Proyecto para Valdivia
Existen valdivianos que se arriesgan en tiempos difíciles como los actuales, y lo hacen por darle realce a su ciudad.
Luis Enzo Reyes Manríquez, empresario gastronómico, por varios años trabajó su restaurante "El yugo", ubicado en Avenida Alemania. Hoy sigue funcionando, pero en un lindo edificio de 3 pisos ubicado en el sector céntrico de nuestra ciudad. Cuando cae la tarde y se comienzan a oscurecer los cielos valdivianos, este edificio se llena de luces y muestra una imagen y visión única y hermosa.
Estimado señor Reyes, Valdivia le agradece su esfuerzo y visión. Felicitaciones.
Francisco Eguiluz Figueroa Concejal de Valdivia panchoeguiluz@hotmail.com
Vuelo de Edith Burgos Vargas
El 19 de febrero de 1929 nació en Puerto Montt la primogénita de Rosario y Pablo, una niña de rasgos finos, elegantes ojos azules, dulce y tranquila, a quien llamaron Edith. Su primera pérdida la sufrió con apenas dos años, cuando Rosario falleció. Blanca, su tía materna y segunda esposa de su padre -tal como dictaban los cánones de la época- fue quien asumió, con el mayor de los amores, el rol de mamá.
Así, Edith creció siendo la única mujer en una familia de cinco hermanos, educada en un colegio religioso y exclusivo para señoritas, con el propósito de forjar el intelecto y el carácter virtuoso. En esas aulas aprendió francés, alemán, religión, ciencias, a tocar el piano y a enamorarse de las letras. Alentada por Blanca, participaba en todas las actividades propias de una jovencita de su clase social y económica, al tiempo que devoraba libros para saciar sus ganas de aprender y enseñar, porque Edith quería volar. Por eso, con 19 años emprendió rumbo al sector de El Melí, en la comuna de Río Bueno, para hacerse cargo de la escuela rural unidocente, una decisión radical de quien se esperaba una vida sin sobresaltos y un matrimonio ideal.
Pero al igual que Paula en "La familia Bélier", Edith les dijo a sus padres que partía. En ese tren que se alejaba a cada instante, con lágrimas en los ojos, seguía su promesa de avanzar hacia el río, sin escapar, solo con el deseo de volar con alas propias.
Blanca la intentó disuadir yendo a su encuentro para hacerla regresar a la ciudad, pero Edith se negó, quería ser maestra.
Se formó en la Escuela Normal de Valdivia y su itinerario continuó en Lago Ranco, donde conoció a Osvaldo, con quien se casó, tuvo a Juan Carlos, Nelson y Osvaldo (Lolo) y navegó hacia las aguas detenidas del río Leufucade, en Lanco.
Edith era como un manantial que lloraba si sus aguas iban hacia el mar, por eso no regresó a Puerto Montt.
Defensora de la educación pública, ejerció como profesora y directora de la Escuela Consolidada de Experimentación y del Liceo Camilo Henríquez, además de ser la primera directora del Departamento de Educación Municipal lanquino. En la esfera pública era querida, admirada y respetada por sus pares y educandos, profesando que "se debe educar bien tanto con el precepto como con el ejemplo, siendo este último el más importante, eficaz y relevante".
Para Edith, la educación era un mandamiento al que todos debían acceder, no por nada, la Biblioteca Pública de Lanco lleva hoy su nombre.
Lamentablemente, su vida privada tuvo muchos infortunios. Osvaldo no valoró al portento de esposa que tenía, así es que, contra el menosprecio, Edith, fiel a lo que se esperaba de ella, renacía de las cenizas, trabajando y criando. Al jubilarse, su corazón se insufló de amor gracias a sus nietos Pablo, Constanza y Francisco.
Edith fue un alma madura y mientras las enfermedades en sus últimos años consumían su cuerpo, ella se revitalizaba en la lectura. Su hogar era una biblioteca y su mente inquieta un puzzle que resolvía cada día.
Al igual que Edith Piaf, la homónima partió de este mundo sin arrepentirse de nada, ni del bien ni del mal que le hicieron, sin importarle el pasado. Con sus recuerdos, amores, alegrías y dolores, encendió una llama que lo incendió todo, porque ya no lo necesitaba, quiso partir de cero en otra vida.
Edith nos enseñó que todo estaba pagado, barrido y olvidado y en un sueño de abril de 2013 voló por última vez. Siempre quiso ser un pájaro para recorrer el mundo, quizás ahora está en París, mirando la torre Eiffel. ¡Felices 93 años, madame! Que Lanco, a quien le dedicó himnos y poemas, siempre la recuerde.
Constanza, su nieta constanza.acuna.ac@gmail.com
A leer la Constitución
Considerando que el proceso constitucional, en jerga hípica, está en "tierra derecha" y que los plazos se cumplirán; creo que se hace necesario comenzar a estudiar y que se facilite acceso a más información.
Se hace necesario que se incentive la lectura de la actual Constitución vigente, su original, sus modificaciones, para que los chilenos puedan comparar lo que tienen con lo que se les ofrece. De ese modo la ciudadanía tendrá herramientas para enfrentar la gran responsabilidad de aprobar ó rechazar la proposición del texto final de la Nueva Constitución en el Plebiscito de salida. Ojalá a los políticos les interese esta preparación ciudadana.
Luis Enrique Soler Milla lsolermilla@yahoo.es