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Los nuevos aires de la Orquesta CIFAN en sus 20 años de existencia

Nació como un proyecto de rescate e integración social y se ha transformado en un modelo formativo para jóvenes músicos. En dos décadas, la orquesta grabó un disco e incluso tocó para el Papa Benedicto XVI, en medio de una inédita gira por Italia.
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Desde que inició sus labores en marzo de 1993, el Centro Integral Familia Niño (CIFAN) se propuso generar diversas estrategias de protección de la infancia. La institución sin fines de lucro funcionó en sus primeros años junto al Hogar de Cristo y se independizó al transformarse en una fundación con programas propios.

Bajo el alero del Obispado de Valdivia comenzó un trabajo en las áreas de prevención y rehabilitación, hasta que en junio de 2002 se produjo la revolución. La profesora de castellano María Elena Saavedra, en reemplazo de Marta Palomar, había asumido ese mes como directora de CIFAN cuando recibió la visita de Pablo Matamala, Héctor Escobar y Osvaldo Urrutia. Los académicos del Conservatorio de Música UACh, que ya venían trabajando en la creación de orquestas infantiles y juveniles; y en el Campamento Musical Marqués de Mancera, le propusieron habilitar un programa de rescate social vinculado a la cultura y las artes musicales.

Saavedra se mostró incrédula. El principal motivo de las dudas es que todos los potenciales beneficiados serían niños y jóvenes con antecedentes personales complejos. Eran aquellos del programa ligado a la prevención conductual. Entonces se instaló la pregunta: ¿Sería posible encantarlos con la música?

Matamala estaba convencido de que el cambio era posible, incluso lo venía experimentando desde 1992 con la creación de una orquesta infantil con alumnos del Colegio Alonso de Ercilla. Además, había viajado en varias ocasiones a Venezuela para conocer el funcionamiento del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles, desarrollado por José Antonio Abreu; y había colaborado en la creación de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile.

Los primeros pasos

Con las bases de la Orquesta Infantil Juvenil CIFAN establecidas, el Obispado de Valdivia envió una carta al Presidente de la República Ricardo Lagos y se logró un primer aporte de $12 millones. El dinero se usó para comprar instrumentos y pagar honorarios. Los primeros instructores fueron alumnos avanzados del Conservatorio de Música UACh y para el primer elenco se hicieron audiciones en las escuelas Francia y Laura Vicuña.

Fundación CIFAN llevaba dos años en el inmueble de calle Ramón Tapia N° 2930, en el corazón de la población Yáñez Zavala. La casona construida con aportes de Fundación San José de la Dehesa y Fundación Patrizia Nidoli de Italia, se transformaría entonces en un amplio y cómodo lugar para los ensayos.

Pese al entusiasmo, casi de inmediato fue necesario poner en marcha una campaña solidaria para asegurar el futuro del proyecto que además apuntaba a niños de los sectores Yáñez Zavala, Pablo Neruda, San Pedro y Corvi. Para recaudar fondos se imprimió un díptico donde se lee que el de CIFAN es el primer proyecto en Chile focalizado en una población de alto riesgo social y con una intervención de carácter integral. El impreso considera también la frase "La música, una herramienta que cambia al niño y su familia".

Inicialmente se pensó en hacer funcionar la orquesta por al menos siete meses. Hoy se cumplen veinte años de existencia del proyecto y con Pablo

"Siento que he progresado bastante. Me gusta mucho tocar violín, es algo que me emociona y me hace muy feliz, porque además soy parte de una orquesta".

Anarelys Gil, Violinista

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