Seguridad alimentaria
Cultura, economía, educación, equidad social son algunos de los elementos que se conjugan al hablar de nutrición adecuada. Más de 3 millones de personas en Chile viven con riesgo alimentario; 700 mil, severo. Y esa realidad es más aguda en hogares con jefatura femenina.
La creación de un Observatorio y un Banco Regional de Alimentos generada desde la Universidad San Sebastián en Valdivia; junto a la propuesta del senador Iván Flores de activar una mesa de seguridad y soberanía alimentaria, han puesto esta temática en la agenda noticiosa de Los Ríos durante la reciente semana. Desde ambas iniciativas la invitación es volver la mirada comunitaria hacia la dimensión multifactorial de la nutrición. No es sólo qué comemos, sino cómo se garantiza el acceso igualitario a productos de calidad y cómo se producen de una manera estable en el tiempo. Economía, cultura, equidad social, desarrollo territorial, educación, globalización, migración, son algunas de las dimensiones que la comida implica y a las cuales es necesario poner atención si se busca abordar problemáticas actuales diversas, desde la obesidad infantil hasta la pobreza general y de los adultos mayores en particular.
De acuerdo a antecedentes de la Fao (Naciones Unidas para la Alimentación) la inseguridad alimentaria afecta a un 15% de la población chilena. Es decir, casi 3 millones de personas enfrentan incertidumbres respecto a su capacidad para obtener alimento o se ven obligadas a aceptar menor calidad o cantidad en los alimentos que consumen. Además 700 mil de ellas viven ese problema en niveles graves: se quedan sin alimento y pueden llegar incluso a pasar días sin comer.
Esta realidad es mayor en áreas rurales y en los hogares con jefatura femenina. Además, durante la pandemia se agudizó con la pérdida de empleo, obligando a muchas familias a reducir la ingesta de frutas, verduras, carnes, pescados; aumentar alimentos envasados -y eso deriva en obesidad-; endeudarse para comprar alimentos o restar asignación de fondos a otros ítems para priorizar nutrición básica.
Si bien en la emergencia sanitaria la generación de alimentos se mantuvo gracias al esfuerzo del sector agropecuario; ahora, debido a la inflación interna y la guerra en Ucrania, hay encarecimiento de insumos básicos que podrían traducirse en mayor inseguridad y amenaza a las tradiciones alimentarias también.
Se trata, entonces, de una realidad compleja. La USS, las autoridades, el senador Flores han encendido luces para comprenderla. Es importante seguirlas.