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¿Qué diferencias tiene ese nuevo rumbo respecto del que tenía con el Colectivo 18 de octubre?
-Son pocas las diferencias, en realidad. La más notoria es que el C18O era un movimiento y RD es un partido formalizado. Siempre se nos caricaturizó como antipartidistas, cuando en realidad sostenemos una crítica profunda a los partidos tradicionales duopólicos de la transición. Así, vimos en RD un proyecto político con vocación transformadora que quiere un país verde, democrático, donde se garantice el pleno goce de derechos sociales, cuyo programa coincide con nuestro espíritu fundacional. Nos hemos encontrado con compañeros y compañeras que comparten un profundo compromiso con el país y la región, que desean contribuir en la toma de decisiones tanto local como regional, y buscan un paraguas de incidencia nacional. Hay quienes dicen que por entrar a un partido perdimos nuestra esencia, pero yo sostengo que los ideales no son para esculpirlos prístinos en mármol, sino que para realizarlos en las condiciones materiales que te tocan.
Usted señaló preocupación "por una derecha que crece silenciosamente" ¿por qué le preocupa y en qué nota ese crecimiento?
-Voy a responder con una pregunta de vuelta: ¿Cómo no preocuparse con el surgimiento de fuerzas políticas, presentes hoy en la institucionalidad, que han dado entrada a personas que agreden físicamente a sus colegas, que ponen en duda y cuestionan el voto de las mujeres, que tratan a las víctimas de derechos humanos de "terroristas con aguinaldo", o que buscan derogar el derecho al aborto en 3 causales y aumentar sus penas diciendo atrocidades como que "una mujer que ha sido violada y aborta, no se desviola".
Estamos ante una parte de la derecha de veta profundamente antidemocrática y violenta, y su crecimiento se evidencia en que esas expresiones, que antes no eran aceptables y se veían excluidas, hoy tienen asidero en puestos de representación popular y sostienen posturas que constituyen un retroceso civilizatorio que amenaza a valores básicos de la democracia y la dignidad humana.
RD ahora es la principal fuerza en el Concejo Municipal de Valdivia, pero no en cantidad de militantes en Los Ríos ¿cómo proyectan el futuro del partido y cómo trabajarán por las elecciones del 7 de mayo?
-Sin duda ello representa un desafío, pero también una oportunidad. Somos un partido joven, y aún así contamos con la alcaldesa más votada de la región, dos concejales en Valdivia de los cuales uno es la primera mayoría comunal, otro en La Unión, y compañeros y compañeras que avizoran nuevos liderazgos y construyen organización todos los días.
Ahí hay un piso no menor que nos permite soñar con avanzar a ser la principal fuerza progresista de la región en un futuro. Por lo mismo, y porque entendemos que así como Santiago no es Chile, Valdivia no es Los Ríos, es que estamos haciendo esfuerzos para levantar territorios en otras comunas. Hoy enfrentamos una elección que permite seguir afianzando confianzas y trabajo como coalición, para lo cual se han puesto militantes a disposición para los equipos.
Balance de gestión
Sobre su labor como concejal ¿cuál es su balance de este periodo?
-Estamos en constante revisión de nuestra gestión y haciendo mucho terreno, teniendo una valoración muy positiva.
El trabajo como presidente de la comisión de educación ha sido especialmente intenso, mantenemos constante articulación con los gremios de profesores y asistentes de la educación, hemos logrado levantar un espacio de diálogo permanente con los centros de estudiantes, visibilizando las necesidades que hay en infraestructura, pero sin duda mi mayor orgullo es haber concretado el Preuniversitario Municipal, el cual es gratuito y ahora comenzará su segundo año, beneficiando a cientos de jóvenes y familias valdivianas.
Como presidente de la comisión de deporte he puesto énfasis en mirar el deporte no solo como una oportunidad de recreación y competencia, lo que sin duda es importante, sino que también como una herramienta para mejorar la salud, de inclusión potenciando y apoyando el deporte adaptado, de auxilio a las políticas de seguridad recuperando y ocupando el espacio público, y de acortamiento de brechas de género, lo que se tradujo, por ejemplo, en que empujamos fuerte la paridad en la asignación de becas de excelencia deportiva y talleres de liderazgos femeninos en deporte, lo que ha sido posible gracias al intenso trabajo de las funcionarias de ese departamento.
En cultura hemos exigido abrir la Corporación Cultural Municipal a la comunidad creativa en mesas sectoriales y estamos ad portas de aprobar el Plan Comunal de Cultura con una participación considerable, lo que nos tiene muy contentos. Ahora se viene el desafío de concretar un nuevo plano regulador, y ahí como presidente de la comisión de participación ciudadana nos preocuparemos de que la voz de vecinos y vecinas sea protagonista.
Labor de concejales
¿La ciudadanía conoce la labor de los concejales, o la confunde con las de otras autoridades?
-En mi breve ejercicio he notado que los concejales somos conocidos porque estamos mucho en terreno, pero se cree que tenemos más atribuciones de las tenemos. En el papel es un cargo super limitado, aunque ello se subsana con capacidad de gestión y articulación con otros servicios. Hay que ser audaz pero también muy responsable de no jugar con las expectativas de las personas, lo que exige hacer a diario un esfuerzo constante de comunicar el real alcance de nuestra acción, lo cual he visto que las y los vecinos agradecen mucho por la sinceridad y transparencia que implica.
Ahí definitivamente hay un gran desafío para la institucionalidad.
¿Qué cambios debieran tener los gobiernos comunales para ser más efectivos, cómo ve este tema en el contexto de un nuevo proceso constitucional?
-Se requiere que los municipios puedan tener mayores recursos y atribuciones. Siempre digo que los municipios están diseñados para administrar pobreza, y ahí Valdivia sufre esas limitaciones también.
En esa línea, si bien el borrador que se rechazó el 4 de Septiembre tenía varias falencias, una de sus virtudes era hacerse cargo de la necesidad de transferir mayores competencias a las municipalidades, dar más herramientas a los concejales para realizar su labor, posibilitar la creación de empresas municipales que entren a disputar de igual a igual en el mercado de forma competitiva, y dar cabida a que los municipios puedan endeudarse para realizar más y mejores proyectos de inversión, siempre respetando el principio de responsabilidad fiscal, por supuesto.
El nuevo proceso constitucional abre una ventana de posibilidad para volver a soñar aquello.
"Hay quienes dicen que por entrar a un partido perdimos nuestra esencia, pero yo sostengo que los ideales no son para esculpirlos prístinos en mármol, sino que para realizarlos en las condiciones materiales que te tocan..."
"Los concejales somos conocidos porque estamos mucho en terreno, pero se cree que tenemos más atribuciones de las tenemos. En el papel es un cargo super limitado, aunque ello se subsana con capacidad de gestión..."
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