Recordar a las que abrieron puertas
Antonia Tarragó e Isabel Le Brun crearon una ruta para la educación femenina. Su sueño todavía no se completa. El promedio de escolaridad femenina en Chile es de 10 años; sin embargo, un 54% de quienes acceden a las universidades son mujeres.
El Colegio de Profesores de la Región Metropolitana rindió homenaje ayer a las educadoras Antonia Tarragó e Isabel Le Brun, dos figuras fundamentales en el acceso de las chilenas a la enseñanza secundaria y superior, siendo firmes impulsoras del llamado Decreto Amunátegui (por el ministro Miguel Luis Amunátegui), que abrió las puertas de las universidades para las mujeres, en 1877.
Este reconocimiento se hizo en el marco del Día Internacional de la Mujer y fue una oportunidad para conocer más sobre aquellas que abrieron los caminos que transitan las generaciones actuales. Derechos que hoy parecen tan normales como recibir educación o tener participación política, eran sueños hace apenas un siglo. No llegaron solos y es necesario cuidarlos con acciones cotidianas que honren esa herencia, pero también sumen nuevas puertas.
Lo anterior se traduce, por ejemplo, en fomentar la participación cívica y contribuir a la llegada de mujeres a espacios de toma de decisiones. Nada sencillo. Hoy en Los Ríos hay solamente dos alcaldesas entre doce jefes comunales; veinte concejalas entre 74 ediles; tres consejeras regionales entre 14 cores; una senadora y una diputada entre ocho parlamentarios. Habrá también desde el viernes una Delegada Presidencial y, es de esperar, que entre las nuevas secretarias regionales ministeriales el número se encuentre equiparado.
¿Por qué resulta importante ese equilibrio? Básicamente porque las mujeres conforman el 51% de la población regional y sus aspiraciones corresponden a las de un grupo mayoritario de la ciudadanía, que no debe quedar subrepresentado.
Honrar a las que fueron pioneras es una forma de visibilizar al grupo. Pero la idea no es quedarse en el recuerdo, ni en el homenaje, sino aprender desde sus ejemplos y multiplicar sus logros. En educación, por ejemplo, el sueño de Tarragó y Le Brun todavía no se alcanza en su totalidad. El promedio de escolaridad de los hombres chilenos es de 11 años y el de las mujeres, 10. Es decir, ni siquiera se ha alcanzado cobertura universal para la enseñanza media completa; pese a ello, entre quienes llegan a la universidad, el 54% son mujeres. A un día del 8M y al comienzo de un nuevo gobierno, el recuerdo de las educadoras pioneras puede alumbrar las prioridades.