El primer mes de la Convención
Aunque marcada por la polémica, la acción de los constituyentes avanza. Representantes de Los Ríos han hecho buena evaluación. Muchos coinciden en que este proceso muestra la realidad diversa de Chile. Ahí radicaría su legitimidad; pero también el desafío que lograr acuerdos por el bien común.
Un mes intenso cumplió la Convención Constitucional. Desde el 4 de julio pasado se ha visto en el centro de las agendas noticiosas por sus polémica y los protagonismos de sus integrantes; pero también por un trabajo -no fácil- para lograr organización interna e instalar mecanismos de operación fiables para redactar la nueva Constitución, en un plazo máximo de un año.
El camino se recorre lentamente, pero parece ir definiéndose hacia una estructura eficiente. Pruebas de ello están en las tareas cumplidas, revisadas públicamente este 4 de agosto: definición de la mesa directiva, creación de siete vicepresidencias y la articulación de ocho comisiones temáticas.
Entre los 155 convencionales incorporados en este proceso, se encuentran cinco representantes de Los Ríos, quienes han participado en estas semanas de manera propositiva y acertada. Sin sumarse a grandes controversias, ni buscar notoriedad vacía, han mostrado espíritu republicano, compromiso con el respeto a las personas, coincidencia con sus respectivos discursos, preocupación por el grupo humano de la Convención y ánimo constructivo.
Además, ya asumieron tareas. Pedro Muñoz es titular en una de las vicepresidencias e integra la comisión de Derechos Humanos; Ramona Reyes es suplente en la misma vicepresidencia de Muñoz y se suma a la comisión de Reglamento; Victorino Antilef se incorpora a la comisión de Comunicaciones; mientras que Felipe Mena y Aurora Delgado forman parte de la comisión de participación popular y equidad territorial.
En todas esas instancias, sin duda, llevarán la voz local como un aporte a la discusión diversa que este proyecto-país requiere; el cual, como coinciden varios analistas, es un poco el "reflejo de Chile" porque en él convergen personas de diferentes lugares y culturas, profesiones, edades, género, ideas políticas, historias y experiencias de vida.
Esa característica le da legitimidad, pero también la desafía a lograr acuerdos con horizonte en el bien común y con transparencia; sin olvidar jamás que la ciudadanía ha hecho un voto de confianza en la democracia y en las personas elegidas. En tal contexto, sin duda, los constituyentes regionales ya han demostrado que pueden hacer grandes contribuciones.