Conciencia y prevención. Esas son las palabras clave para enfrentar la Enfermedad de Alzheimer, según explica el destacado científico chileno Ricardo Maccioni, quien ha sido incluso postulado al Premio Nobel por la contribución de sus investigaciones a la detección precoz y al tratamiento de esta patología crónica, la cual afecta a más de cincuenta millones de personas en el mundo; que en Chile ha sido diagnosticada a casi 200 mil pacientes y que en Los Ríos podría proyectarse a uno de cada tres mayores de 85 años de edad.

El especialista estudia el tema desde 1972 y una de sus principales contribuciones fue el descubrimiento de la proteína TAU, que afecta a las neuronas y que estaría en el origen de la enfermedad. Ese logro es considerado uno de los grandes avances médicos del siglo XXI y es el punto de partida para otros desafíos, como encontrar marcadores que permitan detectar tempranamente esta alteración. "Creemos que los primeros indicios podrían rastrearse hasta 40 años antes de que las personas manifiesten la enfermedad", dijo en una entrevista con www.soychile.cl en el contexto del Día Internacional del Alzheimer, conmemorado el 21 de septiembre.

En esa línea Maccioni y su equipo han desarrollado fármacos potenciadores de la función neuronal (en base a plantas presentes en el norte del país) y pusieron a disposición de la comunidad un test de detección temprana, que requiere solamente de una gota de sangre para alertar sobre la presencia de esta patología en una persona, con décadas de anticipación. En julio pasado los investigadores iniciaron acciones para que desde el gobierno se permita la inclusión del examen y de otras iniciativas para masificar esta herramienta en Fonasa ("pero a las autoridades quizás no les interesa", dijo Maccioni). Actualmente el examen se realiza en el Hospital de la Fuerza Aérea en Santiago y aún no se ha masificado, aunque la enfermedad es parte del Auge desde octubre de 2019.

Mientras se avanza con las gestiones para pesquisa temprana, el especialista recomienda autocuidado: vida sana, alimentación saludable, meditación y también empatía con quienes cuidan a personas afectadas por este mal. "En Chile no se reconoce ese trabajo y hay que hacerlo. Hacer conciencia".

En los últimos dos años hemos podido observar cómo emprendimientos creados por jóvenes chilenos han logrado posicionarse fuera de nuestras fronteras hasta convertirse en casos de éxito en sus respectivos campos de acción; los llamados unicornios, empresas que alcanzan los US$ 1000 millones de valorización. Este tremendo logro no ocurre producto del azar o una casualidad, sino que responde a la capacidad, constancia, visión, y profesionalismo de sus líderes y equipos, pero también al impulso dado por el Estado, mediante distintas políticas públicas implementadas durante más de una década en el país, y que, apoyado por el sector privado, organizaciones civiles y la academia ha conformado el llamado "Ecosistema de innovación y Emprendimiento", que alienta a que las ideas y tecnologías converjan hacia soluciones para el país y el mundo.

La Estrategia Nacional de Ciencia, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo de Chile (2022), recientemente publicada, nos invita a pensar un Chile que genera desarrollo y bienestar de manera sostenible e integral, basado en una Sociedad del Conocimiento. Es una desafiante tarea para todos aquellos que de alguna u otra manera estamos ligados al mundo del emprendimiento, las políticas públicas o la academia. Pero ¿cómo preparamos a nuestras generaciones futuras en cumplir con esta importante visión de desarrollo?

Afortunadamente, desde las instituciones de educación superior este camino se ha adoptado incluyendo en las mallas curriculares de muchas carreras de pregrado asignaturas ligadas a la innovación y el emprendimiento. La tarea ahora es avanzar en orientar estas innovaciones hacia las demandas que el país y el mundo requieren, particularmente, con un desarrollo que preserve nuestra biosfera, que sustenta nuestro diario vivir. Hoy, señalan expertos en la materia, no basta con ser sostenible, es necesario avanzar un paso más y adoptar innovaciones que tiendan a regenerar los ecosistemas que durante años de desarrollo hemos destruido.

Desde nuestro accionar diario como consumidores podemos hacer mucho, por ejemplo, en nuestras decisiones de compra diaria optando por aquellos que siguen este camino. Al respecto, en Chile existen numerosas experiencias de startups, y organizaciones - como Sistema B - que promueven una forma de economía valiéndose del mercado para crear valor social y medioambiental.

Patricio Olavarría Castro

Académico de la carrera de Ingeniería Civil Industrial de la U. San Sebastián sede Valdivia