Sin O'Higgins en Valdivia
El patrimonio legado a todos los chilenos por el Libertador, Forjador y Padre de la Patria Capitán General Bernardo O'Higgins Riquelme se mantiene, luego de 244 años desde su nacimiento, muy vigente en cada uno de los ciudadanos chilenos.
Su marca de libertad puede verse a lo largo de la historia de nuestra sociedad, independientemente de los procesos sociales que han marcado los rumbos y evoluciones de nuestra querida nación; del mismo modo que todo el simbolismo patrio y las obras con las cuales contribuyó a la creación de nuestra República.
A lo largo del país de norte a sur estamos conmemorando el nacimiento del Libertador de Chile. Desde el Presidente de la República que viaja especialmente a Chillán, hasta el último servidor público en el país sabe que esta fecha es especial y muchos se congregan en lugares para honrar su memoria.
Pero en Valdivia no tenemos un espacio para honrar al héroe.
La plaza Chile, donde está el busto de O'Higgins, se encuentra cerrada. Y es una contradicción no tener otro recinto para compartir el homenaje con la comunidad, considerando que fue él, como Director Supremo, quien permitió la liberación de esta zona de la corona española en febrero de 1820 y que luego juráramos dicha independencia como ciudad el 15 de junio del mismo año.
¿Dónde están los responsables del compromiso moral de reconocimiento público del patrimonio valórico de O'Higgins en Valdivia Capital Regional?
Creo que el Padre de la Patria merece un lugar destacado en el espacio público donde poder recordarlo y que la comunidad de Valdivia también merece la oportunidad de no olvidar la historia.
Espero que el próximo 20 de agosto tengamos ese espacio, para conmemorar el natalicio de Bernardo O'Higgins.
Pedro O. Guerra G. Presidente Ejecutivo del Instituto O'Higginiano de Chile Filial Regional de Los Ríos
Constitución y emergencia
¿Continuaría el Estado de Emergencia? La Constitución vigente consagra la existencia de cuatro Estados de Excepción Constitucional, los cuales permiten que, en situaciones extremas, se suspendan ciertos derechos fundamentales y que las Fuerzas Armadas tomen mayor control y responsabilidad en asuntos internos. Estos cuatro estados de excepción actualmente son: i) el de Asamblea, en caso de guerra externa; ii) de Sitio, en caso de guerra interna; iii) de Catástrofe, en casos de calamidad pública; y iv) de Emergencia, para casos de grave alteración del orden público o de daño o peligro para la seguridad de la Nación.
En la propuesta de Constitución que nos presenta la Convención se mantienen todos excepto el de Emergencia (aunque ahora lo sugiere el acuerdo de los partidos políticos oficialistas).
Y no podemos olvidar que es justamente este el que se utiliza hoy en La Araucanía por los permanentes actos de terrorismo de los cuales somos testigos semana a semana. Y es también el que constantemente se ha pedido producto de los recurrentes atentados incendiarios que estamos sufriendo en nuestra región.
Se ha dicho que no importa que se haya eliminado ya que en su lugar se puede decretar el Estado de Catástrofe. Esto es un profundo error, ya que las causales de los estados de excepción deben ser siempre interpretadas de manera estricta y no amplia en virtud de las consecuencias restrictivas que tienen en las libertades individuales.
Además, la causal de calamidad pública que justifica el Estado de Catástrofe corresponde, según la definición de la Real Academia Española, la historia constitucional del país y a las normas legales del Código Civil y Penal, a desgracias o infortunios de la naturaleza (como erupciones o terremotos).
A esto se suma que durante la discusión constitucional se dijo expresamente (por los convencionales Montero y Catrileo por ejemplo) que la idea era eliminar el Estado de Emergencia porque se consideraba innecesario y/o negativo para el país.
Podemos estar de acuerdo o no con el contenido de esta propuesta, pero lo que no podemos hacer es disfrazar o esconderle la verdad a la ciudadanía.
Tomás Mandiola Fundación Pacto Social
Plazas inconclusas
Veo con gran estupor que muchas veces han reparado los cercos de las plazas Valdivia y Chile, donde hay obras, pero con los temporales de lluvia y viento no han resistido. Se vuelan las planchas de zinc, con el evidente peligro para quien vaya pasando,; se caen las maderas.
Creo que sería mejor apurar el arreglo de las plazas y no seguir haciendo soluciones de parche e invirtiendo platas que no se recuperan. Esto aparte de los choques y atropellos que han habido, por la poca visibilidad que las obras generan en ese concurrido lugar del centro de Valdivia.
Le pediría a la alcaldesa que , por favor, den una solución rápida a esto que ya lleva mucho tiempo. Y aprovecho de consultar: ¿van a dejar los maceteros en la calle frente al Banco de Chile? La falta de estacionamientos es un problema serio para muchos. Ojalá no los minimicen.
Marisa Holzapfel Ossa marisaholzapfel@gmail.com