Si Chile es un país tan rico y en progreso ¿cómo se puede permitir tener a personas viviendo en la miseria?" Esa fue una reflexión que hizo el Presidente Boric cuando era candidato y estuvo en Valdivia en campaña, antes de las elecciones. Hace unos días recordó esas mismas ideas. Fue al presentar el Plan de Emergencia en Vivienda, que anuncia la creación de 250 mil soluciones habitacionales a nivel nacional en un plazo máximo de cinco años.

Cinco mil de esas casas o departamentos estarán en Los Ríos y ya se informó que un primer comité social se adjudicó subsidios en esta modalidad. Se trata del grupo "Dulces sueños", de Río Bueno, que existe hace varios años y ahora utilizará terrenos de Serviu para sus 97 hogares.

Sin duda que son buenas noticias, tanto a nivel local como nacional. Sobre todo por la voluntad de solución demostrada para enfrentar este problema, que se incrementa dolorosamente con allegados y campamentos.

No se trata de una tarea sencilla. Hay dificultades como inflación, inestabilidad que frena inversión, escasez y carestía de materiales, quiebra de empresas constructoras; además, la falta de terrenos sigue siendo una realidad compleja de sortear, aunque se habla hace varios años de un Banco de Suelos y en diciembre de 2021 se dejó activado el "Compromiso Vivienda", iniciativa que debía destinar terrenos fiscales para 50 mil familias.

Todos esos esfuerzos debieran sumar. Pero, lamentablemente, esta materia es una particularmente llena de polémicas y diferencias políticas. Una administración tras otra se culpan: "dejaron subsidios sin proyectos"; "hicieron nada"; "perdieron tiempo"; "tiene letra chica". Y todas, sin excepción, han buscado marcar diferencia; algo que implica, en gran medida, partir desde cero. Por eso las demoras, entre otras razones no siempre entendibles.

Es de esperar que en esta oportunidad se oigan las voces para propiciar colaboración público-privada y que muchos actores sociales sean convocados para el éxito del plan actual, que -incluso si se completa- al finalizar solamente habrá alcanzado a un 40% del total de necesidades en esta materia. El déficit regional llega a 12 mil y en el país se acerca a las 650 mil.

Durante la semana pasada se publicó en el sitio Mifuturo.cl, el informe del Servicio de Información de Educación Superior (SIES), de la Subsecretaría de Educación Superior, que entrega una serie conclusiones respecto a lo que está ocurriendo con la matrícula en educación superior en nuestro país. Por ejemplo que en total alcanza a unas 1.302.925 personas, reflejando un leve aumento respecto al año anterior. En la misma línea, el informe sostiene que la matrícula creció especialmente en Posgrado, y que en Pregrado el mayor aumento lo registraron los institutos profesionales (IP) con un 4,7%; y las universidades y centros de formación técnica mostraron una baja de 1 y 2 puntos porcentuales respectivamente.

Así también, debemos destacar que en 2022 las únicas universidades que aumentaron su matrícula fueron las privadas en un 0,5%, siendo "la caída en las matrículas más notoria en las Universidades Estatales del Consejo de Rectores, que en 2022 evidencian una baja de -1,9%, es decir, 4 mil matrículas menos. En el caso de las Universidades Privadas del Cruch la disminución de su Matrícula Total es de solo -0,7%", explica este informe.

Todos estos antecedentes, nos dan cuenta de la importancia de la educación superior en Chile, y del rol que tienen las universidades privadas, así como los institutos profesionales y centros de formación técnica, y que finalmente responden al éxito de un modelo de provisión mixta de oferta educativa que avanza en calidad, y oportunidades de acceso para miles de jóvenes en las distintas comunas del país.

Pero esto no es nuevo, hace más de una década la investigadora Tatiana Gajardo en su estudio "Educación privada vs. educación pública en Santiago de Chile: una reflexión", indicaba que: "Hay universidades privadas que han crecido vertiginosamente y en poco tiempo han alcanzado niveles considerables de calidad, equiparándose cada vez más con las universidades públicas: tienen los mismos docentes, mismo número de alumnos, sus aranceles son similares, producen conocimiento, investigan, ofrecen programas de postgrado, etcétera".

Por estos motivos, y frente a esta evidencia, resulta desconcertante, que en la propuesta constitucional no se realice ningún tipo de reconocimiento al aporte que realizan los privados a la educación superior a lo largo y ancho de Chile, impactando positivamente a miles de familias.

Laura Bertolotto

Rectora Santo Tomas Valdivia