La tarea de cuidar la democracia
El compromiso expresado por el Presidente electo es también una responsabilidad comunitaria, que se debe honrar cada día. El resguardo de la institucionalidad implica también estabilidad para un desarrollo armónico y más equitativo de todo el territorio nacional.
Cuidar la democracia todos los días. Ese fue uno de los compromisos que el Presidente electo Gabriel Boric manifestó durante su discurso de celebración el domingo por la noche y que reiteró luego de reunirse con el Presidente Sebastián Piñera, ayer en La Moneda. Y esas palabras son muy importantes para Chile, en general, y para las regiones en particular, porque el resguardo de la institucionalidad al cual se alude implica también estabilidad para un desarrollo armónico y más igualitario entre todos los territorios del país.
Desde Los Ríos ese anhelo de equidad descentralizadora se ha mantenido con fuerza desde hace más de treinta años y estuvo presente en las bajadas locales de las campañas de ambos candidatos, quienes incluyeron en sus programas la promesa de más facultades para tomar decisiones locales de largo plazo. Sin dudas hay expectativas para que eso se cumpla, considerando las particularidades de cada lugar y comprendiendo que el centralismo se replica en diversos niveles de la administración nacional.
Pero, más allá de un modelo de gobierno, la invitación del nuevo Mandatario es al respeto de la tradición republicana, que se traduce, entre otros aspectos, en el vínculo entre las personas, la estabilidad, el bienestar en amplio concepto, la seguridad y la mantención del Estado de Derecho. Este punto es particularmente importante para toda la zona centro sur de Chile, que se sintió más identificada con el discurso de José Antonio Kast en esta materia. No olvidemos que desde Maule hasta La Araucanía se impuso el candidato del Frente Social Cristiano y que en Los Ríos fue mayoría en nueve de las doce comunas. Hay, en ese electorado, una realidad que también necesita ser visibilizada y que, claramente, el nuevo gobierno podrá atender, en la medida que se acerquen voluntades.
Todo lo anterior no es una tarea fácil, ni que competa solamente a las autoridades. Es también responsabilidad comunitaria; una que desafía a la tolerancia, colaboración aunque se piense distinto, búsqueda de acuerdos, valoración del otro en su diversidad y término de las descalificaciones o discursos que caricaturizan y separan; algo de lo cual se ha tenido demasiado en las últimas semanas. Ya lo dijo Gabriel Boric: cuidar la democracia es un esfuerzo colectivo y diario.