¿Por qué no un solo horario todo el año?
Mañana hay que atrasar los relojes y se inicia una etapa que especialistas valoran por el aumento de tiempo con luz natural. Recordemos que estos cambios horarios obedecen a una decisión adoptada por Chile en 1946 (Ley 8.522). Quizás una revisión, 76 años después, resulte razonable.
Mañana comienza el horario de invierno en Chile y causa polémica; sin embargo, para los científicos e investigadores en cronobiología, quienes estudian los ritmos internos de los seres vivientes, se trata de la disposición más favorable para la salud de las personas. Incluso recomiendan mantenerlo durante todo el año.
La doctora Natalia Méndez, académica de la Universidad Austral, explicó ayer a www.soyvaldivia.cl (ver página 5) que atrasar una hora los relojes permite disfrutar de mayor luminosidad en las mañanas y ordenar los descansos en las noches, respetando los ciclos naturales de sueño y actividad. También -dijo- ayuda a mantener una buena salud porque incide en la prevención de la depresión, hipertensión e incluso la obesidad, entre otros beneficios.
Razones técnicas e investigaciones hay abundantemente para que no exista cambios en verano e invierno; sin embargo las autoridades gubernamentales no han recogido esos análisis. Los argumentos políticos están en la seguridad; pero la evidencia indica que la mayoría de los delitos de mayor connotación social ocurre entre las 8 AM y las 19 horas (ine.cl/estadísticas policiales). También se alude al ahorro de energía, pero el gasto se duplica cuando tanto los momentos para despertar y para acostarse se encuentran a oscuras; expertos en el área señalan que más se logra cambiando los sistemas domésticos a aparatos de bajo consumo. La mantención de un solo horario es realidad ya en territorios como Magallanes, desde 2017, donde adecuaron el huso de verano para todo el año, debido a su condición de llegada de la luz solar distinta al resto del país.
Lo cierto es que mañana empieza otra etapa de distribución del tiempo colectivo socialmente acordado, planteando desafíos a la adecuación del cuerpo de cada persona y a las rutinas familiares, que demoran en promedio una semana. El período se extenderá hasta septiembre.
Es de esperar que en ese mes exista más claridad oficial sobre la continuidad de la medida. Recordemos que estos cambios horarios obedecen a una decisión adoptada por Chile en 1946 (Ley 8.522) cuando la situación, en postguerra, era diferente. Quizás una revisión, setenta y seis años después, resulte razonable.