Consumo, pero no consumismo...
El 15 de marzo es un día internacional para reflexionar sobre derechos y deberes de las personas al requerir bienes y servicios. En Chile, esa relación está regulada por el Servicio Nacional del Consumidor y por la Ley Pro-Consumidor, vigente desde diciembre de 2021.
En su discurso inicial desde La Moneda, el Presidente Boric pidió a las personas colaborar con el gobierno y no acercarse al Estado como "consumidores". Aludía a no demandar servicios de manera pasiva solamente, sino a cooperar, apuntando a que el respeto al bien común es responsabilidad colectiva. Y tiene mucha razón el Mandatario. Se entiende, además, que no plantea su posición desde una mirada peyorativa al consumo (una acción básica del ser humano al interactuar con su entorno); sino hacia el "consumismo" individualista que se genera cuando las personas son irresponsables al requerir bienes, productos y servicios, tanto en el ámbito público como en el privado.
Reflexionar sobre estas palabras es interesante hoy,15 de marzo, cuando se celebra el Día Mundial del Consumidor, instancia creada en 1983 para promover internacionalmente los derechos fundamentales en esta materia, para regular el vínculo entre los individuos y los proveedores de aquello que necesita.
En Chile, esa relación está regulada por el Servicio Nacional del Consumidor y por la Ley Pro-Consumidor, vigente desde diciembre de 2021, que establece -entre otras normas- reglas para la garantía legal de los productos adquiridos, exigencias en mercado automotriz, protección uso de datos personales, alcances del comercio electrónico, rechazo a la discriminación. Además, hay instancias de información para la incidencia de la demanda consciente sobre la oferta.
En Los Ríos la Asociación de Consumidores de Valdivia, Acoval, realizará hoy una actividad en este contexto. Entregarán folletos para difundir los derechos y deberes; además llamará a atender los efectos del alza del costo de la vida causado por la crisis actual.
El llamado de Acoval será también para el gobierno, para que ejerza su rol de protección con las personas más vulnerables, en un contexto complejo como el que vive el país y donde solamente el Estado tiene facultades de regulación y apoyo.
Así visto, la invitación no se agota en que la comunidad se plantee responsablemente; sino que el aparato público también debe serlo. Juntos se puede garantizar consumo -no consumismo- transparente, eficaz y seguro.