"Es un orgullo que tantas mujeres hoy día quieran ingresar al Ejército..."
TRADICIÓN. En el marco de la tradicional ceremonia de Juramento a la Bandera efectuada ayer, explicó la relevancia de este acto y la evolución institucional.
Ayer, 136 uniformados juraron a la bandera. De ellos, 71 fueron mujeres soldados conscriptos. En la Plaza de la República de Valdivia se realizó esta tradicional ceremonia, luego de que, debido a la pandemia, desde 2019 no se efectuara de manera pública. (ver página 20)
Allí, también se comprometieron con la Patria tres oficiales de línea, cuatro oficiales de reserva, ocho suboficiales de línea y cinco suboficiales de reserva.
La teniente coronel María Carolina De Miguel juró a la bandera en 2001, también en la Plaza de la República de Valdivia. Aún recuerda las sensaciones que vivió en ese minuto.
Ese mismo año llegó a la zona, en la que decidió quedarse. Proviene de Santiago. Allí realizó todos sus estudios, incluida la educación superior entre 1991 a 1995, en la Universidad Mayor, donde cursó Medicina Veterinaria.
Desde niña le interesó el Ejército. Recuerda que desfilaba frente al televisor mientras junto a su papá veía la transmisión de la Parada Militar, cada año, de principio a fin. "Siempre me gustó el Ejército, también la medicina veterinaria, entonces, los dos amores profesionales de mi vida los junté en uno", expresó.
Postuló al Ejército como profesional, mientras se desempeñaba en la clínica de la Universidad Mayor. Vio un aviso en el diario y pensó: "Ese es el lugar donde debo estar". Ese año, postularon cerca de 300 personas y seleccionaron sólo a tres mujeres, siendo las primeras en ingresar al Servicio de Veterinaria.
Su destino fue el Criadero Militar Pupunahue, en Máfil. Allí estuvo vinculada al área de reproducción de ganado equino.
"Fue muy positivo haber llegado allí, siempre me trataron bien", comentó y añadió que fue la primera mujer en desempeñarse en un criadero del Ejército. Seis años trabajó en ese lugar.
Luego, se trasladó a Valdivia. Actualmente, es comandante del Escalón Veterinaria de la Jefatura Administrativa Logística del Campo Militar Valdivia. Focaliza su trabajo en la salud pública que tiene que ver principalmente con la prevención de las enfermedades en las personas, por ejemplo, sus funciones están relacionadas con el control de los alimentos e higiene ambiental y, en el contexto de la pandemia, la prevención del covid dentro de las unidades.
Todo lo anterior -explicó- con la finalidad de que "el personal del Ejército pueda tener una buena salud para enfrentar las misiones que se les encomiendan".
Desde su llegada a la región y, también, desde su ingreso al Ejército, han pasado 21 años.
¿Qué representa el juramento a la bandera para el personal del Ejército?
-Creo que para el militar esa ceremonia o juramento es el más importante, porque uno jura dar la vida si fuese necesario por nuestra bandera y por nuestro país. Entonces, es un juramento que nunca se olvida. Después, a través de los años, uno se da cuenta que las personas que están dentro de la institución tienen ese don de servicio a la comunidad.
¿Y en su caso qué significó?
-Creo que fui una de las primeras mujeres en jurar a la bandera en la plaza. Todavía recuerdo la sensación de haber terminado mi juramento y escuchar una ovación, fue muy emocionante. La verdad, es que cuando uno está en el Ejército este juramento marca un antes y un después, porque si uno lo piensa es fuerte, porque uno va a dar su vida por el país y por su bandera. Creo que es el juramento más importante.
La mayoría de los soldados que juraron este sábado son mujeres…
-Sí, este año tenemos hartas mujeres dentro del grupo de soldados conscriptos que son voluntarias. Es un orgullo que tantas mujeres hoy día quieran ingresar al Ejército.
¿Se ha visto una evolución en la participación de la mujer en el Ejército?
-En mi experiencia, cuando ingresé éramos muy pocas, en el Criadero de Pupunahue era la única. Y hoy en día han ingresado más mujeres.