Lucha sin fin por un medicamento
El caso del niño Emiliano Cereceda llegó nuevamente a La Moneda. Su madre se encadenó frente al Palacio de Gobierno. "Emiliano necesita Zolgensma. Tenemos evidencia. Mi hijo no será parte del negocio", decía el letrero que sostuvo Vanessa Ramírez el 15 de marzo...
El delgado cuerpo de Vanessa Ramírez sostiene un letrero enorme frente a La Moneda: "Emiliano necesita Zolgensma. Tenemos evidencia. Mi hijo no será parte del negocio". Fue el 15 de marzo y ella estaba ahí desde temprano, junto a los padres de otros niños que padecen Atrofia Muscular Espinal (AME) y requieren un medicamento de dosis única, que es el más caro del mundo (mil 600 millones de pesos) y que debe ser administrado tempranamente para mejorar las posibilidades de movilidad y calidad de vida de los pequeños, pues la AME afecta su capacidad de respirar y tragar.
Esa no era su primera protesta. Lleva casi dos años, la misma edad que tiene su pequeño hijo, Emiliano Gael Cereceda Ramírez, haciendo pública la necesidad de recibir un aporte estatal para el tratamiento de esta enfermedad considerada entre las de ocurrencia poco frecuente, "huérfanas" o "raras", que debiera cubrir la Ley Ricarte Soto.
Su caso se cruzó con la campaña electoral de 2021-2022 y el Presidente Boric se comprometió a ayudarla. Se dio un primer paso desde el gobierno en noviembre del año pasado al incorporar al registro del Instituto de Salud Pública (ISP) el requerido Zolgensma. Pero no se han hecho gestiones para dárselo al niño. Incluso le dijeron que no puede recibirlo porque está traqueostomizado y que debe seguir un tratamiento con otro producto, Spinraza. Vanessa Ramírez insiste en que no es el adecuado. Y que su caso debe ser revisado.
En eso está y no es la única. En Chile se estima que hay más de un millón y medio de personas que padecen este tipo de patologías fuera de lo común, pero no existe un catastro claro que pueda identificarlas, ni un respaldo que permita ayudar a diagnósticos precoces y a tratamientos adecuados. Tampoco se contempla apoyos para sus familias, que se transforman en cuidadoras en circunstancias muchas veces límite en lo económico, material y de salud mental.
El caso de Emiliano Cereceda es emblemático en ese sentido. Pero su madre es fuerte y hace un llamado a reaccionar a tiempo. "No quiero que mi hijo muera, que se convierta en una especie de mártir para que recién ahí tomen conciencia". Es de esperar que su voz sea escuchada. Desde La Moneda le dijeron que en mayo lo revisarían.