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La compasión de Jesús

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En el evangelio del domingo anterior, Jesús llama y envía a los doce apóstoles para invitar a la gente a la conversión y los envía con el poder del Espíritu Santo. En el texto de este domingo (Mc 6,30-34) ellos regresan y cuentan al Señor lo que habían hecho y enseñado. Regresaban cansados, porque era mucha la demanda de la gente y no habían tenido tiempo ni para comer. Jesús los invita entonces a ir a un lugar apartado, para poder descansar un poco. Se compadece del cansancio de los suyos y quiere tener tiempo y espacio para compartir con ellos su experiencia misionera.

Sin embargo, la multitud se da cuenta que han partido hacia otro lugar y deciden ir donde ellos van, incluso llegando con anticipación al lugar donde se dirigían. Podemos imaginar que los cansados discípulos que esperaban descansar un poco al ver a esta gente, quedaron abrumados y pensando: ¿Qué hará Jesús?.

El texto de Marcos lo expresa así: "Al desembarcar, Jesús vio una gran multitud y se compadeció de ella, porque estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles durante un largo tiempo". Jesús sabe del cansancio de sus apóstoles, pero su corazón compasivo se abre también a las necesidades de la multitud que lo reclama. ¡Cuanta necesidad de la compasión de Jesús, necesita nuestro mundo! Jesús sabe que sus discípulos no han tenido tiempo para comer y que deben saciar su hambre, pero también sabe que la multitud tiene necesidad del Pan y de la Palabra. El texto que sigue al que se lee este domingo será precisamente la multiplicación de los panes, con el mandato a sus apóstoles: "Denles ustedes de comer".

Nuestro mundo de hoy también pasa por muchas necesidades y sabemos que Cristo es quien sacia la sed y el hambre más profundas del ser humano. "Cristo es nuestra paz" nos dirá San Pablo en la segunda lectura de hoy (Efesios 2, 13-18): "Él nos reconcilia con Dios mediante la cruz, ya que vino a anunciar la paz a quienes estaban lejos y también a los que estaban cerca, porque por medio de Él, unos y otros podemos acercarnos al Padre en un mismo Espíritu".

Marta Candelaria Silva Triviños: Profesora normalista y madre ejemplar

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El 15 de julio se cumplió un año de la partida de la profesora normalista Marta Candelaria Silva Triviños. "Ha pasado un año desde su partida, pero una persona muere cuando se deja de recordar", señala su familia. Marta Candelaria Silva Triviños nació el 6 de marzo de 1933 y fue la quinta de diez hermanos, todos profesores normalistas. Se formó como educadora en la Escuela Normal de Ancud, e inició su labor docente en Los Lagos, donde conoció al amor de su vida: Luis Ojeda Saldivia, con quien contrajo matrimonio el 17 de julio de 1959 y como fruto de ese amor llegaron cuatro hijos: Manuel, quien falleció a los ocho meses de vida; Rosita Isabel, Elke Cecilia y Luis Alfredo. A la descendencia se sumaron sus nietos Guillermo, Rodrigo, Claudia, Andrea y Leyla; y sus bisnietos Florencia y Alfonso. El deceso de su esposo luego de 10 años de matrimonio, la obligó a ser padre y madre de sus tres hijos. En el ámbito comunitario, recuerda su familia, "tuvo gran vocación de servicio al ayudar a los más necesitados. Fue la precursora de la creación del Club de Adulto Mayor de la Escuela Carlos Brándago, posteriormente rebautizado como Club de Adultos Mayor Martita, en honor a su labor de servicio social. Una vez jubilada siguió con esta hermosa labor, apoyada por todos nosotros en especial su querida Juanita y su adorada hija Elke Cecilia, que amenizaba las reuniones con cánticos acompañados en guitarra. Especial reconocimiento a las damas rotarias del Club Calle-Calle presididas por Sibylle Klapp y a don Guillermo Barrientos, que trasladaba a los abuelitos en su taxi a los lugares de reunión". Agregan: "Hace 13 años empezaste a librar batalla tras batalla y lograste reponerte de todas ellas. Sin embargo, en julio de 2020 fue tu última guerra y ya tus fuerzas y deseos de vivir no fueron suficientes. Tus enfermedades te fueron disminuyendo lentamente, pero aun así mantuviste energía para ayudarnos a todos y estar pendientes hasta en tus últimos momentos de tus abuelitas. Te has ido, pero en nuestro corazón y memoria conservaremos todas las lindas vivencias y momentos que a tu lado compartimos. Fuiste nuestro pilar fundamental, viviste y ahora vivirás en nosotros".

1 año de la partida de Marta Candelaria Silva Triviños se cumplió el pasado 15 de julio. Su familia la recuerda como un pilar fundamental que permanece en la memoria.

María Inés Contreras Espinoza: El recuerdo de la "Reina de las flores"

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En el puesto N° 6 y en toda la Pérgola de las Flores valdiviana se mantiene vivo el recuerdo de María Inés Contreras Espinoza, quien emprendió el viaje hacia el Más Allá el 17 de julio del año pasado, luego de una vida entera dedicada al comercio de las flores. María Inés Contreras Espinoza nació en Valdivia el 5 de septiembre de 1943, fue hija de Celindo Contreras y Ludelia Espinoza Beroíza; y hermana de Violeta, Gabriela, Rosa, Héctor, Mara, Gabriela, Arsodindo y Ludelia del Carmen. Luego de estudiar hasta cuarto año de educación primaria en la Escuela El Laurel de Valdivia, María Inés comenzó a ayudar a su madre en un puesto de venta de flores afuera del Cementerio Municipal de Valdivia, donde el trabajo al aire libre fue forjando su carácter de mujer luchadora y siempre proyectada hacia el futuro. Posteriormente, con la instalación de la que es la actual pérgola de las flores de Avenida Picarte, su madre se instaló en el puesto N° 6, donde desde la década de los años '80, María Inés se hizo cargo del local. Fue madre de dos hijos: Patricio y Mónica, quienes para su felicidad le entregaron cuatro nietos: Daniel, Alexis, Constanza y Bastián, junto a dos bisnietos: Benjamín y Florencia. En su local comercial, María Inés Contreras Espinoza luchó cada día para fortalecer su familia. Su hija Mónica la recuerda así: "Era una mujer sumamente alegre, sabia, consejera y amiga. Luchó para sacar adelante a sus hijos, que no les falte nada, siempre buscó el sustento familiar. Fue lavandera cuando el trabajo estaba malo, una mujer luchadora, que nunca se dio por vencida y que tuvo la virtud de superar los obstáculos que le puso la vida. Nos dejó esa gran enseñanza para todos". María Inés Contreras Espinoza dejó de existir el 17 de julio de 2020 y -gracias a una gestión del entonces alcalde Omar Sabat, que la familia agradece- su cuerpo descansa en el Cementerio Municipal N° 1, frente a la pérgola que fue testigo de su esfuerzo y donde su hija Mónica continúa con la tradición familiar, en homenaje a también se hiciera conocida por clientes y locatarios como la "Reina de las flores".

17 de julio de 2020 falleció María Inés Contreras Espinoza, a los 76 años de edad. Dedicó su vida completa al comercio de las flores, al lado y frente al Cementerio Municipal N°1.