El 12 de noviembre, la muerte de una joven en Providencia elevó a 89 la cantidad nacional de ciclistas fallecidos en accidentes de tránsito este año. En 2019 hubo 85. Una de las víctimas de 2020 es de Los Ríos; el año pasado, aquí fueron tres.

El caso de Santiago y la triste cifra total generaron protestas respecto de la poca seguridad que ofrecen las calles del país a quienes ocupan medios no motorizados para movilizarse; aunque desde noviembre de 2018 existe la Ley de Convivencia Vial,que apunta en esa dirección. Lamentablemente la solicitud de protección no ha sido fácil de atender. Según cifras del Ministerio de Transportes, las emergencias que han involucrado ciclistas han subido en 28%.

Por otro lado, también se ha multiplicado la cantidad de usuarios. En Valdivia, de acuerdo a datos de la municipalidad, algunas ciclovías subieron de 300 hasta mil viajes diarios en estos meses de pandemia. Así pasó en la de calle Pérez Rosales, una de las dos ciclo rutas a cargo consistorial (la otra es Errázuriz).

La idea del gobierno comunal es seguir estimulando esa opción de transporte en el largo plazo y lo hará en el marco de un Plan de Inversiones en Infraestructura de Movilidad y Espacio Público pensado hacia 2030 y que todos los municipios deben tener.

La ciudad podría llegar a 15,5 kilómetros de ciclovías, considerando también las que ejecutan el Ministerio de Obras Públicas (que ya ha intervenido cinco calles del área norte de la ciudad y anuncia otra en Niebla) y al Ministerio de Vivienda, con obras en 7 calles en Valdivia y otras cuatro en La Unión (Riquelme, Cayetano Letelier, Los Laureles, Boetcher).

Sin duda que las construcciones de vías son un primer paso clave. Y por ello el gobierno anunció el lunes más de $2 mil 500 millones para ellas a nivel nacional. Sin embargo, no bastan. Crearlas debe ir acompañado de consultas a usuarios para que los trazados y dimensiones sean adecuados; además de educación vial a conductores y peatones, para que no las usen de acera o de lugar de estacionamiento; menos aún que no se respeten sus señales.

Los accidentes ocurren por errores que se pudieron evitar, imprudencia y falta de respeto. Si eso no cambia, las obras por sí solas no bajarán las estadísticas.

Desde marzo del presente año, con el Covid-19 en nuestro país, y con el inicio de la emergencia sanitaria y las cuarentenas, -con sus respectivas limitaciones en nuestras rutinas habituales de interacción- se han visto alteraciones de nuestros roles, que antes desenvolvíamos de forma clara y que hoy se han vuelto más difusos, muchas veces superpuestos, generándonos dinámicas continuamente desafiantes.Ahora bien, los seres humanos emergemos contextualizados en interacción con otros, y en ello tenemos distintas demandas de cumplimiento; entendiendo de esta forma que todos podemos ser hermanos, hijos, pareja, trabajadores, padres y que cada uno de estos roles tendrá exigencias diferentes.

El escenario descrito -anteriormente- nos deja en una posición compleja, en donde los requerimientos simultáneos pueden exceder los tiempos en que estábamos acostumbrados a resolverlos, y a estar operativos; eventualmente, esto es sólo una parte del problema. La emergencia sanitaria ha implicado riesgos, temores, angustias en relación a la propia seguridad y la de nuestro entorno que sin lugar a dudas genera respuestas desde lo afectivo, físico, cognitivo e inclusive lo relacional. Ante tal realidad, sin duda la Salud Mental de la población ha sufrido alteraciones que a largo plazo serán, progresivamente, más y más notorias. Por lo mismo, se vuelve primordial saber cuándo consultar con un especialista que lo asista en estos momentos difíciles, siendo el Psicólogo el profesional idóneo para orientarlo, en cuanto a la co-construcción de soluciones desde sus recursos o bien para acompañarlo en transitar, desde un espacio de contención.

La Clínica Psicológica de la U. San Sebastián inserta en el Centro de Salud de la misma casa de estudios, a propósito de lo referido, pone a disposición de la población adulta la posibilidad de recibir atención psicológica individual, mediante intervenciones a través de videollamada, de carácter gratuita, las que son realizadas por internos de Psicología de último año, supervisados por psicólogos, con formación especializada en el área clínica. Atenciones a distancia que han sido reconocidas por Fonasa como una forma válida de intervención, mientras nos encontremos en emergencia sanitaria, lo cual sin duda se ha transformado en una opción segura, tanto para pacientes como para quienes cumplen el rol de terapeutas.

Jaime Andrés Luengo Henríquez

Coordinador Clínica Psicológica de la U. San Sebastián sede Valdivia