Una hermosa fiesta comunitaria activó en La Unión el Álbum Bicentenario, iniciativa del Centro Cultural (CCLU) para sumarse a la conmemoración de los 200 años de la ciudad.

Mil ejemplares repartieron en distintos puntos de la comuna y, a quienes los recibieron, se les entregó un sobre con 75 imágenes antiguas de la sociedad, familias, paisaje, personajes entorno urbano y otros tesoros sacados todos del gran archivo fotográfico que el CCLU preserva.

La invitación para los vecinos fue que completaran el cuadernillo, pegando las láminas según un relato que las páginas van entregando; pero también que las intercambien con otros, pues nadie tiene todas las piezas, hay muchas repetidas y no se pueden comprar. Para facilitar esa comunicación los mismos organizadores crearon un grupo de whatsapp, que rápidamente sobrepasó los 200 integrantes de diferentes edades y experiencias. Resultado: vínculos nuevos en torno a recuerdos compartidos.

Poco más de dos semanas lleva el proceso y es un modelo positivo, simple, de cómo acercar el patrimonio local para entusiasmar y reforzar la identidad, creando lazos entre gentes que habitan un mismo territorio; algo que el CCLU realiza desde sus inicios y que merece reconocimiento.

Hay otras iniciativas similares en el país. Por ejemplo, "Los cuadernos de la historia" fue impulsada por el obispado de Ancud (1983-1986) para que residentes de las diferentes localidades del archipiélago de Chiloé escribieran los antecedentes de su comunidad y dejaran su propio registro sobre costumbres, formas de trabajo, juegos y fiestas. La idea de la obra era que los mayores hicieran el relato para los más jóvenes y hay libros sobre el tema.

También está la propuesta es la de Memorias del Siglo XX, llevada adelante por el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (la ex Dibam), a través de la cual se reúnen fotografías en un archivo público. Su lema es "Recordar historias, construir nuestra memoria" y se puede ver en https://www.memoriasdelsigloxx.cl

La característica común entre estas propuestas es valorar la vida cotidiana como fuente de historia. Pero, además, el Álbum Bicentenario de La Unión tiene algo único: lo hace de una manera entretenida y atrae con alegría. Eso deja huellas lindas.

Por fin, pareciera que la preocupación por los efectos del Cambio Climático comienza a hacer eco en parte creciente de nuestra comunidad nacional; cuestión que algunos venimos machacando e insistiendo en cada escenario donde nos haya correspondido decirlo sin que se aprecie una respuesta de las autoridades competentes.

Desde la Comisión de Agricultura y desde la presidencia de la Cámara he insistido en la fragilidad de nuestra capacidad productiva y matriz económica si es que la falta de agua sobrepasa los ciclos tradicionales y comience a hacerse crítica. El cambio climático está corriendo bruscamente la Frontera Agrícola de Chile, y esto pone presión a zonas que claramente no están preparadas para asumir la producción de alimentos básicos que requerirá todo el país ante los desastres provocados por inundaciones y sequías en países productores de granos y legumbres, de los cuales nuestro país ha venido sistemáticamente favoreciendo la importación de comida a cuenta de la desaparición progresiva de nuestra capacidad productiva. Debo decir que ninguno de los últimos cinco o seis gobiernos han tomado en serio el riesgo que significa para la Seguridad Alimentaria el hecho de dejar al mercado internacional el abastecimiento alimenticio nacional, sustituyendo acelerada y progresivamente la propia producción del sur de Chile. Así, el manoseado slogan de "Chile, Potencia Alimentaria" no es más que la potencialidad subsumida en la incapacidad y el discurso de las autoridades económicas y agrícolas de los gobiernos de turno .

Chile es uno de los 10 países más susceptibles a los efectos del cambio climático y está comenzando a mostrar la falta de previsión que asegure el almacenamiento y distribución del agua, tanto para consumo humano como para salvar la producción nacional, principalmente de alimentos básicos que hasta un par de décadas los cultivábamos en cantidad casi suficiente para autoabastecernos. Hoy nuestra realidad productiva es diametralmente opuesta…¡Han dejado caer la capacidad productiva nacional y la han reemplazado por importaciones! Lo que se avecina es preocupante, el fenómeno de La Niña provoca dificultades que pueden generar desabastecimiento de alimentos. Es hora que el Ministerio de Agricultura y el Gobierno tomen las riendas y asuman que hay un muy complicado escenario que nos afecta a todos ¡el hambre es cosa muy seria!

Iván Flores García Diputado de la República