Italia llora a Mónica Vitti, diva del cine y reina de la comedia
LUTO. La actriz conocida como musa de Michelangelo Antonioni tenía 90 años.
Efe
La actriz italiana Monica Vitti, conocida por sus papeles cómicos y musa de grandes directores como Mario Monicelli y Michelangelo Antonioni, falleció ayer en Roma a los 90 años.
Vitti fue una de las actrices más queridas de Italia, con decenas de películas para cine y televisión en las que pasó de la comedia al cine intelectual como musa de Antonioni.
Nacida en la Roma fascista de 1931, se quedó prendada del teatro mientras su país se hundía en la II Guerra Mundial.
Su primera decisión fue elegir un nombre artístico ya que el suyo, Maria Luisa Ceciarelli, era difícil de pronunciar y de recordar.
Su debut sobre las tablas fue con 14 años, haciendo de anciana con una peluca blanca en la obra teatral "La Nemica" (1946), y aquella noche acabó con la ovación del público y la bendición de la crítica.
Mirada misteriosa
Su carrera despegaba gracias a su perfil cómico, su mirada intensa y misteriosa, su melena rubia y su tono de voz, rasgos que dieron un color distinto a los clásicos de Shakespeare, Moliére o Brecht y que sedujeron al gran cineasta Michelangelo Antonioni.
Lo que empezó como una amistad, mutó en amor y después en una prolífica relación artística, pues fue Antonioni quien la introdujo en el cine más intelectual, contando con ella por primera vez en "El grito" (1957), como dobladora del personaje de Dorian Gray.
Después llegarían sus papeles más recordados, sobre todo para la conocida como "Trilogía de la incomunicación": "La aventura" (1960), "La noche" (1961) y "El eclipse" (1962), un mosaico de sentimientos y silencios con el que llegó al extranjero.
El cine italiano dejaba atrás el Neorrealismo que se impuso tras la II Guerra Mundial y se adentraba en algo nuevo, más intimista, y Vitti estaba en primera línea de aquella vanguardia que dejaba de lado lo popular para centrarse en la burguesía.
Así llegó "El desierto rojo" (1964) y el León de Oro a Antonioni, que ante el jurado de Venecia, públicamente, reconoció el influjo de su compañera en su aplaudida obra.
La comedia
A finales de los sesenta, la actriz se dedicó sin embargo en cuerpo y alma a un género para el que estaba especialmente dotada, la comedia "all'italiana", metiéndose al público en el bolsillo.
Vitti divertía al público con cintas como "La ragazza con la pistola" (1968), de Mario Monicelli, "El demonio de los celos" (1970) de Ettore Scola, y "El cinturón de castidad" (1967) o "Amor mío, ayúdame" (1969), de Alberto Sordi.
La actriz, hasta hace poco representante del cine más profundo y comprometido, ahora hacía reír, separando su imagen de la de otras divas del séptimo arte italiano como Gina Lollobrigida o Sophia Loren, que ya tenía su primer Oscar por "Dos mujeres" (1960).
En 1974 protagonizó "El fantasma de la libertad" de Luis Buñuel y en 1980 volvió a ponerse bajo las órdenes de Antonioni en "El misterio de Oberwald".
Tras reinar en las pantallas italianas durante décadas y decenas de títulos, Vitti se animó a debutar en la dirección con "Scandalo segreto" (1990). Y con el nuevo milenio, la actriz se retiró por una enfermedad degenerativa siempre velada con celo por su entorno y por todo el país, que no esconde su devoción por esta "antidiva" de los Años de Oro de su cine.