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Jesús prójimo

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Un antiguo texto del libro del Génesis nos cuenta de Abraham recibiendo a tres forasteros que pasaron junto a su tienda en medio del desierto. Abraham y Sara, su mujer, se esmeran en servirles y acogerlos. Estos signos de hospitalidad son muy propios de la cultura de los pueblos nómades y quedarán impregnados para siempre en la cultura judeo-cristiana. Para Abraham y Sara, la hospitalidad a estos tres personajes les regalará un mensaje de bendición: "Dentro de un año, tendrán un hijo". La acogida y hospitalidad de ellos será premiada con la esperada promesa del hijo.

En el Evangelio de este domingo (Lc 10, 48-52) es Jesús quien es beneficiario de la hospitalidad de la familia de Lázaro, en especial en sus dos hermanas: Marta y María. Jesús -en medio de su misión- llega a Betania y es atendido, especialmente por Marta, mientras que su hermana María se sienta a sus pies a escuchar la enseñanza de Jesús, junto a los demás discípulos varones, algo inusual en la época ya que sólo los varones podían ser discípulos y escuchar a sus maestros, sentándose a sus pies.

Esta situación provoca un conflicto con Marta, quien reclama al Maestro que le diga a su hermana le ayude en el servicio. La respuesta de Jesús no es favorable a la solicitud de Marta: "Ella ha escogido la mejor parte, que no le será quitada". Jesús se hace "prójimo" para las hermanas de Betania: en el servicio y por sobre todo en la escucha de su Palabra.

No hay una contradicción entre ambas actitudes: el servicio y la hospitalidad son propias de la vida y la espiritualidad cristiana, como lo recordábamos a propósito de la "Parábola del Buen Samaritano", que leímos hace una semana.

Pero lo que fundamenta todo este quehacer solidario de los cristianos está en la escucha atenta de la Palabra de Dios. Por eso, Jesús no dice que que aquello que hace Marta esté mal, sino que aquello que ha escogido María es lo más importante y no le será quitado.

Juan Gual Nualart: Militar y destacado boxeador valdiviano

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Hoy se cumplen exactamente 34 años del fallecimiento de Juan Gual Nualart, quien fuera en vida un militar y destacado boxeador amateur valdiviano en las décadas de 1940 y 1950. Nació en Temuco el 26 de enero 1926 y falleció en Valdivia el 17 de julio de 1988, a los 62 años de edad. Juan Gual Nualart fue casado con Berta Mesas Vallejos (26 de enero de 1951) y de su matrimonio nacieron Carmen (Q.E.P.D.), Juan y Gabriela. Sus padres fueron de origen español: Enrique Gual y Antonia Nualart, quienes también fueron padres de otros cinco hijos: Ana, Emilia, Antonio, Enrique y Emilio. De niño, Juan Gual Nualart cursó sus estudios primarios en la antigua Escuela San Francisco, la Escuela Superior de Hombres N° 1 y la enseñanza secundaria en el Liceo de Hombres de Valdivia. Durante su juventud destacó en el boxeo amateur chileno, tras iniciarse en el deporte de los puños a los 11 años de edad, en 1937, en el club de boxeo Luis Vicentini, donde fue dirigido por el entrenador Manuel González, quien le enseñó a dominar la famosa "izquierda valdiviana", velocidad de piernas y cintura. En el año 1946 ingresó al regimiento de Infantería N° 11 Caupolicán en Valdivia, para cumplir con su servicio militar obligatorio. Como boxeador realizó alrededor de 400 peleas en las categorías de peso pluma y liviano. Fue apodado "La maravilla sureña" y se proclamó campeón chileno amateur y militar con los colores del Caupolicán. En 1957 decidió colgar los guantes y recibió el homenaje del municipio valdiviano, la asociación de boxeo y la respectiva división del Ejército. También y durante algunos años incursionó como entrenador de boxeo. Hoy domingo 17 de julio se oficiará una misa en memoria de Juan Gual Nualart, a las 12 horas en la Iglesia Catedral de Valdivia, para recordar los 34 años de su fallecimiento. Sus hijos Juan y Gabriela; y las familias Gual Nualart, Gual-Mesas y Gual-Concha invitan a participar en la ceremonia a familiares y amigos. Juan Gual Nualart falleció el 17 de julio de 1988 y su cuerpo descansa en el Cementerio Municipal N° 1 de Valdivia.

17 de julio de 1988 se marchó para siempre el ex militar y destacado boxeador valdiviano Juan Gual Nualart.

Marta Candelaria Silva Triviños: Madre bondadosa y profesora ejemplar

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Marta Candelaria Silva Triviños tenía 87 años de edad cuando sus ojos dejaron de brillar. Era un día frío y lluvioso, el miércoles 15 de julio de 2020. "Ese día fue llamada a cruzar el umbral de paz y amor que nos tiene preparado nuestro Dios, dejándonos sumidos en el dolor, que se contrasta al recordar su gran legado como madre ejemplar y maestra excepcional", recuerda su familia. Nació el 6 de marzo de 1933 y fue hija de Alfredo Silva e Ida Triviños. "Martita" fue la quinta de diez hermanos, cuatro de los cuales fallecieron recién nacidos. Sus padres la llevaron a Punucapa el 2 de febrero de 1934 para que la proteja la Virgen de la Candelaria. "Estaban felices, regocijados, porque su nacimiento fue especial y debido a ese hecho, cada 2 de febrero se festejaba su cumpleaños", agregan. En 1944, la familia llegó a Valdivia en una carreta tirada por los bueyes "Rocío y Murta". "Martita" se formó como educadora en la Escuela Normal de Ancud y fue una maestra ejemplar, que ayudaba a los niños más necesitados. Comenzó su labor docente en Los Lagos, donde conoció a Luis Ojeda Saldivia, el amor de su vida y con quien se casó el 17 de julio de 1959. Fruto de ese amor nacieron cuatro hijos, uno de los cuales falleció a los ocho meses de vida. Luego, la muerte de su esposo tras 10 años de feliz matrimonio, la dejó sumida en el dolor y con tres pequeños niños. "Martita" tuvo siempre una gran vocación de servicio y de ayuda a los más necesitados. Hace 45 años formó el Club de Adulto Mayor de la Escuela Carlos Brándago, luego rebautizado como "Club de Adultos Mayores Martita". Una vez jubilada siguió con su labor, apoyada por la familia, por Juanita y su hija Elke, quien amenizaba las reuniones con cánticos y guitarra. Tuvo además con el apoyo de las Damas Rotarias del Club Calle Calle, presididas por Sibylle Klapp y Guillermo Barrientos, quien trasladaba a los abuelitos en su taxi a los lugares de reunión. Su familia recuerda por siempre "los buenos momentos que vivimos con una mamá cariñosa y bondadosa, que a todos ayudaba aún en sus últimos instantes. Permanece en el eterno recuerdo de sus hijos Elke, Rosita y Luis; sus nietos Guillermo, Rodrigo, Claudia, Andrea, Leyla; sus bisnietos, su querida compañera Juanita y su fiel perrita "Copita".

15 de julio de 2020 abandonó la vida terrenal la profesora normalista Marta Candelaria Silva Triviños.