"Hablo del terremoto desde la perspectiva de un pueblo pequeño"
EXPERIENCIAS. Vivió el exilio en Francia y regresó a Chile en el año 2009.
Se autodefine como un trabajador social , que paso a paso incursiona en el mundo de la literatura y hoy entrega un nuevo fruto de su pluma a través de una serie de relatos que dan vida a "La mirada verde del monte rompe el silencio". A sus 71 años de edad, el graduado en literatura francesa y sociólogo Ramón Vergara Gallegos entrega su nuevo proyecto literario. Pero, también habla de los sueños del hombre que en 1974 partió al exilio y volvió a su tierra recién en el año 2009.
Atrás quedan 35 años de vida en Suiza y se abren paso publicaciones en varias antologías y dos premios en concursos de poesía organizados por la fundación Fucoa. En 2015 publicó "A caballo entre Los Alpes y Los Andes" y el poemario "Entre el cielo azul y la cordillera amanece en el sur la primavera".
Es el presente del hombre que desde su permanencia en Suiza, atesora fervientemente la experiencia del trabajo social con refugiados de Sri Lanka, Camboya, países del Este europeo y de Latinoamérica.
¿Cómo se generó y desarrolló su interés por la literatura?
-Cuando estaba en Chile, en mi juventud, leía mucho. Me gustaba Pablo de Rokha, tenía la colección completa de libros de la Editorial Quimantú. Mi interés comenzó cuando estaba en la enseñanza media, pero entonces solo leía y acumulaba.
¿Cuándo comenzó a escribir?
-Cuando estaba en Suiza, enviaba textos a la prensa, para denunciar a la dictadura. Recién había llegado a Friburgo, donde conocí algunos grupos culturales y me invitaron a escribir una nota sobre el artista argentino Uña Ramos. Después, en la Universidad de Ginebra un ex compañero de estudios me invitó a participar en un periódico formado en Zurich. Además presidí agrupaciones culturales, organizábamos peñas, encuentros de poesía. Mi escritura comenzó entonces, con el interés de profundizar el tema artístico.
¿Qué puede esperar el lector de su nueva obra?
-La presenté en Los Lagos y fui a Folilco, que es el escenario principal del libro. Hablo del terremoto con una mirada desde la perspectiva de un pueblo pequeño; hago hablar a un dirigente sindical; cuento la vida de la gente de Folilco, de las inexistentes comunicaciones de la época y de "El Chileno", quien era la única persona del pueblo que tenía una radio, a través de la cual escuchábamos las noticias del terremoto y gracias a él estábamos informados de lo que ocurría en Corral, Valdivia, Niebla, Mehuín. He querido mostrar la realidad social, cultural y económica de Folilco, el trabajo de los campesinos con sus bueyes, arados, palas y picotas. También incluyo otros temas, como el Riñihuazo e historias relacionadas con el país vasco y Francia.
¿Tiene en perspectiva una próxima obra?
-Este libro lo tendría que haber publicado el año pasado, pero fue imposible debido a la pandemia. Escribo relatos y mi producción es espontánea. Si encuentro algo que toca mi sensibilidad, lo plasmo en el papel.
¿Cómo ve al Chile de hoy y sus anhelos?
-Lo veo como la visión desde Folilco, que tengo en el libro, esa visión de un pueblo con calles de tierra, sin luz eléctrica ni agua potable. Y hoy lo veo transformado: la calidad de vida ha mejorado. Está la idea de descentralizar, dejando a la gente donde vive y que no tenga que emigrar a las grandes ciudades.
Cree que se ha cumplido algo de las expectativas que Ud. tenía antes del golpe militar?
-La dictadura fue bastante cruel. Algunos hablan de que fue un periodo que favoreció a la economía, pero no fue tal, porque gran parte del país estaba sometido a la extrema pobreza, algo que era muy grave. Entonces, al tocar fondo y luego empezar a subir para reflotar, es normal que se note un cierto despegue de la economía, pero no era tal. En 1990 vine a Valdivia y la encontré en una situación precaria en cuanto a su infraestructura. En 1973 no éramos una sociedad altamente desarrollada, sino que participábamos en un proceso que quería sacar al país del subdesarrollo. Estábamos en una frontera que se acercaba a los países desarrollados y eso quizás se ha mantenido: el país se ha modernizado bastante y dentro de un contexto de la macroeconomía, eso puede tener un impacto. Pero, no es el impacto mayor que necesita la sociedad dentro de un objetivo de mejores condiciones sociales para la gran mayoría de los chilenos. La desigualdad es el gran problema y por lo cual se produjo el estallido social. Veo gente que trabaja mucho, a veces en dos o tres lugares y gracias a ese sacrificio logra comprar su casa, su automóvil, pero eso no es normal. La sociedad tiene que aspirar a otras bases de funcionamiento, como el derecho al descanso y poder quedarse un poco más en la casa con la familia y los hijos; y en eso el proyecto de las 40 horas laborales por ejemplo, creo que va en la senda correcta. Chile tiene el potencial económico para alcanzar metas de más justicia y derechos sociales. Hay una generación joven que está en la pelea y espero que lo logre. Y si no lo hace en un 100 por ciento, estoy convencido de que habrá una mejoría en la calidad de vida de todos los chilenos.
"Escribo relatos y mi producción es espontánea. Si encuentro algo que toca mi sensibilidad, lo plasmo en el papel...".
Ramón Vergara Gallegos, Escritor