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Los monstruos de Tomás Harris

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Creo que nunca he pasado un verano sin revisitar este clásico. Sin encontrar en él una nueva línea -o propuestas- de lectura que surgen del mismo libro o la época en que se lea. Hay que leer la edición completa, con los dos prólogos, el de Percy Shelley y el de la misma Mary Shelley, que narra la génesis y ejecución de su "cuento" como ella lo llamaba: mito moderno, tragedia familiar, consecuencias del pecado de la hybris, melodrama gótico, alegato político, feminismo, mixturas y costurones textuales, como las del mismo cuerpo de la criatura, reflexión sobre el origen de la naturaleza humana, la rebelión, el amor imposible, el ser sin el "otro", el suicidio y lo sublime en múltiples expresiones. Esta edición además tiene un prólogo de Alberto Manguel, "La novia de Frankenstein" que le da un cariz contemporáneo a toda la lectura o relectura, al relacionar el texto con sus versiones cinematográficas -sobre todo las de James Whale- la ciencia ficción y el arte vanguardista del siglo XX.


"Frankenstein o el moderno Prometeo"

Mary Shelley Penguin. 336 páginas $ 9 mil

Desde la Biblioteca Nacional escribe el poeta Tomás Harris sus invitaciones a leer. Este año se reeditó "Cipango" (Tres Puntos), su propio clásico de la poesía chilena.

A partir de la consigna pintada en los muros de Santiago, durante el "estallido social", que da título al libro, la escritora y psicoanalista Constanza Michelson, reflexiona y narra sobre lo que nos sucedió en los últimos años. Incluida -como decía- revuelta social y pandemia, lo que ella percibe como un cambio de época y paradigma para vivir nuestras vidas en sociedad. El subtítulo da cuenta de lo que se propone en el libro: leer estos tiempos desde el "deseo" (de vivir) como factor movilizador. Una mirada transversal que navega por asuntos como el feminismo, la crisis del neoliberalismo, las migraciones, el consumo, la llamada posverdad, la inteligencia artificial, las redes sociales, etcétera. Lo que más me interesó del libro es que lo hace, basándose también en su experiencia clínica, desde las subjetividades, y no sobre análisis abstractos.


"Hasta que valga la pena vivir. El deseo perdido y el capitalismo del yo".

Constanza Michelson. Paidós. 234 páginas. $13.900

Hacía décadas que un autor latinoamericano no lo había intentado volver a hacer, quizá desde el clásico y entrañable "Las venas abiertas de Latinoamérica" del uruguayo Eduardo Galeano, con el cual de alguna manera este volumen dialoga y polemiza: "Ñamérica" del argentino Martín Caparrós, intenta contar y comprender la identidad hispanoamericana como un todo con sus diferencias. "Ñamérica" (la Ñ marca la diferencia con todas las otras lenguas del mundo) es, en el estilo de "El hambre", una mixtura de crónica y ensayo: una crónica que a la vez de contar ensaya y ensayos que son relatos que el mismo Caparrós recogió cuando decidió recorrer el continente para verlo, leerlo, vivirlo y comprenderlo. Un deambular por las ciudades más importantes de la región se entremezclan con miradas en las que se exhiben y tratan problemas acuciantes tanto de la contingencia como de lo permanente del continente. Para comprendernos, indagar en nuestro ser de una manera ágil y profunda a la vez, en momentos cruciales no sólo para nosotros sino para el Mundo. Una lectura hoy indispensable.


"Ñamérica"

Martín Caparrós. Random House. 674 páginas.

$20 mil

Los faros y la época de Alejandra Costamagna

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"De la quietud extrema al delirio veloz de la época" presenta sus recomendaciones la narradora Alejandra Costamagna, finalista del Premio Herralde 2018 con su novela "El sistema del tacto" (Anagrama). Este año se reeditaron (y ampliaron) sus compilaciones "Imposible salir de la tierra" (Laurel, cuentos) y "Cruce de peatones" (UDP, entrevistas, crónicas, columnas y perfiles).

