En el contexto de la pandemia sanitaria que estamos viviendo, las empresas y por consecuencia el empleo son de las áreas más afectadas, obligando a reconvertir procesos y modificar su rutinas laborales. Sin embargo, y más allá del verdadero "shock" que están significando todos estos cambios, debemos explicar que desde hace varias décadas se está advirtiendo del alto impacto que tendrá la cuarta revolución industrial en la economía, la que sin duda con esta emergencia, llegó para quedarse.
En este sentido, y previo al COVID-19, el Banco Mundial estimaba que para 2022, unos 75 millones de puestos laborales en Latinoamérica serían desplazados por la tecnología; y que por contrapartida se crearían 133 millones de nuevos empleos. Pero, además advertía, que el 54% de los trabajadores tienen que fortalecer sus habilidades y competencias en el uso y manejo de las herramientas tecnológicas.
Esta realidad, es la que hemos comenzando a vivir actualmente, con teletrabajo, el crecimiento del e-comerce, el delivery, y la educación en línea.Por su parte, grandes y pequeñas empresas, están comenzando a adaptarse a esta nueva realidad. Tal es el caso, de la gran minería, como señala una nota publicada por el Diario Financiero, en la que se explican los acelerados procesos que se viven para incorporar más software, big data, e inteligencia artificial.
Las pymes también deben adaptarse a estas transformaciones. No obstante, este proceso lo deben realizar considerando todas las variables y teniendo la capacidad para generar sus propios modelos de gestión para la adquisición de estas tecnologías.
A partir de todo esto, debemos tener claro que los distintos rubros de la economía están cambiando aceleradamente, siendo fundamentales los conocimientos adquiridos por las personas en sus estudios, y todas las actualizaciones que hayan hecho del uso de las herramientas tecnológicas, ya que los puestos disponibles para los próximos años serán desarrolladores de software, profesores en línea, analistas de big data, conductores de drones, gestor de comunidad, entre otras.
En definitiva, la cuarta revolución industrial ha llegado, y debemos comenzar por asumir esta nueva realidad, que está siendo acelerada en el contexto de esta crisis sanitaria.
Laura Bertolotto Navarrete
Rectora Santo Tomás Valdivia