El próximo 31 de marzo conmemoraremos una vez más el Día de las Regiones, hito en particular para nuestra región, que ha tenido y sigue teniendo una especial significado, principalmente porque nos trae al recuerdo la larga lucha que nace en la movilización ciudadana, de diversas organizaciones, dirigentes, autoridades y personas que trabajaron para concretar la anhelada Región de Los Ríos.
Es bueno recordar el origen de esta importante celebración. Todo sucedió en Temuco, en septiembre del año 2008 en el Hotel Terraverde, con ocasión del Encuentro Nacional de Estudios Regionales de la entonces Red Sinergia Regional de las 20 Universidades Regionales del Consejo de Rectores. Luego se hicieron las gestiones necesarias para que el 31 de marzo del año siguiente, el 2009, se oficializara este día. Ha corrido mucha agua bajo el puente "Calle Calle" desde ese entonces, avances y retrocesos, pero como dijo el Presidente Salvador Allende, "podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales transformadores" y, este proceso es irreversible, es muy difícil encontrar opiniones adversas a que las regiones tengamos mayores recursos y más autonomía en nuestras decisiones. Las particularidades de nuestros territorios, sus instrumentos de planificación y las decisiones políticas de sus autoridades democráticamente electas permitirán avanzar sustancialmente, eliminando gradualmente la odiosa burocracia, que históricamente nos ha impedido llegar con políticas públicas en tiempo y forma. Tenemos ejemplos claros y reales de cómo el centralismo ha hecho lo suyo. Isla Huapi en la comuna de Futrono es uno de ellos, comunidad indígena que ha tenido que esperar por casi treinta años para tener una solución sanitaria y de agua potable. Hay caminos vecinales que no han sido posible mejorar porque hay pocos habitantes en un sector; sistemas de agua potable rural que no califican, entre otras injusticias sociales que se han consagrado históricamente en leyes, normas y procedimientos administrativos, que no hacen más que impedir la disminución de brechas, aumentar el descontento social, desafección política, generando por ende, un daño a la democracia.
Pero vemos la luz al final del túnel, la elección de Gobernadores y la validación social de la autoridad electa ha fortalecido nuestro ímpetu descentralizador. La coordinación de los Gobernadores y Gobernadoras; los compromisos presidenciales y las señales políticas desde las nuevas autoridades. Esperamos que este 31 de marzo, un nuevo Día de la Regiones, en un escenario completamente distinto, se concreten reales competencias, surgidas desde y con el territorio, no sólo con el afán de quitarle poder al centro, sino para llegar antes y mejor a solucionar las necesidades de nuestra gente.
"Es muy difícil encontrar opiniones adversas a que las regiones tengamos mayores recursos y más autonomía en nuestras decisiones..."
