La medida más eficiente contra el coronavirus es el lavado frecuente de las manos. Para eso, se necesita disponibilidad de agua en todas las viviendas del país y Chile lo tiene. De hecho hay un dato muy relevante, pero escasamente difundido, al respecto: este es el único país de Latinoamérica que presenta 100% de cobertura de suministro y de tratamiento de aguas residuales en las áreas urbanas. Y en las rurales, hay una extensa red de APRs siempre en aumento.
Pero esa realidad positiva también tiene un lado opuesto y que está ligada -también- a la desigualdad social. Por ejemplo, quienes viven en campamentos no tienen el acceso descrito y no son los únicos. De acuerdo a datos dados a conocer por Greenpeace en marzo, de las 347 comunas chilenas, 238 tienen carencia de agua y al menos 400 mil personas en el país se abastecen de agua mediante camiones aljibes.
Además, lamentablemente, las sequías de los últimos años, han dificultado aún más la satisfacción de esta necesidad.
En Los Ríos, según cifras publicadas por la Superintendencia de Servicios Sanitarios (Siss), hay 75 mil 501 hogares y, de ellos, están conectados a la red de agua 75 mil 498; lo cual se traduce en que el servicio llega a 270 mil 263 personas, de las 270 mil 275 que viven en las doce comunas.
Además en la región se cuenta con 138 sistemas de Agua Potable Rural (APR) operativos y, poco antes de que las miradas se concentraran solamente en el covid-19, se había aprobado fondos para renovar algunos de ellos y crear nuevos, con obras que debieran terminar de ejecutarse este año.
Eran 12 mil millones de pesos, sumando los aprobados por el gobierno regional y los bajados sectorialmente, que debían ser invertidos por el Ministerio de Obras Públicas tanto en nuevas unidades APR, como en estudios y mantención de los que ya funcionan.
Es de esperar que esos planes se lleven delante de todas maneras, pues el suministro de agua limpia y apta para el uso humano diario es básico para la calidad de vida de las familias y, como se ha dicho insistentemente, para que muchos puedan lavarse las manos y protegerse del contagio, objetivo prioritario en los tiempos que hoy vivimos.