Las urgencias y las obras pendientes
Un largo listado de proyectos espera su turno en Los Ríos. Otras prioridades han impedido inversiones prometidas. Es importante recordar que los tiempos de la vida cotidiana de las personas no son los mismos que los fiscales y que cada retraso se vuelve frustración.
Obras que esperan durante tantos años que se convierten casi anécdota. De ésas hay varias en la Región de Los Ríos y se van postergando, convirtiéndose en noticias frecuentes, materia de discursos, promesas de campaña y manifestaciones de vecinos que son escuchados, pero frente a las cuales no llegan soluciones concretas, visibles.
Para recordar solamente las que han hecho noticia en las últimas semanas se puede mencionar el segundo acceso para Mariquina, que debió estar listo a mediados de 2021; el Consultorio Externo de Valdivia, abandonado hace dos años; la doble vía hacia Paillaco, anunciada hace más de una década; los puentes de Valdivia (CauCau; Cochrane, túnel subfluvial); las pavimentaciones en diferentes sectores de Panguipulli; la ruta costera Mehuín-Niebla, con propuestas de las comunidades lafkenches todavía pendientes; el camino La Unión-Corral; la conectividad al puerto; la falta de comunicaciones en Futrono y Lago Ranco.
Todas ellas registran diversos anuncios y acuerdos con la ciudadanía, pero su avance es lento; incluso se llega a décadas de espera. Lo mismo que pasa, con las soluciones habitacionales para comités de vivienda, para los cuales fueron asignados fondos de compras de terreno y todavía no se logra como las familias requieren.
Lamentablemente los años de pandemia, la quiebra de empresas, la inestabilidad económica, la incertidumbre política, juegan en contra de las resoluciones y han obligado a priorizar. Ahora mismo, se deberá destinar una alta suma del presupuesto regional a la seguridad ciudadana, por el avance del narcotráfico y del crimen organizado; además de la violencia rural que muestra avances desde La Araucanía.
Se entiende que, en la medida que aparecen necesidades más urgentes, como las mencionadas, los fondos deben reasignarse. El sino -tal vez- de un territorio con pocos recursos, presionado por lo inmediato, aunque se sabe que las soluciones de largo plazo pueden ayudar a resolver o prevenir problemas, porque aportan a la calidad de vida.
Es importante recordar que los tiempos -y requerimientos- de la vida cotidiana de las personas no son los mismos que los fiscales y cada retraso se transforma en frustración; una que no se resuelve con más explicaciones.