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de Jesús

En la última cena, Jesús nos dedicó las palabras que recoge el evangelio de Juan que se lee este domingo (Jn 15, 9-17), un discurso centrado en explicar el significado de su vida y misión, de su pasión y muerte.

El amor de Dios es lo único que da sentido a la vida de Jesús y lo que da sentido a nuestras vidas, a menudo tan zarandeadas por circunstancias difíciles. El amor que viene de Dios es la roca firme sobre la cual construir nuestros proyectos de vida, la brújula con la cual dirigirnos, el motivo para levantarnos cada día y la causa de nuestra alegría.

Cuando el Hijo de Dios entró en la historia, los ángeles anunciaron la alegría y cuando el Hijo de Dios resucitó, esa alegría inundó y transfiguró todo el universo, todo lo creado.

Es el gozo divino, su amor que restaura todo en Cristo, el pasado, el presente y el futuro de cada vida humana y de toda la historia de la humanidad.

Jesús nos ha dicho: "Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos". El amor de Dios por la humanidad es amor paternal en la presencia del Padre, que envía y acompaña la misión del Hijo enviando su Espíritu; es amor maternal en la persona y el testimonio de María y es amor de amistad en Jesús, amigo de los hombres, amigo y hermano, nuestro redentor.

Jesús ha dado la vida por sus amigos. No somos esclavos sometidos, ni autómatas, sino amigos liberados del poder del pecado y del sinsentido. La familia no se escoge, pero los amigos sí. Dios nos escoge en Cristo para que seamos sus amigos. La amistad verdadera es motivo de gozo para quien la experimenta, tener un amigo o amiga del alma es tener un tesoro.

En Jesucristo tenemos ese tesoro que nos espera para agraciarnos, para hacer juntos el camino de la vida y sortear juntos las dificultades.

"El amos que viene de Dios es la roca firme sobre la cual construir nuestros proyectos de vida, la brújula con la cual dirigirnos..."

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Celinda Olimpia Fierro Peña: A cuatro años de su partida

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El pasado 21 de abril se cumplieron cuatro años del fallecimiento de Celinda Olimpia Fierro Peña, quien abandonó la vida terrenal el 21 de abril del año 2020, en San José de la Mariquina. Ese día fue llamada a la presencia del Señor, a los 69 años de edad. Celinda Olimpia Fierro Peña nació en Los Lagos el 15 de junio de 1950 y fue la mayor de los seis hijos del matrimonio que formaron Martín Fierro Hormazábal y Felicinda Peña Yáñez. Los otros hijos fueron Pedro Emilio, Samuel Humberto, Froilán Celestino, Leonidas Leonel y Eva Emelina. De niña, Celina Fierro Peña asistió a las clases de enseñanza básica en la escuela pública de Los Lagos, para más tarde continuar sus estudios en la escuela rural del sector de Molco, en la comuna de Máfil, cuando su familia se trasladó a vivir a la zona de Cayumapu, en la comuna de Valdivia. Tempranamente, derivó a la vida laboral y al igual que varios de sus familiares, comenzó a desempeñarse como operaria en la antigua industria lechera Coval, asentada en Cayumapu. Allí conoció a quien se transformaría en su esposo, Froilán Olate Ávila, con quien se unió en matrimonio el 5 de noviembre de 1965 y fueron padres de seis hijos: Renán Urbano, Martín Fredy, Karin Angélica, Marlene Marisol, Pablo Arán y Miriam Vitalia, quienes a su vez les entregaron una descendencia de 14 nietos y 6 bisnietos. También desde muy joven, recién con 14 años de edad, Celinda Olimpia Fierro Peña se incorporó como integrante de la Iglesia Evangélica Aliancista de Cayumapu, transformándose en una de las fundadoras de la organización en ese sector y del departamento femenino de la iglesia, del cual fue su secretaria cuando asumió la primera directiva. "Desde los inicios de su vida como cristiana, estacó por su compromiso con el Señor y su obra", recuerdan en su iglesia. Considerada una dama profundamente cristiana, junto a su familia vivió gran parte de su existencia en el sector de Cayumapu, con posterioridad en Santiago y finalmente en San José de la Mariquina. A cuatro años de su partida, su familia y especialmente sus hermanos la recuerdan y recordarán en sus corazones como "una persona muy buena con los demás, muy sencilla. Crió a sus hijos y ayudó en la crianza de sus nietos. Como buena madre, siempre se preocupó de que a ninguno le faltara algo". Los funerales de Celinda Olimpia Fierro Peña se realizaron el jueves 23 de abril del año 2020 en el Cementerio Municipal de San José de la Mariquina, a donde sus restos llegaron para reencontrarse y acompañar hacia la eternidad a su esposo Froilán Olate Ávila, fallecido en el año 2010.

