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esas parras que se han ido desplazando hacia el sur y una alternativa es utilizar estos hongos formadores de micorrizas.

¿En qué sentido? En el sentido de sacar cepas de los hongos que provengan de Valparaíso, de O'Higgins, de la zona central en general, que están adaptadas hace 200 años en viñedos muy antiguos y combinarlas con cepas de estos hongos de acá del sur, que están adaptadas al frío, que están adaptadas al poquísimo fósforo, porque nuestros suelos tienen muy poco fósforo, al alto aluminio, porque nuestros suelos también tienen muchísimo aluminio. Entonces, tratar de combinar esas dos cepas, sobre todo para los viñedos del sur y ver si resulta un mejor crecimiento de la parra, una mejor adaptación, en mayor producción, obviamente.

¿Qué condiciones tienen que tener estos hongos para funcionar mejor?. Usted mencionaba suelos de buena calidad, ¿qué entendemos por eso?

-Sí, es un concepto complicado, aunque uno básicamente lo puede resumir, que tiendan a tener un PH neutro, un PH cercano a 6 o 7, que tengan una buena cantidad de materia orgánica, que tengan suficiente humedad y lo más importante que sus funciones ecosistémicas, sus procesos ecosistémicos, estén activos. Uno que mencioné anteriormente, fue la descomposición, entonces, un suelo donde las cosas se están descomponiendo más rápidamente, quiere decir que es un suelo que tiene bastantes microorganismos. Y bastantes macroorganismos, o sea insectos. Es un reciclaje básicamente, este proceso de descomposición, toda esa hojarasca, toda esa madera, los animales muertos que caen al suelo entre más rápido se descompongan mejor, más rápido se reincorporan. Básicamente, eso es un suelo saludable.

¿Y de qué manera se puede colaborar para que el suelo se mantenga saludable?

-Desincentivando las grandes extensiones con un solo cultivo o con una sola plantación. Esto como los monocultivos, empobrece bastante el suelo. Ahora existen muchas alternativas, como la cero labranza, por ejemplo, existen alternativas como los cultivos cubierta o sea sembrar algo, sobre todo, por ejemplo, leguminosas en la parte del año donde no se siembra nada, en vez de dejar el suelo descubierto, sembrar leguminosas, que las leguminosas se asocian con bacterias en sus raíces, así como el resto de las plantas con hongos, las leguminosas se asocian con unas bacterias que se llaman rhizobium y estas bacterias incorporan el nitrógeno de la atmósfera al suelo. Entonces, así se elimina la necesidad de una fertilización química, que es lo que al último daña la salud del suelo, tanto por la incorporación de los nutrientes en sí, de los fertilizantes químicos, como por la acción física de la labranza.

Hay muchísimas acciones que se pueden tomar, cultivos mixtos, tener una hilera de un cultivo, tener otra hilera de otro cultivo, o rotación de cultivos, sembrar un año una cosa, otro año otra cosa. Esto va incorporando diferentes tipos de materia orgánica, va incorporando resistencia a patógenos, que también los herbicidas y pesticidas son un problema gigante. Todas estas acciones están bastantes estudiadas. Yo mismo he estudiado algunas de estas acciones, pero obviamente se necesita un apoyo institucional a los productores porque obviamente al inicio van a haber pérdidas, inevitables. Entonces, con sellos verdes, con denominación de origen, con cualquier instrumento que se pueda utilizar, encaminar a los productores agrícolas para compensar esas pérdidas iniciales. La cosa es que la agricultura se ve a corto plazo, pero todas estas técnicas que estoy mencionando son a largo plazo, a 20 años, a 30 años para mantener la salud del suelo tras 30 años.

Doctor, ¿ayudan a eso las políticas de agroecología que se están impulsando actualmente?

-Sí, por supuesto está vinculado con estas técnicas que en último son un reflejo o bien de cómo se hacía la agricultura hasta hace 70 ó 80 años. O también son un reflejo de cómo funcionan naturalmente los ecosistemas. O sea, un ecosistema tiene muchas especies en una hectárea y esto, los cultivos mixtos sobre la rotación tratan de imitar eso. Entonces, sí exactamente a esto se refiere las políticas de agroecología.

¿Cómo ve usted desde los productores, una relación con esta agroecología? ¿Hay interés desde los pequeños y grandes empresas?

-Yo creo que es mixta la respuesta. Hay muchos productores chicos más que nada, con bastante interés de tener una producción limpia. Hay un ejemplo bellísimo de alguien que fue mi profesora en mi doctorado, Olga Barbosa, que tiene este programa de "Vino, Cambio Climático y Biodiversidad", entonces muchos productores de viñedos tienen el interés de proteger la naturaleza y de conservar. Entonces, sí, yo creo que hay bastante interés. Lo otro es que también desde una perspectiva económica se puede abordar este tema. Un tema gigante como lo mencioné antes, es el exceso de fertilización química, pero resulta que cualquier agrónomo puede calcular cuánto fertilizante necesita una hectárea determinada de cultivo de acuerdo a los nutrientes que ya están en el suelo, de acuerdo a la especie que se está sembrando. Estoy muy seguro que en el sur de Chile se está sobre fertilizando. Hay un exceso de fertilización.

Pero resulta que si uno sigue aplicando y aplicando fertilizante, no es que vaya a crecer más la planta. Llega un punto en el que las plantas por limitación física simplemente no pueden crecer más y no pueden producir más. Y cuál es el problema con esto, que este exceso de fertilizantes va a dar a las fuentes de agua, a los cuerpos de agua, causando un problema gigante que es la eutroficación.

