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Artistas locales ponen en viñetas uno de los filmes del cineasta Ernesto Díaz

SECUELA. Para enero está anunciado el lanzamiento del cómic "Tráiganme la cabeza de la mujer metralleta".
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Daniel Navarrete Alvear

Todo comenzó en 2018. Ese año el realizador Ernesto Díaz dirigió el spot oficial del Festival Internacional de Cine de Valdivia. Lo hizo en locaciones de la ciudad y con la participación de distintos miembros de la comunidad local en diversos roles. Fabrizzio Spada y Francisco K. fueron parte de la experiencia.

Aquel encuentro con el cineasta nacional los motivó a repasar su filmografía y a proponerle una idea: hacer un cómic de una de sus películas. Díaz ya era popular por su fructífera alianza con Marko Zaror en las aplaudidas "Kiltro" (2006), "Mirageman" (2007) y "Mandrill" (2009); aprobó el proyecto y sugirió que fuera sobre "Tráiganme la cabeza de la mujer metralleta" (2012).

Luego de un par de reuniones, se puso en marcha la maquinaria creativa para llevar al lenguaje de las viñetas la continuación de aquella historia sobre un ingenuo DJ que se ve obligado a cazar a una peligrosa asesina y escapar de un mafioso argentino.

Los artistas

El nuevo cómic es parte del catálogo de MEWO Studio. Spada (creador de "Helio"), escribió el guión y Francisco K. (director general de la editorial) hizo las ilustraciones, teniendo siempre a Ernesto Díaz como apoyo y comlemento a la propuesta.

"Algo fundamental fue que nos dijera que nuestra idea se acerca bastante a lo que él hubiera hecho en caso de haber filmado la secuela de la película. Finalmente nos basamos en el relato base y nos metimos un poco en el universo creado por Ernesto Díaz considerando guiños a personajes que no necesariamente son de esa película", explica Spada.

Junto con la autorización para usar los personajes, el trato consideró hacer tres publicaciones. A principios del próximo año será el lanzamiento de la primera, en formato digital por Amazon kindle.

"Nuestra propuesta visual va de la mano con el humor negro de la película, por eso uno de los sellos es precisamente las expresiones exageradas y mucha acción absurda. Tuvimos mucha libertad para ser ridículos y para trabajar con lo que plantea la película con esos personajes que remiten a un submundo criminal criollo", dice Francisco K.

Y agrega: "Con Fabrizzio somos cinéfilos, entonces este proyecto es ideal y nos gusta mucho porque nos permite aportar al imaginario del cine chileno desde otro lenguaje. Sin duda que es un experiencia impagable y eso es independiente de si el cómic se vuelva más popular que la película. Solamente el hecho de poder acercanos un poco a ella, nos genera una tremenda satisfacción".

Como escritor, guionista e ilustrador, Fabrizzio Spada tiene a su haber "Guerra de las galaxias. Guía del aprendiz", "Helio", "No poder dormir", "La historia del arte que no te contaron" y "Nahual". Francisco K. es el responsable de MEWO Studio y entre los proyectos más recientes se cuentan la versión en cómic del juego de cartas "Elegías". La propuesta, junto con "Tráiganme la cabeza de la mujer metralleta", fueron presentadas en el Festival Internacional de Cómic de Santiago.

La dupla creativa

Periodista

La carta magna

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"Chile Constitucional" (FCE Chile, 2020) del historiador Juan Luis Ossa, presenta una contextualización de los que el autor considera los cuatro grandes procesos constituyentes de la historia nacional: los de 1828, 1833, 1925 y 1980.

El libro plantea la tesis de que las Constituciones de 1828, 1833 y 1925 se caracterizan por un mecanismo de prolongación. Las de 1833 y 1925 serían en realidad "reformas" explícitas de sus antecesoras, como se rescata desde los propios textos oficiales.

El "proceso constituyente" que derivó en la Constitución de 1828 instaló los pilares del edificio republicano chileno, dado que resolvió el dilema sobre la delimitación del poder y la relevancia de la igualdad ante la ley. Luego, la de 1833 siguió un tono continuista, que el propio Andrés Bello defendería como una "reforma", en la noción de reparación o enmienda.

Un punto que se destaca es que ninguna de ellas menciona la palabra "democracia" para definir el régimen político, aludiendo solo al concepto de "popular representativo". Esto cambia en 1925, con una Carta que profundiza la democracia y declara que el gobierno de Chile era "republicano y democrático representativo". Nacida bajo la "crisis del centenario", esta Constitución recoge demandas sociales y asume la necesidad de cambios a la luz del agotamiento del régimen de 1833. Así, abre el que sería el mayor proceso de "construcción de estatalidad" en Chile, un periodo denominado recientemente por los historiadores como "Estado de compromiso".

En cuanto a la del '80, Ossa indica que se trató de una revolución constitucional que cortó un largo reformismo gradualista. Si bien uno de los argumentos del Golpe de Estado fue que Allende se había puesto al margen de la Constitución, la lealtad de la Junta Militar a dicha Carta fue efímera. Pinochet y su círculo dieron por muerta la Constitución de 1925 y prepararon un nuevo texto que escogió el modelo de la hoja en blanco. Ossa apunta aquí a la paradoja de que un régimen políticamente conservador desechara la historia constitucional iniciada en 1828.

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