples manifestaciones tiene que ver con el lugar/rol que históricamente se le ha asignado en esta sociedad y a su vez con el machismo que propicia una manera de relacionarse donde el hombre actúa como subordinador frente a una subordinada que es la mujer.
La esperanza es que al ser actitudes promovidas o construidas para un determinado modelo, sí se pueden cambiar. Las mujeres hemos ido adquiriendo gran conciencia de nuestro lugar en la sociedad desde la misma dignidad que nos otorgó el Creador y aún con mayor razón si creemos en el modelo de Jesús que no tuvo en su ejemplo ningún rasgo que afirmara lo contrario.
En tiempos de Sinodalidad, sin duda que este es un desafío de la Iglesia estructurada jerárquicamente. La presencia y participación de la mujer en la Iglesia es indiscutible, prueba de ello es que se la está considerando en algunos puestos de decisión y de mayor relevancia. Sin embargo, se necesita una mayor y profunda reflexión para la comprensión de su igual dignidad y derechos que nos lleven a una nueva relación con el hombre.
Nosotras las mujeres convocamos a nuestros compañeros hombres a revisar su masculinidad y su modo de relacionarse, instándoles a deconstruir todo aquello que no es digno de su condición de Hijo de Dios: Les invitamos a preguntarse ¿Cómo estoy siendo hombre hoy? ¿Mis actitudes reflejan al Cristo-Hombre del Evangelio?
Les animamos a un diálogo conjunto en pro de una sociedad libre de violencia que abrace la paz y construya la justicia. "…la paz es fruto de la justicia" (Isaías 32, 17).
Pastoral de la Mujer Diócesis de Valdivia