Reflexiones sobre un derecho básico
Entre el 2 y el 4 de mayo, Chile conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa.
Hasta ayer, Chile fue el centro de la 31ª Conferencia Mundial de la Libertad de Prensa, evento que se extendió durante tres días en Santiago, con participación de más de tres mil personas de diferentes nacionalidades en charlas, foros, encuentro con autoridades y espacios de reflexión académica respecto de la importancia de este derecho básico para la estabilidad de los países y el resguardo de las personas.
La actividad, organizada por el gobierno y la Unesco, tuvo como centro la temática "Prensa para el Planeta: el periodismo ante la crisis ambiental" y entre sus hitos incluyó el "Encuentro Internacional de Medios Santiago - Chile 2024", convocado por la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) en el cual se firmó la "Declaración de Santiago + 30", una nueva versión del histórico compromiso publicado en nuestro país en 1994 con una "prensa libre, un discurso público vibrante y el florecimiento de sociedades democráticas en Iberoamérica y el Caribe".
En ese documento, entre varios puntos, los firmantes plantean la necesidad de un "esfuerzo de colaboración que involucre a gobiernos, medios de comunicación, empresas de tecnología, organizaciones intergubernamentales y la sociedad civil para continuar promoviendo la libre expresión como un derecho humano fundamental y piedra angular de las sociedades democráticas e informadas". Y, entre otros puntos, solicitan a los Estados fomentar la existencia de pluralidad mediática; facilitar a la ciudadanía acceso a información de calidad; además de "evitar el discurso y las narrativas de polarización política, que incluyen la estigmatización del trabajo periodístico en sus roles democráticos ligados a transmisión de noticias, vigilancia sobre funcionarios electos, tolerancia ante las opiniones disidentes y la construcción de consensos".
Se trata de puntos importantes para considerar y, desde Los Ríos, como en cada región del país, reflexionar respecto de ellos tanto en los espacios periodísticos como en los comunitarios se hace relevante, pues garantizar la libre circulación de opiniones e informaciones es la base de toda democracia sana; algo que debe cuidarse a diario y en todas las instancias de convivencia cívica.