Del patrimonio
Hace un tiempo nos sorprendió un correo procedente de Hamburgo, Alemania, de la Sra. A. Krugger, bisnieta del pintor Hans Lippisch quien fuera profesor de Clara Werkmeister M., nuestra gran pintora valdiviana, cuya biografía e historia artística ha sido de nuestra autoría.
El profesor Lippisch fue un importante pintor y profesor de la Bauhaus donde estudio Clara Werkmeister. Por la situación bélica, emigró posteriormente con su familia a un lugar apartado y campestre, donde encontró relativa tranquilidad para pintar.
Allí lo siguieron algunos de sus colegas artistas y alumnos que asistían a sus clases desde la ciudad más cercana.
El lugar se llama Jamlitz, cerca de Hamburgo y nació como una colonia de artistas visuales que con los años se transformó en un pueblo cultural con museos y espacios para toda expresión artística.
La señora Krugger me solicitaba cualquier documentación y fotos de Clara en ese lugar, asistiendo a clases, porque debía complementar el museo del lugar, así como también debían hacerlo los familiares de otros protagonistas.
Estuve más que sorprendida, dadas as condiciones de nuestro país en ese momento y aún hoy, en que toda expresión artística e histórica se destruye, aun hay personas que buscan por el mundo las huellas de sus antepasados para perpetuar sus aportes a la cultura. Es lo que constituye patrimonio.
Y muy relacionado con el párrafo anterior, como antigua valdiviana, renace en nosotros una pizca de esperanza en que nuestra ciudad recupere el paisaje patrimonial que la caracterizó en sus tiempo como foco de cultura en el segmento sur del país.
Me refiero a la casa Lüer recuperada por la empresa GTD en calle Pérez Rosales.
Nos sentimos en la obligación moral de festejar la idea de acertada recuperación de esta casa alemana. Felicito a la empresa, a los arquitectos y a todos quienes participaron, desde la idea hasta la concreción del proyecto. Invitamos a nuestra autoridades relacionadas con la cultura a estimular y apoyar estas iniciativas, a cuidar desde el ámbito más pequeño e inmediato, la educación, el respeto y la creatividad, para conocer y cuidar estas iniciativas, hasta lo más grande que es reconocer el valor de nuestro patrimonio.
Lucía Ferrer Jerez Profesora de Artes Visuales
Sobre la rabia
Desde hace ya un tiempo, la rabia ha venido permeando todas las capas de la sociedad. Lo vemos en los improperios escuchados en las calles, en la falta de tolerancia, en las redes sociales, en los discursos públicos e incluso en los convencionales. Y es muy complejo abordar los desafíos de un país cuando sus integrantes sienten esa emoción.
Martha Nussbaum, en un fantástico libro sobre el tema, nos dice que lo que es esencial en la rabia es el deseo futuro de sufrimiento al agente que la causa, un deseo de que tal agente esté mal, generando así un sentido de retribución. Aristóteles va en la misma dirección, añadiendo la idea de que la causa de la rabia es un menosprecio imaginado realizado por personas que no tienen razones legítimas de menospreciarnos.
Esa vulneración del valor propio, que es posiblemente lo que está detrás de la noción de dignidad, ha traído un efecto problemático: exteriorizar la rabia buscando el sufrimiento del otro por el solo hecho de causarlo. Pero al hacerlo, no se elimina el mal que dicho agente ya cometió.
En consecuencia, el mal termina multiplicándose. De ahí que filósofas como Agnes Callard concluyan que la rabia no es justa ya que no se traduce en un esfuerzo por resolver un problema. Lo crucial, entonces, es comenzar por ese reconocimiento, para reparar y, finalmente, perdonar.
El país requiere pasar de la rabia a la reparación y al perdón. No será posible la construcción de un proyecto común si aquello compartido sigue permanentemente roto.
Guido Larson Bosco Director Instituto de Humanidades UDD
Bioequivalentes en Chile
La Industria Farmacéutica local ha venido trabajando con el ISP para avanzar en el proceso de certificación de bioequivalencia y registro de productos procedentes de países de alto estándar sanitario, sin embargo, a la fecha ha sido difícil certificar todo el universo de productos registrados, puesto que en esta tarea no se ha tenido en cuenta la verdadera dificultad que ella representa.
Chile no produce principios activos (APIS) ni materias primas farmacéuticas, por lo que debemos importarlas desde Asia y Europa, y a raíz de la pandemia por Covid muchas plantas de manufactura de APIS que usamos para los desarrollos o reformulaciones de nuestros productos, han tenido problemas de fabricación, provocando desabastecimiento para continuar con los lotes de validación de nuestros procesos.
Es necesario, junto al esfuerzo desplegado por los laboratorios, contar con el apoyo de las autoridades para completar esta tarea, ya que solo una bioequivalencia completa y BPM certificadas permiten la intercambiabilidad segura, eficaz y de calidad para la población.
Elmer Torres Vicepresidente ejecutivo de la Asociación Industrial Laboratorios Farmacéuticos, ASILFA