Más de catorce mil personas extranjeras residen en la región. En el Censo de 2017, el grupo mayoritario registrado era de origen argentino; sin embargo en la actualidad lideran la lista los ciudadanos venezolanos, colombianos y, manera creciente, los haitianos.

De acuerdo a antecedentes de la ONG Migrantes en Los Ríos, la mayoría cuenta con su situación legal al día; sin embargo hay muchos -especialmente los llegados en el último año- que cruzaron por pasos no habilitados y que se encuentra en una realidad precaria, tanto económica, como laboral y legal. Algunos han sido víctimas de redes de trata de personas y viven con mucha desorientación respecto de procesos para normalizar su permanencia en Chile.

Afortunadamente, los niños y niñas son reconocidos inmediatamente gracias a tratados internacionales que los protegen y los conectan con el sistema de beneficios sociales; pero su estadía se mantiene con alta vulnerabilidad si los padres y madres se ven imposibilitados de trabajar para mantenerlos.

Esta temática fue abordada en una entrevista con www.soyvaldivia.cl por la dirigenta de la ONG Grace Arango (colombiana, con más de diez años de residencia local) quien agradeció la apertura de Oficinas Municipales de Migración en cinco comunas de la región, pero llamó la atención sobre la necesidad de integrar esta realidad poblacional en las políticas públicas, no como privilegios, sino como ayuda a quienes debieron dejar sus hogares y buscan mejores horizontes. También llamó a superar barreras de discriminación y a separar hechos negativos, como la delincuencia, de los muchos actos positivos que las personas migrantes pueden entregar desde su experiencia.

Reflexionar sobre esas palabras es necesario hoy. Primero, recordando que Valdivia y Los Ríos se construyeron sobre la base de aportes de múltiples migraciones anteriores (españoles, alemanes, palestinos, italianos, peruanos, chinos, entre otros) y también considerando -para dimensionar la magnitud- que la cantidad de población recientemente incorporada se equipara a sumar la totalidad de los habitantes de Corral (6 mil personas) y Máfil (8 mil apróx.). Y no es posible desatender al equivalente a dos comunas completas, sin que eso provoque desequilibrios.

Hace algunas semanas tuvimos la visita de 270 personas provenientes del crucero MS Hamburg, que se disgregaron entre la costa y la ciudad de Valdivia con el deseo de conocer uno de los puntos más hermosos del Pacífico Sur. Se espera que entre los meses de marzo y abril tengamos nuevas visitas, por lo que esta noticia nos pone muy contentos porque esto significa darle un empuje al turismo local, dado que hasta la fecha el rubro ha estado muy lento.

En décadas pasadas, no era una novedad la llegada de cruceros con extranjeros a Valdivia, pero en un abrir y cerrar de ojos, dejaron de hacerlo. Por ese entonces, este hecho representó una perdida significativa para la gente dedicada al turismo, pero también se perdió la oportunidad de hacer que los mismos visitantes, se transformaran en verdaderos embajadores para promocionar nuestra hermosa Región de Los Ríos.

Sin embargo, la vida nos da otra oportunidad, y esperamos saber aprovecharla y sacar partido a ella. Por lo mismo, es menester de aunar fuerzas entre los distintos actores involucrados, para tener un plan destinado a optimizar un trabajo coordinado, y ordenado para que el turista se vaya con una grata impresión de su visita.

En mi opinión, Los Ríos posee una variedad de atractivos, como pocas regiones la tienen. Empezando por su costa, pasando por sus ríos y sus hermosos lagos a los pies de la Cordillera de los Andes. Para qué decir, su patrimonio, somos de las pocas ciudades latinoamericanas inserta en la costa del Pacífico donde encontramos vestigios de un pasado histórico, como, por ejemplo, la presencia de fortificaciones españolas, testigos de su tiempo lleno de anécdotas y vivencias para contar de quienes nos visitan.

También tenemos la sabiduría de lo nuestro que se palpa en la exquisita gastronomía valdiviana, a ella se agrega nuestra cerveza, y la artesanía única de nuestros pueblos originarios. Esperamos con entusiasmo la llegada de más cruceros, y que los turistas, se lleven la mejor hospitalidad posible. Para nosotros, esta experiencia servirá para sacar lecciones positivas y desechar las negativas, con el fin de ir construyendo buenas relaciones de trabajo en conjunto entre las entidades públicas y privadas, con el objetivo de mantener coordinación, reciprocidad y proyección en el rubro turístico en nuestra Región de Los Ríos.

Gastón von Mühlenbrock

Diputado