"Es muy bonito sentir que mi voz puede ser un aporte a la literatura para niños"
PRESENCIA. Académico UACh logró importante galardón gracias a "Trinares", una obra que demoró cerca de una década en construir.
La Fundación Para las Letras Mexicanas y el Fondo de Cultura Económica recibieron 179 libros de autores de nueve países en el 19° Premio Hispanoamericano de Poesía para la Infancia.
Y el ganador fue Felipe Munita. El académico del Instituto de Lingüística y Literatura de la Facultad de Filosofía y Humanidades UACh se quedó con el galardón gracias a "Trinares", obra que demoró casi diez años en los que el escritor sumó varios destinos.
Entre 2017 y 2020 Munita trabajó como profesor visitante en la Universidad Autónoma de Barcelona. Al volver a Chile ganó un concurso académico y se integró a la Universidad Católica. Hasta que en enero de 2022 se volvió a integrar a la UACh, donde antes había sido profesor adjunto vinculado a instancias como por ejemplo el Encuentro de Mediadores de Lectura.
La obra nueva
"Trinares" tiene poemas escritos desde 2012 a la fecha en Valdivia, Barcelona, Viña del Mar y Santiago. Su publicación ilustrada se espera para el próximo año.
¿Qué marco el proceso creativo en general?
- Borré y reescribí mucho, muchas veces. Para llegar a la versión final de un poema pueden pasar varios meses. No soy de los escritores de que una sola vez logran las versiones finales de sus obras. La producción definitiva fue algo así como de dos poemas por año.
¿Nota una diferencia en los escritos de los primeros años, que tal vez fueron más intuitivos, en relación a los que nacieron tras adquirir nuevos conocimientos académicos?
- Creo que una de las cosas más destacadas es que uno va avanzando en el conocimiento del oficio, entrando de maneras más profundas a los textos y a los autores. Tener más herramientas en la cabeza te hace, tal vez, escribir de una manera diferente. A eso se suman las nuevas poesías que pude ir descubriendo el último tiempo y que tienen que ver con nuevas formas de trabajar la palabra.
¿Hasta qué punto la poesía para la infancia ha seguido entendiéndose como el pariente pobre de la literatura?
- Por mucho tiempo ha estado subordinada frente a la narrativa, aunque en la última década se nota un cambio muy profundo en la producción de habla hispana. Hay nuevas búsquedas estéticas y nuevas maneras de ofrecer poesía de calidad a los niños. Por mucho tiempo asumimos como poesía infantil unas rimas y versos muy simplones y torpes, sin nada de vuelo poético. Para revertir eso, más que quedarnos sometidos por los temas que surgen de los diálogos internos de cada cual, el gran desafío fue aventurarse en la estética.
¿Cuál es el valor personal que le otorga al premio recibido?
- En ningún caso siento que me vuelva un referente. Lo enriquecedor es que me sitúa en un diálogo con otros poetas que lo han ganado previamente. Son escritores que admiro mucho. Estoy en un posición de privilegio en la que puedo aportar con mis textos a una construcción colectiva de una literatura potente para los niños y de una poesía que pueda dialogar con la infancia. Es muy bonito sentir que mi voz es un aporte en ese sentido.
En literatura infantil juvenil usted también ha publicado en narrativa "Melero. Detective de Insectos" y en poesía "Diez pájaros en mi ventana". ¿Son obras que nacieron siguiendo algún patrón establecido?
- Cada proyecto es una búsqueda particular. En el caso de 'Melero', tuve un acercamiento muy intuitivo a la narrativa y no me proyecto mucho más en ese lugar. Si es que puedo aportar en algo a la literatura infantil y juvenil contemporánea, será desde la poesía. Es el género donde quiero seguir buscando mi voz.