El domingo 25 de octubre se realizará el plebiscito nacional en el que la ciudadanía decidirá si quiere una nueva Constitución y a través de qué mecanismo. "Apruebo" o "Rechazo", serán las alternativas que deberán enfrentar también los miembros de la comunidad creativa que acudan a las urnas el domingo próximo.
¿Qué rol juegan las artes y las culturas en la actual Constitución y cuál es el escenario ideal?, es una de las preguntas que previo a los comicios, se busca responder desde el mundo de las artes escénicas, el audiovisual y la música.
Felipe Barrientos, músico, manager de la banda Combo Chabela y secretario nacional de Mamchi, la asociación gremial de manager de músicos de Chile; cree que deben haber cambios profundos en la forma en que se entiende la música dentro del quehacer general.
"Hay países que la consideran como un agente importante del desarrollo económico y educacional. Y eso no pasa en Chile. Deberíamos tener una Constitución que sea mucho más clara en ese sentido, que establezca una protección al sector, ya que ese sería el punto de partida para la valorización de todo lo que tiene que ver con lo que hacemos, desde componer, hasta grabar y producir eventos", dice.
Un caso al que Barrientos que cree que Chile podría apuntar, es al de Suiza. En ese país por ejemplo fue establecido el aprendizaje de música y canto como derecho constitucional.
"Muchas cosas parten desde ahí porque se está hablando de un derecho humano. Tener esa base tal vez aseguraría un trato distinto. Hay muchos países que admiramos, precisamente por el trato que le dan a las artes y las culturas, y a la música en particular. Incluso en muchos de ellos este sector es parte del producto interno bruto y eso nos lleva a pensar por qué acá tiene que ser diferente", apunta.
Reconocimiento
Rudy Matus, músico y gestor cultural, también apunta a que el reconocimiento debe ser explícito en una eventual nueva Constitución. Dice que uno de los problemas actuales, desde el punto de vista social y legislativo, es que toda actividad artística no es considerada trabajo.
"Es necesaria la distinción de conceptos 'arte' y ' cultura', aunque muchos los usan como sinónimos, lo que diluye las conversaciones y hace que se termine olvidando que los artistas somos trabajadores. Trabajar es un derecho, pero qué pasa con aquellos que lo ejercen en el arte. Es ahí donde hay una evidente desprotección", dice. Y agrega: "Tal vez el reconocimiento de la actividad como un ejercicio laboral no es pertinencia de un ministerio de las artes. Tal vez podría venir desde una Constitución. Lo cierto es que actualmente carecemos de una interlocución válida frente al gobierno, sabiendo además que las voluntades personales de las autoridades de turno siempre van a estar subyugadas a la autoridad establecida. Siento que la elección que se viene es una gran oportunidad de tal vez poder generar algún cambio, pero aún así siento que viene de la mano con algunas trampas".