El abuso de internet se asocia a problemas como soledad, depresión y ansiedad. Junto con ello se ha demostrado que personas socialmente rechazadas, son más propensas a pasar tiempo en internet y utilizarlo de forma peligrosa. Ello, nos lleva a cuestionarnos, cómo el mal uso de estas tecnologías, pueden afectar gravemente nuestra salud mental y física.
El ciberacoso (o ciberbullying) se define como aquella conducta agresiva e intencionada mediada por dispositivos electrónicos, que se reitera en el tiempo y está dirigida por un individuo o grupo hacia una víctima que no puede defenderse por sí misma. Conducta que también tiene efectos en estudiantes universitarios.
En Chile, según estudio de la U. Católica (2018), a lo menos el 12.5% de los universitarios declaran haber sido víctimas de ciberacoso en el último año. Y lo que resulta más preocupante, casi el 50% de nuestros estudiantes, según dicha investigación, encuentra normal el ciberacoso en la Universidad, y que el 57.1% -de los que declaran ser víctimas- creyó verse amenazado a nivel físico y emocional. Estos datos, nos hacen vislumbrar el impacto a nivel emocional y el potencial daño en la salud mental de nuestro estudiantado, pudiendo presentar un aumento de la angustia, lo que se traduce en respuestas típicas como frustración, ira y tristeza.
Hay evidencia que al menos un tercio de las cibervíctimas experimenta síntomas de estrés, como dolor de cabeza, abdominal, problemas para dormir e inseguridad generalizada; miedo y vergüenza. A su vez, otros síntomas conductuales son falta de concentración, bajo rendimiento, ausentismo, irritabilidad y apatía. Además de caer en conductas de riesgo como consumo problemático de alcohol y tabaco. Cuando estas alertas no logran ser atendidas a tiempo, puede el ciberacoso asociarse a sintomatologías psiquiátricas, como la depresión, ansiedad, ideación suicida, intento suicida y suicidio consumado.
Es por ello que, detener el ciberbullying es de especial relevancia, tanto a nivel personal como familiar, ya que una intervención temprana puede evitar todo el despliegue sintomatológico de las víctimas de agresiones a través de las plataformas virtuales. La sugerencia es poner atención en lo que subimos a redes sociales, tomar conciencia sobre quiénes son nuestros amigos o grupos en estas plataformas, y de ser víctima, no esperar y denunciar.
Ana Carolina Hernández Fernández Coordinadora de Bienestar Estudiantil U. San Sebastián Valdivia