La aplicación de normas para la división de predios agrícolas ha despertado polémicas. La discusión se instaló luego del anuncio del Ministerio de Agricultura sobre la regulación de las parcelaciones rurales siguiendo disposiciones que datan desde 1980 y que posteriormente se conociera un instructivo de evaluación del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), entidad que tramita y certifica las subdivisiones de predios rústicos (SPR).

Al respecto hay distintas miradas. Por una parte, argumentos ambientales; por otra, el legítimo derecho de los dueños a subdividir y disponer de sus bienes; también la conciliación equilibrando cuidado del espacio, respeto de las reglas de uso de suelos y apoyo a quienes necesitan generar ingresos en tiempos de crisis, vendiendo sus terrenos.

El punto de distancia entre las diferentes posiciones es el uso de esos espacios, que originalmente tienen un destino agrícola, pero que al separarse muchos se convierten en lugares con fines habitacionales, turísticos y recreativos. Es decir, el lugar se aleja de lo productivo, se aumenta la presencia humana, la presión sobre el entorno y el daño ambiental.

Ejemplos de esto hay en la zona costera de Valdivia, junto al lago Panguipulli y en las riberas del río Cruces en el área del Santuario, por nombrar solo los más recientes y conocidos en Los Ríos. A nivel nacional, según el SAG, las peticiones para lotear predios agrícolas han pasado de promedio de 10 mil requerimientos en 2019 a 19 mil en 2021, un alza de 90%; y las proyecciones para 2022 hablan de 20 mil solicitudes formales en diversas regiones.

La discusión legislativa para tratar el tema y buscar ordenamiento para el desarrollo de áreas rurales, comenzó en el Senado esta semana. Alcaldes (entre ellos la máxima autoridad de Valdivia), representantes de las empresas inmobiliarias y de gremios se reunieron con parlamentarios y, afortunadamente, señalaron que hay coincidencia en que el cuidado ambiental debe primar y en la voluntad de equilibrar decisiones, generando propuestas públicas y privadas con miradas de largo plazo, que permitan -entre otras materias- determinar en quién recae la responsabilidad de la utilización del terreno dividido, si en el dueño original que vende o en quien compra y se hace cargo de un terreno con resguardo agrícola.

Era 1939 Chile había sido el foco de atención del mundo, tras ser azotado por un destructivo terremoto en la zona de Chillán. A pesar de los problemas económicos del país y la inversión del Estado en la reconstrucción del país, no se dejó de lado una loable aspiración de los valdivianos en esa década, tendiente a construir un hospital que diera respuesta a las necesidades de salud de miles de personas del sur del país.

Gracias al altruista empresario Carlos Haverbeck, se pudo contar con los terrenos en el sector del antiguo fundo Huachocopihue. Al poco tiempo el sector aislado a las faldas de la ciudad, comenzó a ampliarse y dar forma al sector regional. A medida que pasaba el tiempo el hospital seguía creciendo, siendo uno de los edificios más grande de la ciudad.

Sin embargo, el terremoto del 22 de mayo de 1960, provocó un derrumbe de los pisos superiores, con graves consecuencias en las dependencias de más flujo de personas, aumentando el pánico y la incertidumbre entre los pacientes por no contar con la atención debida a sus dolencias, ante la emergencia de los funcionarios de salud que debieron asistir a los heridos de la catástrofe.

Los estadounidenses realizaron una valiosa ayuda a nuestro país, primero la gente envío alimentos a la zona, el periodista Donald Canter construyó una villa para la gente de los rukos, y por parte del estado enviaron una carpa hospital que luego se transformaría en el "Hospital John Kennedy".

El hospital sirvió por 40 años, luego se cierra, pero opta en a principios de los '90 del pasado siglo, a expandirlo y poder brindar apoyo a una población que había aumentado considerablemente.

El diseño estuvo a cargo del arquitecto Hernán Pincheira, hasta que en 1995 fueran terminadas las nuevas dependencias, siendo inauguradas por el presidente Eduardo Frei Ruiz- Tagle.

Hoy el Hospital Regional es uno de los más modernos de Chile, y tiene a su haber la gran mayoría de las especialidades, recibiendo a jóvenes universitarios que optaron por la noble profesión de la medicina en sus prácticas profesionales, haciendo del hospital un centro de recepción a nuestros talentos locales. Sin embargo, necesita una modernización y está en carpeta un proyecto que ha demorado. Apoyaremos la forma de que se haga realidad.

Gastón von Mühlenbrock

Diputado