El pasado 22 de marzo se cumplió un año del fallecimiento del profesor emérito de la Universidad Austral de Chile, Claudio Donoso Zegers, quien fuera un destacado investigador y académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales. El profesor Donoso nació en Ñuñoa (Santiago), el 27 de junio de 1933 y fue hijo de Jorge Donoso y Elsa Hortensia Zegers. Casado con Sonia Hiriart, fueron padres de cuatro hijos : Pablo, Claudio, Magdalena y Silvia. Ingeniero forestal titulado en la Universidad de Chile y Master of Science de la Universidad de California (Estados Unidos), fue experto en Ecología Forestal y Silvicultura. Como académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales. fue director del Instituto de Silvicultura y prodecano de la facultad; coeditor de la revista Bosque y en el año 2000, la Universidad Austral lo nombró profesor emérito. Paralelamente, obtuvo una serie de premios como el reconocimiento de Conaf y el Ministerio de Agricultura, por la labor desarrollada por el bosque nativo (1994)y el Premio Luis Oyarzún, de la UACh en (1999). Además fue premiado en 2002 por el Colegio de Ingenieros Forestales de la Región de Los Lagos, por su excelencia y aporte al conocimiento de los bosques nativos; en 2007 recibió el Reconocimiento a la Trayectoria por parte del Colegio de Ingenieros Forestales de Chile; y en 2009 fue reconocido por la Universidad Católica de Temuco, por su trayectoria académica y como experto en el desarrollo sostenible del bosque nativo.

El profesor Donoso fue un referente nacional en la valoración de los bosques y sus beneficios para la sociedad, tras participar en el diseño de políticas, leyes y reglamentos para los bosques nativos de Chile, como fue por ejemplo la creación de la tipología forestal para Chile (1981) y su apoyo técnico y promoción de la aprobación de la Ley N° 20283, sobre Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal. Además, contribuyó a la creación y desarrollo de la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo y fue autor de una serie de libros y artículos que han contribuido a la formación de generaciones de ingenieros forestales.

22 de marzo de 2021 falleció el destacado ingeniero forestal Claudio Donoso Zegers, un referente nacional para los profesionales del ámbito forestal.

La parábola del Padre misericordioso es la parábola de la relación del padre con sus hijos. Esto es fundamental y guía toda la parábola: "Un hombre tenía dos hijos". Esto lo que configura al Padre: la relación con sus hijos. Por eso que el pecado del hijo menor es romper esta relación con su padre, al querer marcharse de la casa paterna y pedir la parte de su herencia, aún antes de la muerte de su progenitor. Es de alguna manera tenerlo por muerto en vida, es rechazar esta relación con él, buscando falsos horizontes de libertad, que sólo le traerán hambre y desazón.

Por su parte el hijo mayor, aunque permanece en casa, también peca de no querer reconocer la paternidad, dice el evangelio que trabaja fuera de casa y al enterarse de la vuelta del hermano menor, no quiere entrar a la casa paterna. Es todo un simbolismo que da a entender el pecado del hijo mayor, que no reconoce a su hermano: "Ese hijo tuyo". Volveremos sobre este argumento.

El hijo menor, a partir del sufrimiento, reflexiona sobre lo que ha hecho y decide volver a la casa paterna, pero quiere volver como un siervo y no como hijo. Quiere ser tratado como un siervo para compensar el daño ocasionado, para "meritar" el perdón del Padre. Prepara bien el discurso que va a decir. Pero la reacción del Padre sorprende y sobrecoge. Sale al encuentro del hijo que retorna, sale de casa para recibirlo. El hijo reconoce que ha pecado contra el cielo y contra él, pero el Padre no lo deja continuar, porque el perdón del padre necesita sólo de una conversión total, sin necesidad de ningún mérito. No es a cambio de nada, sino sería entrar en la lógica del hijo mayor. El padre devuelve la dignidad al hijo menor: anillo, vestido y sandalias. Y hace fiesta.

Pero volvamos al hijo mayor, que al escuchar la fiesta que se hace por el regreso del hijo menor, no quiere entrar en la casa paterna, ni tampoco reconocer a su hermano. Nuevamente es el padre que sale al encuentro de un hijo y busca su conversión, las cosas no se hacen para ganar méritos, sino por amor: "hijo mío, tú estás siempre conmigo [...] este hermano tuyo". Y busca hacerlo entrar en la casa paterna, que es también la casa de la fraternidad.

Jesús con esta parábola, nos muestra la mejor fotografía de Dios, aquella que lo descubre como un Padre amoroso, que busca lo mejor para sus hijos y que espera pacientemente a cada uno, que vuelva a reconstruir la relación con él y con sus hermanos.

Helio Domingo Alvayay Pérez nació en Santiago el 21 de octubre de 1951 y avanzó hacia la vida eterna el pasado día 2 de febrero de 2022 en Valdivia y de manera sorpresiva, dejando una huella imborrable en el corazón de su familia, amigos, colegas, trabajadores y deportistas . Fue el segundo hijo del matrimonio formado por Domingo Isaac Alvayay y Rosa Evangelista Pérez. Estudió en el Liceo Barros Borgoño de Santiago y luego en la U. Técnica del Estado (actual Usach), donde el 12 de abril de 1979 se tituló de constructor civil y luego de ingeniero constructor, siendo el primer miembro de su familia en alcanzar un título universitario. En el mismo año 1979 llegó a Valdivia, a través de una gestión del Consejo Coordinador de Deportes de la Universidad Austral. En el tenis de mesa, fue tricampeón chileno universitario y federado, seleccionado nacional y mundialista en China. Su incorporación como parte del equipo de la UACh y como entrenador marcó un hito en el tenis de mesa valdiviano de la época, junto a Darío González, Germán Gómez, Walter Coronado y Julio Ortega. En 1982 se retiró del tenis de mesa y continuó su pasión deportiva en el básquetbol y el beibifútbol, destacando como un jugador correcto, con valores y muy querido por sus compañeros . En 1982 contrajo nupcias con Margarita Barrientos de la Fuente, educadora de párvulos. De esa unión nacieron tres hijos: Sebastián , Daniel y Camila. La descendencia se prolongó a tres nietas: Agustina, Rosario y María. Junto con ser entrenador de tenis de mesa en la UACh, comenzó a ejercer su profesión de constructor civil, como parte de la Dirección de Servicios. Luego se desempeñó en la empresa Telefónica del Sur y más tarde emprendió el desafío de ser contratista, realizando trabajos para Serviu, actividad que lo llenaba de satisfacción, al ver la concreción de construir casas para familias que no contaban con un techo digno. Su esposa Margarita Barrientos señala que "su recuerdo es imperecedero y entrañable. Vino por dos años, pero se quedó hasta el fin de sus días. Fue un excelente padre, esposo, cuñado, abuelo, buen trabajador y jefe. Hincha del Colo Colo , un buen hombre e hijo de Dios".

1979 fue el año en que Helio Alvayay Pérez llegó a Valdivia. Inicialmente venía por un par de años, pero se quedó junto al Calle Calle hasta el fin de sus días.