El reto de los pagos digitales
Las tecnologías digitales han generado un aumento considerable en la información disponible por las personas, para tomar mejores decisiones, y también, mayor cantidad de formas de interactuar con la sociedad y empresas.
Las soluciones digitales de pago han permitido un aumento en la experiencia de usuario al momento de querer realizar compras (sean presenciales o virtuales).
Sin embargo, cada nuevo punto de contacto o innovación en la forma de pago genera un punto de contacto y con ello, una red ampliada de puntos para que los ciberdelincuentes puedan generar una entrada o acceso a datos personales o a los sistemas empresariales de los proveedores de pago. Las empresas están generando múltiples integraciones tecnológicas con cada innovación que desarrollan para el mercado, requiriendo nuevos estándares o mecanismos para integrarse o comunicarse entre proveedores y clientes, y mantener o mejorar el estándar de ciberseguridad.
Junto con la promoción y definición de estándares, así como mejores prácticas que contribuyan al desarrollo del ecosistema de pagos digitales, la superficie susceptible de ataques ha aumentado exponencialmente gracias a la cantidad de dispositivos tecnológicos que mantiene cada persona (smartphones, tablets, SmartTV, smartband). Según datos globales de la consultora Cybersecurity Ventures, en 2015 ocurría un ataque cada 2 minutos y los costos empresariales asociados a ciberseguridad eran cercanos a US $325 millones. Hoy los ataques suceden cada 11 segundos y los costos ascienden a US $20 mil millones.
Hoy el factor humano es el eslabón más débil de la cadena, y eso se debe cambiar con formación, educación y concientización. Según IBM, el 84% de los chilenos que abrieron nuevas cuentas digitales en la pandemia, el cual creció con fuerza debido a las restricciones de compra y movilización, lo hicieron con la reutilización de contraseñas que podrían estar comprometidas en algún nivel. El desafío es integrar una mirada holística a la ciberseguridad, no solo técnica, donde la prevención y cuidado por los datos personales por parte de los usuarios, así como una cultura de seguridad o de "cero confianza" por las empresas, sea esencial para el día a día y una sana interacción en el momento de una compra.
Fernando Sánchez
Gerente general de Fundación País Digital