30 años | 25 de febrero de 1989

El Rápido llegó con seis horas de retraso a Valdivia

El tren Rápido del Calle Calle llegó con casi seis horas de retraso a Valdivia, debido a un atentado en contra del tendido ferroviario en la zona de Chillán. El tran llegó a las 16 horas a la c iudad, cuando en horario normal debió hacerlo a las 11 de la mañana. El atentado se registró a las 22 horas del jueves, cuando un bombazo derribó un poste de energía.

20 años | 25 de febrero de 1999

Vecinos de Panguipulli se tomaron ruta internacional

Vecinos de las poblaciones Araucana y Manuel Rodríguez de Panguipulli se tomaron la Ruta Internacional durante tres horas. Los manifestantes exijen soluciones a trabajos que se encuentran inconclusos, cortes del suministro de agua potable y la no terminación de sus casetas sanitarias. Agregan que estos problemas atentan contra su calidad de vida.

10 años | 25 de febrero de 2009

Familias recibieron casas en Altos de Guacamayo

Un total de 99 familias procedentes del campamento 2000, la población Menzel y Don Bosco de Valdivia recibieron sus viviendas en el complejo habitacional Altos de Guacamayo. Entre los nuevos propietarios está Leslie Mardones, la pequeña valdiviana que padece el mal de Morquio. A la ceremonia asistió la ministra de la Vivienda, Patricia Poblete.

Con la del sábado ya son 102 las versiones que ha tenido la Noche Valdiviana, lo que la ha transformado en un acontecimiento imperdible para la mayor parte de la población de la ciudad, pero también para decenas de miles de visitantes que llegan desde el resto de la región, de zonas vecinas y no tanto, e incluso para quienes llegan desde mucho más lejos.

Se puede asegurar, con muy escaso margen de error, que es la fiesta popular más importante de todo el sur de Chile y que tiene seguidores tan fieles que la presencian año tras año, salvo razones de fuerza mayor, a pesar de que hay muy pocas diferencias de una temporada a otra. Y así ha sido por décadas, ya que solo la incorporación de algunos elementos tecnológicos la han sacado de la rutina.

Sin embargo, ya es hora de dejar de lado algunos detalles que le restan brillo.

Por ejemplo, debiera estar perfeccionada la mecánica del espectá-culo para que no se repitan hechos como los observados el fin de semana, cuando mucha gente debió reclamar para que se respetara el recorrido que se había anunciado para el corso, que incluía el paso hasta el puente Calle Calle, lo que solo comenzó a cumplirse tras una gestión de la autoridad.

También hay que pensar en un cambio en el despliegue de fuegos artificiales, porque es tendencia mundial dejar de lado los que implican ruidos molestos para las mascotas. Ya existe la pirotecnia de última generación, con luces que prescinden del sonido y que además muestran figuras muy novedosas y llamativas.

Por último, hay que tomar en cuenta la opinión de mucha gente, entre las que se incluyen representares de organismos públicos, que exigen una mejor participación de las embarcaciones que tienen en cada Noche Valdiviana la ocasión de hacer un muy buen negocio. Hace años que se habla de lo mismo, pero no aparece el compromiso de los propietarios ni la preocupación de las autoridades pertinentes para pedir lo que no es más que una retribución ante tan favorable perspectiva.

Chile ha aumentado progresivamente los niveles de sobre peso y obesidad. En el año 2016, la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB) encendió las alarmas al reportar que más de la mitad de los niños de nuestro país se encontraban en rangos de sobrepeso y obesidad, es decir, un 24.2% de los menores de primer año básico tenían obesidad y un 26.9% con sobrepeso. Lo preocupante es que si sumamos ambas categorías, superan a la cantidad de alumnos con peso normal en esta etapa escolar.

En 2018, nuevamente las cifras fueron desalentadoras para los menores de 5 años, alcanzando el temible record de poseer una de las mayores tasas de sobrepeso en América Latina y el Caribe, superando el promedio regional de 7,3% y el mundial de 5,6% (cifras que fueron entregadas por la FAO Chile).

Hasta acá podríamos seguir pensando que son sólo cifras, una noticia más, una realidad que no me pertenece, pero veamos nuestro entorno y podremos comprobar que nuestros niños no realizan la recomendación diaria de 60 minutos de actividad física moderada. Incluso, no llegan a los 30 minutos diarios por el estilo de vida que tienen: un currículo cargado de asignaturas, sistemas sobreescolarizados que los mantienen sentados por horas, escasos minutos de recreo con restricción de movimiento vigoroso ante posibles 'accidentes' que se puedan producir, poco tiempo libre y falta de espacios deportivos o recreacionales accesibles.

En este sentido, las escuelas son un escenario clave para implementar estrategias de salud pública y la actividad física en el aula. Realizar sesiones activas de 10 a 15 minutos, optimizan el rendimiento académico y muestran claras mejorías en el comportamiento de los niños en clases.

El Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), alertados por esta situación y entendiendo que se deben generar políticas públicas que apunten a la toma de conciencia, al cambio de hábitos hacia una vida activa saludable y a aumentar el gasto energético, me invitó a participar en la elaboración de un manual de uso compuesto por 120 láminas, las que debían explicar de manera sencilla, cómo activar a niños de primero básico y que las mismas, fueran parte de los contenidos de las asignaturas propuestas por el Ministerio de Educación.

Para poder determinar si eran eficientes, fueron probadas y medidas en 16 colegios, recogiendo las percepciones de profesores, estudiantes y ayudantes. El material final es un trabajo llamado "Inicio mis clases activamente", el que pretende ser un apoyo a la problemática y además cumple con poder introducir los objetivos de la clase de la forma que más les gusta a los niños: jugando.

Paola Marambio Núñez Académica Pedagogía en Educación Física, U.Central