Pero desde un punto de vista económico, si uno lo ve, si no tengo necesidad de echar tanto fertilizante, pues estoy ahorrando.

¿Qué vínculo tienen desde Centro de la UST en Máfil con los empresarios más grandes, con los productores de frutas, por ejemplo?

-En el Centro de Investigación de Cambio Climático empecé a trabajar exactamente hace un año. Tengo vínculos previos con el proyecto en el que ya trabajo, específicamente con Concha y Toro. Pero ahora aquí en Máfil, de vecino está la empresa Liquen Austral, que también produce biofertilizantes, en base a hongos descomponedores, o sea en base a material descompuesto, materia orgánica que se está descomponiendo.

Me encantaría tener vínculos claros con los productores frutales. Lo que pasa es que este espacio es compartido, entonces hay varios actores o varias universidades aquí en el Centro de Innovación Colaborativa. Es como el espacio físico que nos aloja y dentro del mismo estamos nosotros como Facultad de Ciencias de la Universidad Santo Tomás. Está la Facultad de Agronomía de la Austral, está un Centro de Investigación de la Universidad de Chile y la empresa Liquen Austral. Algunos de los proyectos del Gobierno Regional sí están encaminados a frutales, a lúpulo, hortalizas, entonces están aquí mismo, al lado, entonces sí hay cierta interacción.

El centro también trabaja con cambio climático. ¿Hay alguna amenaza para los hongos desde el cambio climático?

-Bastantes amenazas. Predicciones muestran que los hongos ectomicorrícicos, que básicamente forman las callampas que todos conocemos , en unos 20 o 30 años su biodiversidad va a disminuir mucho y hay predicciones muy bien realizadas al respecto y en nuestro sur es un problema gigante, porque las ectomicorrizas son las que se asocian con todas las especies de nothofagus. De hecho, nothofagus es el único género que es capaz de asociarse, bueno, el único género de plantas nativas que es capaz de asociarse con ectomicorrizas. Entonces, si esta biodiversidad va a disminuir, esto probablemente implique consecuencias en la supervivencia misma del nothofagus (ruil, raulí, ñirre, coigües, robles, lenga).

¿Alerces y araucarias también?

-Los alerces y las araucarias se asocian con otro tipo de micorrizas, que son las arbusculares. Y ahí es curioso porque la micorrizas arbusculares pueden asociarse con un alerce, pero también se asocian con el trigo, por ejemplo y a veces la misma especie, lo que es súper curioso. Estas son como más resistentes y se estima que van a resistir un poco más el cambio climático porque las esporas son súper resistentes, porque además la misma especie de micorriza arbuscular haciendo esa distinción puede estar en muchos países o en varios continentes. Sin embargo, las amenazas de la araucaria y del alerce son otras.

"The last of us" y cultura micológica

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Recientemente el reino fungi está en el interés popular debido a la serie "The last of us" (con Pedro Pascal), donde un hongo causa un desastre apocalíptico. ¿De qué manera estos contenidos pueden acercar al público a conocer la realidad de estos seres y su importancia? El doctor Marín cree que es valioso.

"En 2018 escribí un artículo con varios micólogos, en español para una revista de Conaf, con Götz Palfner, que es como uno de los mejores taxónomos de hongos del país, con Roberto Godoy, que fue mi profesor y con Giuliana Furci, que tiene un programa en TVN, fundadora de la Fundación Fungi. Y para el artículo examinamos todo el currículum escolar de Chile, que son 322 documentos. En esos documentos, a los hongos se les menciona nueve veces. De esas, ocho son los hongos, como de interés médico y otros como las levaduras. No hay más. Entonces, de entrada hay un desconocimiento enorme, porque desde niños no se les enseña la importancia de este reino. Chile es un país donde a nivel general no hay una cultura micológica.

Cuando yo vivía en Europa, me sorprendía lo mucho que cualquier persona del común sabe de hongos y los recolecta y sabe cómo recolectarlos, cómo identificarlos y qué hacen. Acá en la población general no existe eso, pero sí existe en zonas muy rurales. He tenido la suerte de recorrer zonas muy rurales en Chile y uno ve que tradicionalmente el loyo, por ejemplo las morchellas, los digüeñes, entonces sí en zonas rurales, existe como esa apreciación. En los últimos años, sin embargo, han surgido festivales como el Fungifest (19 al 21 de mayo en la Saval); de la morchella, del digüeñe; hay un renacimiento de los hongos en el sur. Por suerte hay mucha gente que lo hace, por amor, por pasión. Entonces, por suerte, existe esto, porque uno desde la academia y pues por mucha pasión que tenga, no lo puede hacer todo. No puedes llegar a todo el público, ni hacer tanta divulgación como uno quisiera.

Y por último, lo de las series de Last of Us de Netflix, claro, lo que exploran ahí es el hongo cordyceps, es un género.

Cordyceps es el género y tiene muchas especies en todo el mundo. Es un hongo que cambia el comportamiento de los insectos, se instala en el aparato bucal de los insectos y empieza a crecer en su cabeza. Y de ahí hace la dispersión, o sea, ataca el hongo, lo mata. Entonces, utiliza al insecto para dispersarse y empezar de nuevo este ciclo de parasitismo, es algo que claro que los micólogos conocemos, pues siempre, pero también está súper bueno que llegue a la cultura general.

Y hay un documental por ahí también de Netflix o Our Planet, nuestro planeta con Sir David Attenborough, donde hay un episodio que explica muy bien el cordyceps, este mismo hongo de la serie.