21 de abril del año 2020 abandonó la vida terrenal Celinda Olimpia Fierro Peña, a los 69 años de edad. Dejó un recuerdo imborrable entre todos sus familiares.

Héctor Raúl Ulloa Carvallo: En el eterno recuerdo de su familia

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A menos de medio año de la partida hacia el Más Allá de Héctor Raúl Ulloa Carvallo, su familia mantiene vivo el recuerdo de un hombre especial, que durante toda su vida entregó amor y cariño a los suyos, dejando una huella imborrable entre quienes lo conocieron y con quienes compartió durante sus 67 años de existencia. Héctor Raúl Ulloa Carvallo nació el 19 de julio de 1956 en el sector rural de Rapaco, en la comuna de La Unión y abandonó el mundo terrenal el pasado 18 de diciembre de 2023, en su querida Valdivia. Fue uno de los 18 hijos del matrimonio formado por Arcadio Ulloa y Sara Carvallo Rubilar, grupo del cual sobreviven solamente cinco: Fernando, Iván, Gerardo, Patricia y Miguel. Luego de vivir en Rapaco, cuando Don Héctor tenía 10 años de edad, la familia trasladó su residencia a Los Lagos, donde estudió en la Escuela Francia y posteriormente realizó sus estudios secundarios en el Liceo Industrial de Valdivia, desde donde egresó de la especialidad de Electricidad. En su vida personal, a mediados de los años '70 conoció a una alumna del Liceo de Niñas, quien sería el único y gran amor de su vida: Margarita Rosalía Catalán Concha. Contrajeron nupcias el 3 de noviembre de 1981 y fueron padres de cuatro hijos: Andrea, Tatiana, Héctor Luis y Camila. La descendencia se prolonga hoy a ocho nietos: Catalina, Constanza, Agustín, Gaspar, Simón, Santiago, Baltazar y Monserrat, quienes lo acompañaron hasta el último de sus días, al igual que su nuera Valeria Benavides, siempre preocupada por la salud de sus suegros. En el ámbito laboral, Héctor Raúl Ulloa Carvallo trabajó durante gran parte de su vida como operador de calderas en la planta Valdivia de CMPC, hasta su jubilación en el año 2022. Allí fue conocido por sus compañeros de trabajo como "Ganchito Ulloa", "El chuncho del turno D". Su familia recuerda que era un hincha fanático de Universidad de Chile, pasión que transmitió a hijos y nietos. Amante de los buenos asados, otra de sus pasiones fue el baile y viajar permanente de visita a Chiloé, junto a su amada esposa. También era admirador de cantantes como José Luis Perales, Camilo Sesto y Julio Iglesias, especialmente con su canción "La carretera". Carismático, bueno para conversar y contador de chistes, era el alma de la fiesta. Su hija Tatiana recuerda que "fue un hombre muy sabio, amante de su esposa y juntos criaron y educaron a sus hijos en el sendero del amor, enseñándonos que hay que superar los obstáculos y levantarse de nuevo cada día. Nos enseñó valores como la responsabilidad, el respeto, el amor, a ser buenas personas, la honradez y la lealtad. Siempre vivió preocupado de su familia y de su amada Margarita, el amor de su vida". El cuerpo de Héctor Raúl Ulloa Carvallo descansa en el Cementerio Parque Los Laureles de Valdivia.

67 años de edad tenía Héctor Raúl Ulloa Carvallo, al momento de su partida el 18 de diciembre de 2023. Fue funcionario de la planta Valdivia de la empresa CMPC.