"La vida en el planeta no sería como la conocemos, sin la acción de los hongos..."
Desde Los Ríos se trabaja en diversos ámbitos para comprender y enfrentar el cambio climático. En Máfil está el Centro de Investigación e Innovación de la Universidad Santo Tomás, donde se desarrolla labor científica en áreas como el cuidado del suelo y el rol que juegan los hongos en la adaptación. Esta materia es el ámbito de estudio del doctor César Marín, quien destaca la importancia del reino fungi para el futuro del planeta.
"Los hongos tienen una enorme importancia, son un componente fundamental del suelo. Son los principales recicladores de materia orgánica (los hongos de descomposición) y el principal grupo que yo estudio que son los hongos formadores de micorrizas son fundamentales para el 92% de las plantas terrestres. Ellos generan una simbiosis, donde la planta da la energía que obtiene de la fotosíntesis y el hongo le da nutrientes como nitrógeno, como fósforo, algunos cationes, calcio, magnesio, agua, y protección contra parásitos contra herbívoros o contra metales pesados. Entonces estos dos grupos de hongos, los hongos descomponedores o saprófitos y los hongos simbiontes micorrízicos son fundamentales. La vida en el planeta no sería como la conocemos sin la acción histórica y también actual de estos hongos.
¿Qué son las micorrizas que usted menciona y hay algún tipo de hongo de esa relación que nosotros podamos ver en la vida cotidiana?
-Esta simbiosis es una interacción, una relación positiva, o sea, tanto la planta como el hongo obtienen beneficios a partir de esta relación. Es una relación que surgió hace 405 millones de años, o sea, cuando las plantas estaban colonizando la tierra, se asociaron en sus raíces con estos hongos. Entonces, la inmensa mayoría de las plantas, incluyendo casi todos los cultivos comerciales, se asocian con estos hongos en sus raíces. El hongo entra en la raíz y rodea la célula vegetal, o bien entra directamente a la célula vegetal y ahí es donde se produce este intercambio de nutrientes y energía.
Entonces, básicamente, es un intercambio de nutrientes por parte del hongo y energía por parte de la planta. Podemos ver los hongos micorrizicos en los cultivos forestales, en prácticamente cualquier planta. Acá en el sur, por ejemplo, todos los Nothofagus y todas las coníferas nativas y las coníferas no nativas también se asocian con estas micorrizas. También la solanáceas, o sea, la papa por ejemplo, los berries, son omnipresentes, están en todos lados.
¿De qué manera la investigación se vincula o puede orientar el trabajo agrícola?
-Hay dos formas. Básicamente, una forma al menos en sistemas productivos, cierto en sistemas agrícolas o forestales es manejar el cultivo o plantación forestal, de tal forma que incentivo esta asociación. Y qué quiere decir eso. Esta asociación prevalece cuando tengo un suelo más sano, más saludable, cuando los nutrientes están suficientemente disponibles.
Hay experimentos típicos que muestran cómo crece la planta sin micorrizas y con micorrizas y la diferencia es abrumadora. Entonces nos conviene siempre incentivar este tipo de relación. La otra alternativa es aplicar directamente los hongos micorrízicos o los hongos formadores de micorrizas que uno los puede cultivar en macetas, cómo lo hace mi colega Paula Aguilera de la Universidad Católica de Temuco. Uno los puede cultivar en macetas y comercializarlos y eso es algo que se hace en Chile, pioneramente por Paula. Pero en el resto del mundo se hace bastante, entonces también se pueden comercializar estos hongos y aplicarlos directamente a los cultivos. Los resultados son también excelentes y esto promueve un sistema orgánico de cultivar que tiene unas ventajas ecosistémicas enormes.
Usted trabaja también con la industria de los vinos. ¿De qué se trata esa investigación y cómo se puede propiciar el trabajo de los hongos con las parras?
-Sí, justamente ahí toca estos temas importantes. Uno es el del cambio climático. Como cada vez tenemos más temperatura y menos lluvia, lamentablemente, los viñedos se han ido desplazando más hacia el sur. Entonces hay viñedos en La Araucanía, hay viñedos en Los Ríos, cosas que hace unas pocas décadas, no existían. En ese sentido, es importante lograr que esos viñedos se adapten a las condiciones del sur y el proyecto Fondecyt regular que tenemos, donde Paula Aguilera es la investigadora principal va encaminado a eso, a cómo lograr la adaptación de