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Jesús sana

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y levanta

Los primeros discípulos que Jesús ha llamado al inicio de su ministerio lo llevan a casa de Pedro, donde se encuentra la suegra de éste, enferma (Mc 1,29-39). Jesús se acerca, la toma de la mano y la levanta, ella queda sana de su fiebre y comienza a servirles.

Un texto simple, doméstico, aparentemente sin mucha trascendencia.

Sin embargo en él, podemos entrever la dinámica de Jesús, quien se acerca, levanta y sana, para conducirla al servicio y de alguna manera colocarla en sintonía con la misión de servicio a la que está convocando.

Al atardecer de ese día, a las puertas de la casa de Pedro, Jesús curó a muchos enfermos y expulsó a muchos demonios. Estos últimos conocen a Jesús, por lo que él no los dejaba hablar.

Lo que Jesús había hecho en el seno de la familia de Pedro: sanar, levantar y servir, ahora desde la puerta de la Casa de Pedro, lo hace para toda el pueblo de Cafarnaúm, es la proyección de la comunidad eclesial al servicio del mundo: la casa de Pedro es la Iglesia, que sanada por Jesús, con Él sale a predicar y a sanar.

El amanecer del día después de esta doble misión de Jesús: al interno de la casa de Pedro y desde la casa de Pedro, marca el punto central del evangelio de este domingo: Jesús se levanta de madrugada (cuando todavía estaba oscuro), salió y fue a un lugar solitario para hacer oración.

La oración para Jesús no es un momento de relajación o de un encontrarse con él mismo.

En la oración, Jesús entra en comunión profunda con su Padre Dios. Los discípulos, encabezados por Pedro, lo buscan para que vuelva al Pueblo y a la Casa.

Pero el Maestro les dice: "Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido". Los vuelve a llamar a la Misión, desde la oración e ir más allá de sus casas, de su pueblo.

Luis Ricardo Daniel Obando Arias: Un hombre esforzado y soñador

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Luis Ricardo Daniel Obando Aros nació en Valdivia -en el sector de Las Ánimas- el 27 de enero de 1960 y dejó de existir a los 60 años de edad en Valdivia, el domingo 20 de diciembre de 2020. Sus padres fueron Pablo Obando Cerón y María Guillermina Aros Hernández, quienes tuvieron cinco hijos, el mayor de los cuales fue Luis Ricardo. Realizós sus estudios de enseñanza básica en la Escuela N° 24 de Las Ánimas y luego en la escuela N° 1, para continuar con su enseñanza media en el Instituto Comercial de Valdivia, donde se tituló de contador. Luis Ricardo Daniel Obando Aros contrajo nupcias el 8 de julio de 1983 con Alicia Aguayo Vargas en Valdivia y de dicha unión nacieron dos hijos: Lorena y Sebastián, quien es papá de Isidora y Brunito. La infancia y juventud de Ricardo, como le gustaba que lo llamaran, se desarrolló en el pasaje Santo Domingo y en los inicios de la población Teodoro Segovia, en Las Ánimas. Comenzó a trabajar de muy joven, tuvo sus inicios en la feria y luego se desempeñó en su profesión de contador en el Hospital y Sanatorio Santa Elisa, en San José de la Mariquina. Después se dedicó a trabajar independiente en el rubro forestal, de construcción y transporte. Fue un hombre siempre esforzado, empeñoso, ingenioso, soñador y trabajador. De origen humilde, siempre luchaba por el crecer en base al trabajo y esfuerzo del día a día, muchas veces sin poder descansar. Sin embargo, anhelaba el crecimiento y el bienestar para su familia. Le encantaba compartir los fines de semanasy/o festividades junto a sus seres queridos y que siempre hubiese abundancia en la mesa. Hoy, su cuerpo descansa para siempre en el Cementerio Parque Los Laureles de Valdivia. A un mes de su partida, la familia Obando-Aguayo agradece "las atenciones y apoyo, por parte de los profesionales de la salud; como son el equipo de Cesfam Las Ánimas Valdivia, Nephrocare-Diálisis Valdivia y también la unidad de ambulancia de apoyo del Hospital Base Valdivia".

20 de diciembre de 2020 falleció Luis Ricardo Daniel Obando Arias, quien habría estado de cumpleaños el pasado 27 de enero. Era contador titulado del Instituto Comercial.

Raúl Muñoz Nahuelpán: Adiós a un constructor de ribera

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Fue el protagonista de una vida ligada al mar y sus alrededores, pescador durante sus años de niñez y constructor de embarcaciones de ribera durante gran parte de sus 73 años de existencia. Raúl Muñoz Nahuelpán se marchó de este mundo el 29 de enero de 2021. Don Raúl nació el 27 de mayo de 1947 en Mehuín y fue hijo de Romualdo Muñoz y María Nahuelpán. Don Romualdo llegó como vendedor de animales y plantó raíces en Misissippi. Desde temprana edad y como era la costumbre de la época especialmente en los sectores rurales, el niño Raúl ingresó al mundo del trabajo junto a su padre en labores de pesca, pero pronto continuó en el oficio que lo marcó para siempre y que heredó de su progenitor: constructor de embarcaciones de ribera. Inicialmente, la familia vivió en la caleta de Misissippi, pero luego del maremoto de 1960, se trasladó a Mehuín. Formó su familia con Rosa Quilapán y fueron padres de cinco hijos: Raúl, Verónica, Mónica, María y Eugenia (QEPD), con una descendencia prolongada a través de ocho nietos y una bisnieta. Hoy, luego de su partida, sus descendientes recuerdan a Raúl Muñoz Nahuelpán como uno de los últimos constructores de ribera y fabricante de más de un centenar de botes y embarcaciones pesqueras que partieron a reforzar el trabajo de hombres de mar desde Antofagasta a Quellón. Hace poco más de 10 años y debido a una serie de enfermedades dejó de construir, pero volcó su esfuerzo, talento y conocimientos hacia la carpintería. "Era una persona especial, el pilar de la familia, un patriarca que mantenía unida a su gente y que nos reunía para las fiestas de Año Nuevo, cumpleaños, etc. Siempre propició la unidad de la familia, tenía un humor muy especial. Nunca decayó, fue una buena persona con sus amigos y vecinos, además de ayudar a las familias", recuerda su nieta Ivania a nombre de toda la familia. El adiós a uno de los últimos constructores de embarcaciones de ribera que quedaba en el país se produjo el 29 de enero de 2021, cuando se apagó la llama que encendía su existencia. Ahora, su cuerpo descansa en el cementerio rural de Piutril, cerca de Mehuín.

29 de enero de 2021 dejó de existir Raúl Muñoz Nahuelpán, un hombre que se hizo conocido y respetado como constructor de embarcaciones de ribera.