Esta semana se cumplen 28 años desde que Nelson Mandela fue investido como el primer Presidente de Sudáfrica de raza negra. La figura de Mandela implicó y significó un importante hito histórico tanto para su país y, también, para el resto del mundo. Bajo la ideología del socialismo africano, el cual entendía como pilar fundamental la construcción de una sociedad antirracista y antiimperialista, Mandela se posicionó como líder de una lucha que tiene su orígenes y efectos en procesos sociales altamente globalizados.
Sin perjuicio del significativo avance que han tenido las legislaciones nacionales y el sistema internacional de los Derechos Humanos, la consagración de las condiciones materiales de igualdad aún se aleja mucho de una realidad efectiva, y las luchas y reivindicaciones de las múltiples formas de discriminación aún tienen un largo camino que recorrer.
Si bien hoy en día contamos con una ley antidiscriminación conocida como ley Zamudio, esta norma sólo considera como condición agravante -para cierto catálogo de delitos-, cuando su ejecución se haya cometido con ímpetu o por razones discriminatorias. Sin embargo, su alcance, a pesar de necesario, es insuficiente.
En Chile, estamos ad portas de cerrar un importante proceso constitucional que, entre otras materias, trata de manera específica la temática de la discriminación. En su actual borrador, se propone una norma específica antidiscriminación donde se consagra la protección antes cualquier tipo de discriminación, ya sea ésta por razones de etnia, edad, nacionalidad, raza, orientación sexual, género, convicciones políticas u otras categorías de diversas naturalezas.
Sin dudas, el legado de Mandela sigue vigente hasta el día hoy. La lucha por la consagración de los derechos, ya sea en sede constitucional o legal, es una de las vías para poder generar los cambios necesarios para transitar hacia la sociedad que queremos construir.
Las transformaciones sociales son las consecuencias de los movimientos colectivos donde, de manera conjunta se diagnostican deficiencias y se visualizan ejes de cambios. Este proceso constituyente, democrático y participativo, es la síntesis de varias de las demandas expresadas en las calles de Chile y será la base de construcción del futuro de nuestro país.
Alfonso de Urresti
Senador por Los Ríos.