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ENTREVISTA. luis manuel ocares vega, vecino panguipullense:

"Estoy conforme con mi vida; me siento realizado, contento y feliz"

EXPERIENCIA. Sesenta años en el oficio de trabajar la madera marcan la historia de esfuerzo del carpintero y mueblista más antiguo de Panguipulli.
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Juan Carlos Hernández G.

Aunque sus pasos sean más lentos y su andar cansino refleje de alguna manera el inevitable paso del tiempo, a las puertas de los 82 años de edad Luis Manuel Ocares Vega mantiene la jovialidad de un carácter forjado a través del sacrificio, el amor por los suyos y el trabajo. Carpintero y mueblista, ha sabido también levantarse y renacer. Hace 11 años, el taller de toda su vida -en la población Bernardo O'Higgins de Panguipulli- fue destruido por un incendio. Pero, con el apoyo de su comunidad volvió a levantarse. "Mucha gente me cooperó con madera para volver a construir y pude recuperarme. Me dieron trabajo y esa ayuda la agradezco por siempre", señala.

La historia de su vida también forma parte de la serie documental "Un pueblo llamado Panguipulli", proyecto que impulsa la corporación Amigos de Panguipulli y que está disponible en la plataforma Youtube.

"Don Manuel" -como lo conoce su comunidad- aprendió el oficio de la carpintería y la mueblería durante su juventud en Futrono y se mantiene en actividad en su taller, mientras recuerda orgullosamente que muchos de sus trabajos acompañan el diario vivir de familias e instituciones junto al lago. Puertas y ventanas del Centro Educacional San Sebastián, del Liceo Padre Sigisfredo -donde estudió en la jornada nocturna- son parte de su trabajo.

Después de que se independizó, llegó a tener hasta cinco y seis ayudantes en la época de mayor auge del negocio. Hoy, continúa trabajando y como terapia, de vez en cuando repara algunos muebles que él mismo elaboró hace... 50 años.

¿Qué recuerdos guarda del Panguipulli que conoció a mediados de los años '60?

-Era prácticamente un pueblo rural, con calles de ripio y muy pocos habitantes. Había solo dos vehículos, por lo que la gente se movilizaba principalmente a caballo y en carretas. Y en el lago, en botes, barcos, remolcadores y vapores. El más famoso fue el Enco. Las personas que venían desde Choshuenco y Neltume, lo hacían en barcos.

¿Cómo conoció a su esposa?

-Por esas cosas de la vida, la conocí en la parroquia y nos flechamos.La miraba entonces y aún la sigo mirando y admirando. Vamos a completar 51 años de casados. Pololeamos tres años y medio, hasta que mi suegro nos puso plazo y nos casamos el 20 de agosto de 1971.

¿Con qué tipos de madera trabajó en sus tiempos de mayor apogeo como mueblista y cómo se abastecía de madera?

-Era muy común el raulí, una madera muy noble para trabajar en puertas y ventanas. La compraba a una persona que me abastecía de madera y que me indicaba por ejemplo, la cantidad de puertas y ventanas que se necesitaba. Al principio me costó comenzar como independiente, porque mis herramientas y maquinarias eran muy precarias y gran parte del trabajo lo hacía de manera manual.

¿Quiénes eran sus principales clientes?

-Llegaba gente de todas partes. También le trabajé mucho a la municipalidad, cuando estuvo de alcalde Luis Emaldía y le tocó arreglar las escuelas rurales, que estaban en malas condiciones y donde muchos niños asistían a clases y tenían que sentarse en el piso. En cuanto a las familias, mandaban a hacer más que nada marquesas, muebles de cocina y comedores, que eran muebles que duraban muchos años por la buena madera que había, principalmente roble y raulí.

¿Quiénes son sus clientes hoy y qué trabajos realiza?

-Básicamente estoy reparando sillas y haciendo otros trabajos, pero a menor escala. Madera buena ya no hay. Tengo algunos clientes antiguos.

¿Por qué sigue trabajando a los 82 años de edad?

