Sí, soy amarillo
Estando aún en estado de gracia -otra vez la Cato campeona- me parece necesario dar gracias, por el Tetra, y reiterar una profesión de fe: soy amarillo (actualmente, facho pobre).
Creo en el Estado de Derecho, porque este es el escudo de los débiles frente a los que abusan, sea cuando éstos se coluden o se transforman en una jauría (orkos, para los seguidores de Tolkien).
Creo en que los derechos de las personas son inherentes a su naturaleza y superiores a la voluntad del Estado, por muy mayoritaria que esta sea. Son, además, el producto de un proceso de más de doscientos años, que ha dado origen a un acervo que debemos cuidar e incrementar responsablemente.
Creo en que la única democracia posible es la democracia liberal o representativa. Mecanismos como el plebiscito y la revocación, entre otros, la debilitan y desfiguran, transformándola en autocracia. El ejemplo de Venezuela, modelo que el PC chileno busca copiar, es claro y tristemente célebre y ha dado origen a un nuevo término: "narcocleptocracia".
Creo que nuestro país es una Nación siempre en construcción, donde siempre habrá cosas que conservar y cosas que cambiar. Nuestra historia no empezó ayer, ni hace dos años, ni hace treinta. Tampoco en 1973. Es por eso que los cambios que tenemos que hacer deben ser la consecuencia de grandes acuerdos, de acuerdos supra mayoritarios, como se dice ahora. Sólo así será posible sostenerlos en el tiempo, sin intentar cambiarlo todo cada cuatro años, como venimos haciéndolo desde el 2006.
Sí, soy amarillo. Orgullosamente amarillo.
Jorge Vives Dibarrart jevivesd@gmail.com
Libertad de enseñanza
Comparando la última versión de los programas educacionales de ambos candidatos presidenciales, se identifican profundas diferencias. El programa de Kast se enfoca en las políticas educativas si queremos proteger la libertad de enseñanza, la cual corresponde a un derecho fundamental consagrado en diversos tratados internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, por nombrar algunos. Esta libertad fundamental está compuesta por dos derechos esenciales: el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos según sus propias creencias y valores y el derecho de los particulares (como fundaciones y corporaciones educativas sin fines de lucro) a abrir y establecer proyectos educativos diversos de acuerdo a la normativa y requisitos establecidos por el Estado.
Respecto a este último, deja en claro la obligación que tiene el Estado de financiar adecuadamente los proyectos educativos de la sociedad civil y asegurar un trato igualitario con la oferta educativa estatal. Esto es especialmente relevante en tiempos en que se ha relativizado el derecho de los padres a escoger libremente cómo y dónde educar a sus hijos (es cosa de ver lo que ocurre en la Convención Constitucional) y la importancia de la educación particular subvencionada.
En cambio, en el programa del candidato Boric, no he visto la palabra "libertad" ni una sola vez, dándose una desmedida preponderancia al Estado en desmedro de los particulares en la provisión de educación pública. Esto demuestra, a mi juicio, un preocupante desprecio hacia una libertad esencial para una sociedad libre, diversa y pluralista.
Tomás Mandiola Ex seremi de Educación
Algo en común
¿Tienen algo en común los programas económicos de los candidatos Boric y Kast? Sí. En varios aspectos.
Ambos son, en su corazón, marcadamente nostálgicos. En el caso de Gabriel Boric, la nostalgia es por el Chile de los años 40, donde el Estado, a través de los planes de industrialización liderados por la Corfo, tenía un rol central en la conducción de la actividad económica y definía los sectores estratégicos en los cuales se concentraba la inversión. En el caso de José Antonio Kast, la nostalgia económica nos lleva a un tiempo distinto, al Chile de mediados de los ochenta, donde el Estado privatizaba las empresas públicas y la tasa de impuesto de primera categoría era de un 10%.
Ninguno parece considerar el impacto de la situación fiscal sobre sus propuestas en el corto plazo. A quien resulte ganador de la elección, sin duda "se le aparecerá marzo". Una economía con cuentas fiscales deterioradas, con la amenaza de la inflación y donde el efecto reactivador del IFE Universal y los retiros estará próximo a agotarse.
Un tercer elemento en común: observando la composición del Congreso, parece imposible que los cambios tributarios que proponen Boric y Kast tengan viabilidad legislativa. Esto tiene consecuencias para ambos programas. En el caso de Boric, sin una reforma tributaria de gran alcance el financiamiento de muchas promesas de campaña resulta definitivamente imposible. En el caso de Kast, la promesa de mayor crecimiento vía rebajas de impuestos se termina de desvanecer. Ambos candidatos, por lo tanto, deberán repensar sus programas y ser muchos más precisos.
Gonzalo Islas Decano Ing. y Negocios UDlLA