"¿Cuál será el último barco en llegar a puerto gracias a la luz de un faro?, ¿quién será el último farero del mundo? ¿O será que la relación de los seres humanos con el mar es tan primordial que siempre alguien encenderá (…) una luz por si los náufragos o por si los pescadores?". Esas son algunas de las preguntas que formula la narradora y que quedan resonando al leer este conjunto de ensayos de múltiples entradas. Se trata de un libro que, con la excusa de los faros y su presencia fantasmagórica, permite desviarnos también hacia temas como la pasión del coleccionista; los silencios necesarios y los imposibles; el agua y su poderosa atracción; el impulso de visitar siglos pasados, que en el camino se vuelve ancla misteriosa con el presente, o cierta nostalgia que palpita al observar estas figuras en vías de extinción que son los faros. Y de fondo una serie de estampas o postales que circulan libremente y van apartándose de la estricta rigurosidad del dato fidedigno para ensayar un terreno nutrido por la especulación, la imaginación y una cadena de lecturas en diálogo. Porque la narradora de estas páginas es, ante todo, lectora. Importan en este bellísimo libro de Jazmina Barrera las lecturas en vínculo, las historias y los desvíos que provoca el trayecto hacia un faro. El deseo de llegar a destino, más que el destino en sí mismo. Estos proyectores de luz aparecen como un pretexto para hablar un idioma que inicialmente fue el del fuego y cuyo mensaje habría sido, en primera instancia, "aquí hay humanos".


"Cuaderno de faros"

Jazmina Barrera. Montacerdos. 126 páginas. $12.900

Hay en este libro una anciana fibrosa, un costurero chino, una joven andrógina y un perro irlandés en torno a un cadáver fresco, en una habitación de grandes dimensiones. Parecen esperar a que ocurra algo, pero el tiempo y el espacio flotan en una dimensión paralela y no pasa nada. O nada extraordinario. Hay una novela policial subvertida, que huye de la tiranía de la razón. Hay una resistencia a descifrar los enigmas, a ordenar el caos, a encajar las piezas, a transparentar, a acelerar y a dar por zanjado el relato. ¿Hay relato? Hay, de hecho, una resistencia a la trama. Hay la incerteza del narrador y de quien habita el espacio, de quien domina las palabras. Hay una puerta cerrada. Hay la posibilidad de leer estas 117 páginas, que son un solo gran párrafo, como una suerte de naturaleza muerta y de fijar la atención en los pormenores de la escenografía, en las descripciones minuciosas, en los primerísimos primeros planos del cuadro, en las historias paralelas que se alojan en los detalles. Hay fragmentos como puñaladas: "Tan pronto uno suelta los andamiajes de la familiaridad y deja de imponer los mapas de la memoria, el cosmos desconocido se revela a los ojos como si se corriera un velo". Hay un vuelco emocional hacia un yo, que sacude sin alarde en este tiempo suspendido. Hay el fulgor de una niña "tan chiquita ella tan chiquita". Hay imágenes residuales en la retina. Hay lo inaprensible en una novela narcótica, contemplativa, escurridiza y, por lo mismo, tan vertiginosa como extraordinaria.


"Ciencias ocultas"

Mike Wilson. Fiordo. 128 páginas. $13 mil.

Pocas novelas toman el pulso tan certeramente al presente, lo interrogan, lo critican y lo tensionan de la forma en que lo hace María Sonia Cristoff en "Mal de época". La novela como síntoma de una época, ha dicho ella. Y aunque el libro remita, en una de sus ramas, a un caso clínico del siglo XIX (el del caminante sin control que fue Albert Dadas), las resonancias al mundo hiperconectado, hipercontrolado e hiperparanoico de hoy son sustanciales. Y así lo vemos en su despliegue máximo en la otra gran rama del libro: la de FG, un hombre de este siglo, nacido en Argentina, cuya mente está intervenida por una guerra que vivió o inventó o se le incrustó al otro lado del mapa, en Siria. Tal como lo ha hecho en otras de sus obras, Cristoff vuelve a tensionar acá los límites de la novela y a desdibujar las fronteras entre la imaginación y la realidad. Ya lo decía en el prólogo de su libro "Falsa calma" al hablar de la primera persona: "Cuanto más cerca de lo autobiográfico uno se coloca -hablo de lo autobiográfico en tanto construcción, no confesión- más posibilidades de alejarse tiene". Y luego: "No entiendo por ese yo la entrada al confesionario, sino una figura propagadora de lecturas, y de los sentidos que vienen con esas lecturas". Eso es lo que ejecuta, justamente, en los segmentos en primera persona en "Mal de época". Lejos de ficcionalizar un caso real, lo que hace es moverse entre dos registros que van de los documentos de archivo y el diario de viaje hasta el relato imaginario y a ratos delirante. Y en ese trayecto va propagando múltiples y exquisitos sentidos de lecturas.


"Mal de época"

María Sonia Cristoff.

Laurel.

217 páginas.

$10 mil.