-El trabajo, para mí es una terapia, porque si me hubiese botado a ocioso, ya estaría en el cementerio. Entretenerme en el taller me sirve de terapia. Por eso, mi consejo para los mayores es que se entretengan en algo, porque si no la vida se acorta mucho. Que se sientan realizados en lo que hacen, que sean felices, que sigan motivándose. La ociosidad, a uno lo arruina.

A estas alturas de la vida, sopesando los buenos y los malos momentos, ¿se siente una persona realizada?

-Estoy conforme con mi vida, porque la salud me ha acompañado, nunca he estado hospitalizado ni he sufrido enfermedades graves. Me siento realizado, contento y feliz por estar trabajando, a esta edad. Es reconfortante ver a nuestros hijos y nietos desarrollados con sus familias. Por eso, el día que me sorprenda la muerte, me voy a ir contento.

"Las familias man- daban a hacer más que nada marquesas, muebles de cocina y comedores, que eran muebles que duraban muchos años...".

Luis Manuel Ocares, Mueblista y carpintero

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Desde el año 1965 junto al lago

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Nació en un sector rural de Río Bueno en 1940 Luis Manuel Ocares Vega nació el 14 de octubre de 1940 en un sector rural de Río Bueno y fue el segundo de dos hijos (el mayor fue Julio) del matrimonio formado por los trabajadores agrícolas Manuel Ocares Barrera y María Vega Martínez. Estudió cuatro años de enseñanza primaria en la Escuela N° 1 de Río Bueno y posteriormente la familia se trasladó a Riñinahue ("La vida era muy precaria", recuerda), Llifén y Futrono, donde continuó su educación en un colegio mixto. Lo sorprendió la edad de cumplir su servicio militar, lo realizó en el Regimiento Arauco de Osorno y al regreso a Futrono comenzó a realizar trabajos de carpintería en la parroquia de la ciudad. Allí y durante una visita lo conoció el hermano capuchino Ubaldo Strobel, quien le ofreció la posibilidad de trasladarse a trabajar a la parroquia de Panguipulli. En su nueva ciudad se instaló en 1965 y luego de seis años se independizó, pero también contrajo el sagrado vínculo, que desde el 20 de agosto de 1971 lo une al amor de su vida: Zunilda Gómez Guarda. Son padres de dos hijos: Marcelo y Patricio; y abuelos de seis nietos.

Inmovilidad determinante en la vida

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En el adulto mayor, la inmovilidad es una entidad sindromática que disminuye su capacidad para desempeñar actividades de la vida diaria. Esto, producto de un descenso de sus funciones motoras, relacionadas con su sistema neuro-músculo-esquelético y que afectan su independencia, autonomía, impactando negativamente en su salud.

Sus principales causas son la falta de fuerza o debilidad, la rigidez, el dolor, alteraciones del equilibrio y problemas psicológicos. Además, con el paso de los años se produce una serie de cambios fisiológicos que contribuyen a disminuir nuestra movilidad.

La debilidad puede generarse por desuso de la musculatura, malnutrición, alteraciones de electrolitos, anemia, desórdenes neurológicos o miopatías. La causa más común de rigidez es la osteoartritis; pero el parkinsonismo y la artritis reumatoide, entre otras, también ocurren en este grupo etario. En tanto, el dolor -ya sea de hueso, articulaciones o músculo- y los problemas en los pies, (como el uso de un inadecuado calzado) pueden inmovilizar al paciente.

Asimismo, la alteración del equilibrio y el temor a las caídas producen inmovilidad. El desequilibrio puede ser el resultado de debilidad general, causas neurológicas, ansiedad, entre otras y puede ocurrir después de un prolongado reposo en cama. Las condiciones psicológicas, como ansiedad severa o depresión, también pueden producir o contribuir a generar esta enfermedad.

Por lo tanto, para el tratamiento de la inmovilidad resulta clave su detección precoz, la labor que realiza un kinesiólogo y a que somos los encargados del entrenamiento y rehabilitación física del paciente y de solucionar problemas de su entorno, aconsejando para ello una adecuada habilitación de la infraestructura que utiliza.

Asimismo, resulta fundamental propiciar en el adulto mayor el autocuidado, el desarrollo de hábitos de vida saludables y el ejercicio físico que le permitirán un envejecimiento activo y de calidad.

Eduardo

Cruzat

Dir. carrera Kinesiología UST