Voto obligatorio
El fenómeno vivido en el último plebiscito, donde sufragaron más de 13 millones de personas, nos demuestra la importancia e impacto que tiene en la democracia cuando la ciudadanía participa en masa y percibe que lo que está en juego es importante.
El voto voluntario debutó en Chile en el año 2012 (alcaldes y concejales), con una inmediata disminución en la participación de más de un millón de votos, versus el anterior proceso similar con voto obligatorio (2008), un efecto que se fue acrecentado cada vez más. Las presidenciales de 2009 contó con casi 7 millones de votos (sistema obligatorio), mientras en el 2013 dejaron de participar casi un millón de personas, pero con el atenuante que la cifra disminuye a pesar de que aumenta de forma permanente el padrón. O sea, por más gente que esté habilitada para participar, votaban siempre los mismos, con tendencia a la baja.
Votos más o menos, una máxima irrefutable indica que una menor participación afecta a la democracia y su representación. Por otro lado, una elección es la principal instancia en la que la ciudadanía puede hacer valer su opinión, con efectos que son fundamentales para su presente y futuro.
Muchos podrán decir que son las instituciones las que deben motivar e incentivar a que los ciudadanos participen y no imponerles involucrarse en su destino, pero ¿no es lo mínimo que se le puede exigir, concurrir cada cuatro años a elegir a sus autoridades?
Pero lo anterior también presenta desafíos relevantes. Primero, el voto obligatorio no es una medida que por arte de magia vaya a solucionar los problemas que tiene nuestro régimen político y por ello es fundamental que los partidos busquen conquistar a los electores y retomen su necesario lugar en la sociedad, como una institución primordial para el desarrollo de la democracia. Segundo, con un voto obligatorio automáticamente aumenta el padrón en 4 millones de personas aproximadamente, lo que lleva a los partidos a salir de su zona de confort, de contar siempre con un voto ideológicamente ya conquistado.
Sergio Escobar Jofré Académico UCEN
1941 (1)
En 1941 se cumplían cincuenta años del fin de una de nuestras guerras civiles, la del 91, que culminó con la derrota del Ejército y el suicidio del Presidente Balmaceda. Se estima en diez mil el número de muertos. En Europa, Hitler avanzaba casi sin oposición. A fines de ese año y luego del ataque japonés en Hawaii, Estados Unidos entraría en el conflicto iniciándose, de esta manera, una segunda fase de la guerra que culminaría con la derrota de las fuerzas del Eje. En Chile, gobernaba el Frente Popular. Ocupaba la presidencia don Pedro Aguirre Cerda.
En 1941, la guerra civil del 91 ya no era tema. Balmaceda, tampoco. Se vivían momentos duros, derivados de los perniciosos efectos de la Segunda Guerra Mundial y de nuestro subdesarrollo, pero a la vez, auspiciosos. Habíamos iniciado nuestro proceso de transformación social y económica, signado por lo que después se denominó "sustitución de importaciones, etapa fácil". Era el inicio de los gobiernos encabezados por el partido Radical, tan importantes para nuestro desarrollo. Éramos una nación muy pobre.
El próximo año 2023 se cumplirán cincuenta años del golpe militar, el de 1973, que puso fin a la experiencia de la Unidad Popular, cuyo objetivo declarado era, pese a no contar con el respaldo mayoritario de la ciudadanía, transformar a Chile en un Estado Socialista. El día 11 de septiembre de 1973 culminó con el suicidio del Presidente Allende y el palacio de La Moneda en llamas. Se iniciaba una larga Dictadura. En el Chile de hoy y desde hace poco más de seis meses, ocupa la presidencia Gabriel Boric. El Presidente, su gobierno y los partidos que lo respaldan acaban de experimentar una enorme, y todo indica que definitiva, derrota política.
En el Chile de hoy, casi cincuenta años después del golpe militar, Allende y su intento de construcción del socialismo siguen siendo, para más de alguno, temas determinantes. Después del Plebiscito de Salida resulta claro que para la enorme mayoría de los chilenos ese pasado quedó atrás.
No obstante, hay quienes sostienen que nada ha ocurrido desde 1990. Ignoran que nuestros registros en materia de esclarecimiento de la verdad y sanción a los responsables de los crímenes de la Dictadura de Pinochet son los mejores de Latinoamérica. Otro tanto ocurre respecto de la reparación del daño causado por el Estado a las víctimas y a sus familias (Continuará).
Jorge Eduardo Vives Dibarrart Abogado jevivesd@gmail.com
Fiestas Patrias
El pueblo de Chile está de fiesta. En todos los rincones de nuestro suelo, nos hermanamos para que las manos busquen la amistad, la sonrisa se comparta, con sencillez y la humildad crezca de corazón en corazón.
Ojalá estas Fiestas Patrias nos ayuden a dejar de lado algunos dolores y, en familia, podamos compartir los más gratos momentos para enriquecer la vida. Que la cordura , la paz y la solidaridad reinen entre todos nosotros.
Arturo Goddard Bravo Profesor Normalista normalista1949@hotmail.com