La mentira
Sería difícil imaginar un mundo en que no se pudiese mentir. Un mundo en que no fuese posible disimular un error delante del jefe, o magnificar nuestras virtudes para desempeñar un cargo o disminuir las del oponente al cargo, obviar calificativos que son dañinos para el prójimo o eludir las preguntas de nuestros adolescentes.
Un mundo en el que todos pudiéramos decirles a los demás lo que verdaderamente pensamos de ellos; o un mundo en que no existiera ni el Viejito Pascuero, ni las cigüeñas que vienen de París, ni los defensores de los derechos humanos que matan a sus semejantes para que estos derechos sean respetados.
¿Por qué mentimos? Los niños pequeños lo hacen, al igual que los adultos, para evitar un castigo, una vergüenza, propia o ajena, para obtener una recompensa o disculparse de una acción imprudente, el adulto que simula una lesión o enfermedad. Entre los diferentes tipos de mentiras se encuentran el invento, la verdad a medias, la distorsión de la realidad, la falsificación, el cuento, el fraude, la mala interpretación a nuestro favor, la manipulación, la simulación, el maquiavelismo, la perfidia, la confusión intencional, el camuflaje, etc. Ante la amplia oferta de que disponemos los seres humanos es imposible no sucumbir a la tentación.
Para terminar: el cleptómano y/o el mitómano no pueden evitar sus impulsos de mentir. Las personas histriónicas mienten, o exageran todo, para llamar la atención por algún tipo de carencia emocional.
En una próxima ocasión ofreceré una clasificación psicológica de las mentiras, con sus correspondientes ejemplos.
Mauricio Pilleux Dresdner mpilleuxpd@gmail.com
Jani Dueñas
Idealmente que cuando eres contratada como humorista, hagas humor!
Para discurso moralista y esas cosas ¡hay otras instancias! En coro la gente gritaba que no estaba ni ahí con tu discurso ! #ChaoJaniDueñas #Fome
Solange Perelli Barría circuloacton@gmail.com
Gerontofobia en política
Recientemente, el senador José Miguel Insulza se manifestó dispuesto a competir en la carrera presidencial. Entre las opiniones favorables o críticas expresadas profusamente, sobre todo en las redes sociales, llaman la atención aquellas que mencionan la elevada edad que tendría el aspirante presidencial.
Si bien no se trata de algo habitual, apuntar a la edad de los políticos tiene precedentes en nuestra historia reciente. En 1970, el ex presidente Jorge Alessandri se presentó con 74 años a la reelección, siendo duramente criticado por su edad. Veinte años más tarde, la mayor parte de sus críticos apoyó seguramente la candidatura de Patricio Aylwin, quien gobernó entre los 72 y 76 años de edad.
En Uruguay, José Mujica ejerció la Presidencia entre los 75 y los 80 años. Su sucesor -y antecesor- Tabaré Vásquez, tiene en la actualidad 78 años. Por su parte, el presidente Ronald Reagan gobernó los EE.UU. entre los 72 y los 80 años de edad.
En la Europa de Postguerra, el primer gobernante de Alemania Federal, Konrad Adenauer, ejerció su mandato entre los 73 y los 86 años. Winston Churchill, en Inglaterra, también fue un primer ministro longevo, concluyendo su segundo período a los 80 años.
Todos los políticos nombrados dejaron huella en la historia de sus países, independientemente de su ideología. Más que una fobia real, el rechazo a las personas mayores constituye por tanto una maniobra política discriminatoria y odiosa.
Jorge Gillies, académico UTEM
Sistema tributario
¿Le parece razonable que la oposición esté condicionando el empleo, el crecimiento económico y la inversión en favor de mantener acuerdos políticos?
En septiembre del 2018, el diputado Jackson mencionó que la oposición estaría planeando que el proyecto de Reforma Tributaria sea tomado como una "prueba" para ver si la ex Nueva mayoría y el Frente Amplio pueden congregarse sin problema ante de las elecciones municipales. Algo que no parece tan irrisorio dadas las condiciones que pretende instalar la izquierda ad portas del debate legislativo.
En ese contexto, quisiera explicar que al chileno que emprende a diario y trabaja duro para un mayor bienestar, poco le importan estas jugarretas políticas. Sin embargo, le interesa contar con un sistema tributario infinitamente más simple, mucho menos costoso, que otorgue mayores certezas, que elimine las discrecionalidades y que promueva con convicción la inversión y el emprendimiento.
Y, por más que insistan que estas decisiones se olvidan rápidamente cuando llega una elección, tengan por seguro que un jefe de familia no olvidará que perdió su trabajo o que un emprendedor cerro su empresa por culpa de algunos parlamentarios que pensaron en hacer una "prueba" con la implementación de nuevo y mejorado sistema tributario.
Francisca Herrera Jara fran.herreraj81@gmail.com