Pandemia y jefas de hogar
Hoy hacemos frente a una realidad que nadie imaginó: una crisis sanitaria, social, económica, siendo éstas las aristas más visibles, dentro de una amplia gama de cambios manifestados en el último periodo. En este contexto, me quiero detener en un espacio muchas veces invisible, me refiero al que ocupan las familias monoparentales, especialmente, aquellas que son conformadas por mujeres y sus hijos.
Lo que hoy enfrentan los núcleos con jefaturas de hogar femeninas es realmente complejo, pues, los roles y tares no pueden ser compartidos ni asumidos con menos presión como en el caso de las familias tradicionales. Las mujeres deben entender que no son superhéroes, que existen circunstancias que se alejan de su control y que es preciso aceptar, no me refiero a la resignación, sino más bien a aceptar lo que se enfrenta y buscar nuevas formas de solución.
Aceptar que los hijos deben aprender a tolerar la frustración, sobre todo en la situación actual, pues estos aprendizajes, por duros que sean, les permitirán desarrollar las capacidades de espera y postergación de satisfacción inmediata, algo que hoy con la inmediatez que nos invade, no logramos desarrollar en plenitud.
Ser honesta con las emociones, dar permiso para contactarse con los miedos, penas, tristezas, entender que están ahí y que son sentimientos o emociones que llegan como visitas a nuestras vidas y como tal, en algún momento se irán. Si una visita me agrada quiero que se quede y hago todo para que se sienta cómoda, las emociones negativas son visitas no agradables, entonces, hay que aceptarlas, recibirla y despedirlas amablemente.
Por último, se debe intentar encontrar el sentido más profundo de las circunstancias que se viven, entendiendo que es un desafío enorme, que permitirá desplegar nuevas habilidades y llegar aún más lejos de donde se está hoy.
Ivonne Maldonado Académica de Psicología Udla
Canasta básica
En marzo de este año, como Colegio de Nutricionistas, compartimos una carta al director buscando dar alerta a las autoridades y población sobre el alza en precios de alimentos. Desde entonces la canasta básica de alimentos ha sufrido un alza sostenida de precio donde la harina, leche, carnes, huevos y legumbres han aumentado entre 4 y un 7 % su valor, causando en el corto plazo graves consecuencias en la salud de las personas.
Las personas más vulnerables han visto mermado sus ingresos y debido reorganizar sus gastos, priorizando servicios básicos, por sobre la calidad nutricional de la alimentación. Quizás hoy no vemos las consecuencias, pero debemos estar atentos y tener en la mira que el estado nutricional está íntimamente ligado a nuestra respuesta frente a enfermedades.
Las personas con malnutrición por exceso o déficit tienen 7 veces más riesgo de morir por COVID-19, en tanto, y quienes padecen síndrome metabólico 10 veces más riesgo; para todos ellos la recuperación de cuadros infecciosos respiratorios es mucho más larga.
Con estos datos es muy importante que podamos tomar acciones, no solo necesitamos asegurar la cadena de distribución, sino que debemos preocuparnos por la calidad nutricional de lo que estamos asegurando a nuestra población.
Directiva Nacional Colegio de Nutricionistas de Chile A.G
Javier Valdebenito javiera.valdebenito.g@gmail.com
Gatos porfiados
En nuestra niñez,cuando visitabamos los carruseles, juegos y entretenciones, lo primero que nos llamaba la atención,eran los peludos y sonrientes gatos porfiados.
Nos pasaban unas pelotas de goma para darles de lleno. Les cascamos con fuerza, por todos lados, pensando que no volverían a ponerse de pie, pero regresaban y se paraban como resortes, quedando indemnes, con ojos bien abiertos, como haciéndonos burlas.
La actitud y fortaleza de estos mininos de trapo me recuerda a un pequeño segmento de nuestra sociedad en tiempos de pandemia.
Es un grupo de personas que por muchas razones no se informan, no leen los diarios, no venT.V. o redes sociales y no saben de los aconteceres del planeta y en muchos casos hacen caso omiso de las normas para alejarse y no contagiarnos (a los adultos mayores) con el "bicharraco", como no respetar las distancias, uso de mascarillas, toque de queda, cuarentena.
Y siguen haciendo lo mismo, como si no estuviera pasando nada. Otros optimistas y alegres grupos se enclaustran, pero para realizar fiestas con bombos y platillos. A pesar de que a estos modernos felinos porfiados les están aplicando fuertes multas de tipo pecuniario, en algunos casos cárceles y los más suaves cuarentena, siguen con la desfachatez y el descaro. En pocas palabras,los testarudos y testarudas desafían al mundo mientras los números negativos aumentan y corremos contrarreloj.
Y el último dato estadístico: jóvenes de entre 15 y 34 años representan el 36% de los contagios.
Luis Sepulveda Navarro doncoyosepulveda@gmail.com