Más peatones en calles valdivianas
Cerrar la Avenida Arturo Prat, crear el Paseo Letelier, reducir tránsito, son buenas ideas para una ciudad más caminable. Sin embargo, se debe planificar. Los vehículos que no pueden ir a una calle, van a otras y la congestión y el ruido se trasladan a otros sitios; no desaparecen...
La decisión de la Municipalidad de Valdivia de cerrar la Costanera los domingos y convertirla en un espacio para la actividad física y recreativa, sin duda es una buena noticia, que releva la importancia social y urbana de ese paseo, multiplicando las posibilidades para que tanto residentes como visitantes lo puedan disfrutar de manera tranquila. Las imágenes del público utilizando el espacio, a pesar de la lluvia, captadas el reciente fin de semana, avalan esa afirmación. También permiten recordar los beneficios que conllevan -en general- las propuestas de peatonalización urbana: menos contaminación, más oportunidades para el comercio, seguridad vial y suma a la calidad de vida.
Esos son algunos de los argumentos que estuvieron en la base de transformación del Paseo Libertad hace más de 20 años (antes era una calle más del centro) y también en las ideas de reducir el tránsito vehicular en las primeras cuadras de Avenida Picarte desde la Plaza de la República, surgidas desde Activa Valdivia; incluso en el uso actual -polémico incluso- de la calle Letelier para los food trucks. Todo, bajo el sueño de una "ciudad caminable" y más amigable.
Claramente este tipo de iniciativas son importantes y de beneficio en el largo aliento; sin embargo, en el plazo inmediato generan externalidades que es preciso manejar, para que la tranquilidad en un espacio no se transforme en congestión de tránsito y ruido en otros.
Los vehículos motorizados impedidos de pasar por un lugar no se desaparecen; se van hacia otras calles y multiplican tacos, afectando también al transporte público de pasajeros, que se hace más lento. Y esas molestias que llegan a terceros dañan la imagen de una buena idea. Por ello, es importante comunicar adecuadamente las decisiones, planificar las alternativas y fiscalizar, en especial en materia de estacionamientos. Junto con ello, es necesario educar para incentivar otras formas de movilidad. No olvidemos que en la región hay 2,8 unidades de vehículos motorizados cada 10 habitantes; más del doble que hace diez años, cuando esa proporción era de 1,3 (ine.cl).
En todo lo anterior autoridades y comunidad pueden contribuir, pues los beneficios son varios. La excelente acogida a la Costanera Activa, bien lo prueba.